¿VIVIMOS AL SERVICIO DE LA FE EN EL DIOS DE JESÚS Y PROMOCIÓN DE LA JUSTICIA?
Este año 2016
tenemos la gracia y desafío de estar conmemorando los 464 años de la pascua de
San Francisco Javier.
Él fue
expresión especial del carisma ignaciano y su misión de llevar el Evangelio a
todas las personas y rincones de la Tierra.
Constatamos
que esa vida y fervor de Javier encuentran en el hoy latinoamericano especial
encarnación en los jesuitas que llevan en las parroquias populares el Evangelio
a esas multitudes empobrecidas de nuestros pueblos, QUE EN OCASIONES PARECEN OVEJAS SIN PASTOR.
Por ello,
asumimos con renovada alegría y fervor el carácter misionero de nuestro carisma
en el servicio a esas cerca de 7 millones de personas, la mayoría pobres, que
viven en las “parroquias jesuitas”.
LA COMPAÑÍA DE JESÚS HA QUERIDO EXPLÍCITAMENTE ASUMIR E IMPULSAR LA
EVANGÉLICA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES.
Si somos
coherentes, esta opción debe afectar nuestro estilo de vida.
Esta opción
conlleva una actitud de sólida y generosa solidaridad con ellos, la cual
atraviesa a todas nuestras personas y obras apostólicas.
Pero se
debilita y carece de credibilidad, si un suficiente porcentaje de jesuitas no
viven la inserción y servicio directo con los pobres.
Dados los
niveles de pobreza en América Latina, este porcentaje no debe ser menor a una
tercera parte del cuerpo apostólico activo de cada Provincia, y sus segmentos
de edades.
En las
actuales circunstancias sociales y eclesiales, EL SERVIR Y VIVIR CON LOS POBRES Y EXCLUIDOS se realiza, en buena
parte, en las parroquias populares.
Este servicio
pastoral transparenta mejor el carácter de gratuidad (“gracia”) de la
evangelización.
CADA PROVINCIA, AL SERVICIO DE LA FE Y PROMOCIÓN DE LA JUSTICIA, está llamada a preparar e impulsar a los jesuitas para
que sigan llevando el Evangelio a los pobres y necesitados.
El servicio
evangelizador en parroquias, tiene diverso peso en la variedad de nuestras
Provincias:
En algunas,
es un sector con bastante presencia y peso apostólico;
En otras,
es presencia reducida y aun a veces, poco estimado;
En algunas,
el sector es joven;
En otras
está envejecido.
Las
parroquias confiadas a la Compañía se ubican en CIUDADES CAPITALES, EN CIUDADES MEDIAS Y PEQUEÑAS, EN EL CAMPO; EN ALTA
MONTAÑA, EN MONTAÑA MEDIA, EN LA COSTA.
En ellas,
trabajamos con campesinos, amas de casa, ambulantes, obreros(as), burócratas,
profesionales; con niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos(as).
En este
servicio pastoral tenemos jesuitas con amplia experiencia y especialización en
muy variados campos pastorales.
Ahora bien,
todavía es frecuente que en “nuestras” parroquias se impulsen muy diversos
modelos pastorales.
En un
cierto grado, damos la impresión que no tenemos claridad en nuestro servicio en
la pastoral parroquial.
Esperamos
que con este proyecto LOGREMOS LA UNIDAD
EN LA DIVERSIDAD Y MEJOREMOS CUALITATIVAMENTE NUESTRO SERVICIO.
Un modelo
inspirador para nuestro servicio pastoral actual: En este siglo y milenio,
queremos dar continuidad A LA SECULAR
TRADICIÓN EVANGELIZADORA Y MISIONERA DE LA COMPAÑÍA.
En particular,
deseamos unirnos e inspirarnos en la gesta misionera y pastoral de las
reducciones del Paraguay, donde se logró y vivió un aporte relevante a la tarea
evangelizadora de la Iglesia, durante más de 150 años.
En su
época, nuestros hermanos jesuitas del Paraguay llevaron a la práctica en las
“reducciones”, un magnífico modelo eclesial y social de fraternidad, justicia y
solidaridad.
Hoy a
nosotros nos corresponde continuar esa magnífica e inspiradora misión
evangelizadora por medio de la puesta en práctica de este proyecto parroquial Y LOGRAR QUE CADA PARROQUIA SEA UN
SACRAMENTO DE FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD, el cual sea impulsado por cada
párroco y jesuita en su realidad concreta.
Este
proyecto tiene esa pretensión. Los jesuitas, en fidelidad creativa al
Evangelio, la Iglesia y nuestro carisma, queremos decididamente priorizar la
parroquia COMO COMUNIDAD DE COMUNIDADES
DE FE, FRATERNAS, MISIONERAS, SOLIDARIAS Y LITÚRGICAS.
LA PARROQUIA, COMUNIDAD DE COMUNIDADES DE FE EN JESUCRISTO Y SU REINO.
“ANTE UN MUNDO ROTO Y DESEOSO DE UNIDAD ES NECESARIO PROCLAMAR CON GOZO Y
FE SEGURA, QUE DIOS ES COMUNIÓN, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, unidad en la distinción, el cual llama a todos los
hombres y mujeres a que participen de la misma comunión trinitaria.
Es necesario
proclamar que ESA COMUNIÓN ES EL
PROYECTO MAGNÍFICO DE DIOS EN JESUCRISTO...
Es
necesario proclamar que LA IGLESIA ES
SIGNO E INSTRUMENTO DE LA COMUNIÓN QUERIDA POR DIOS, iniciada en el tiempo
y dirigida a su perfección en la plenitud del Reino”.
LA VOCACIÓN HUMANA ES COMULGAR PLENAMENTE CON DIOS.
Toda
espiritualidad pretende ser camino que conduce a la comunión con Dios. Ahora
bien, “ES VOLUNTAD DE DIOS EL SALVAR Y
SANTIFICAR A LOS HOMBRES, NO AISLADAMENTE SINO CONSTITUYENDO UN PUEBLO”, el
Pueblo de la Alianza como Dios Trinidad, es decir, el pueblo en comunidad.
La Iglesia,
Pueblo de Dios, sacramento de salvación, TIENE
COMO FINALIDAD ÚLTIMA EL UNIR (“RELIGAR”) LA HUMANIDAD CON SU SEÑOR.
Ahora bien,
amar y comulgar con Dios CONLLEVA AMAR
AL PRÓJIMO (Jn 15,9-13; I Jn 4,19-21).
El Señor, AL CONTEMPLAR LA INHUMANA EXISTENCIA DE
PERSONAS OPRIMIDAS E IGNORANTES DE SU DIGNIDAD, SE COMPADECE (Ex 3,7-9; Mc
6,34) Y POR LA FUERZA DE SU ESPÍRITU LAS
LIBERA Y PASAN A SER PARTE DE SU PUEBLO: CONSCIENTES, ORGANIZADOS, LIBRES.
LA INICIATIVA FUE Y ES DE DIOS (I Jn 4,10).
Hoy, el
Señor nos sigue invitando a rejuvenecer la Iglesia, su Pueblo, Y LLEGAR A SER PERSONAS ADULTAS EN LA FE,
LO CUAL SE FACILITA EN LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES DE BASE.
Por ello,
las parroquias se organizan como comunidad de comunidades de hijos e hijas de
Dios, al servicio del Reino.
Es el Verbo
Encarnado, Jesucristo, el Buen Pastor que entrega su vida para que tengamos la vida
eterna en la comunión plena con Dios (Jn 10,10-18).
La Compañía
de Jesús, en seguimiento del Buen Pastor, quiere que la pastoral parroquial
tenga como centro y finalidad última ayudar a la comunión perfecta CON DIOS Y EL PRÓJIMO, en la Iglesia,
Pueblo de Dios.
Los
jesuitas, tenemos en San Ignacio un ejemplo inspirador.
Procuró
toda su vida y en todo el servir y amar a su Señor y extender su Reino y por
ello le fue central en su misión EL
COOPERAR EN LLEVAR A TODO HOMBRE Y MUJER A LA COMUNIÓN CON SU CREADOR Y SEÑOR.
IGNACIO FUE UN MÍSTICO Y SEÑALADO MAESTRO DE ESPIRITUALIDAD.
Los
Ejercicios Espirituales siguen siendo un instrumento privilegiado para ayudar
al encuentro de la criatura con su Señor.
Los
jesuitas en las reducciones de Paraguay, fueron fieles al Evangelio y a
Ignacio, AL RESPONDER, EN PRIMER LUGAR,
AL HAMBRE Y SED DE DIOS DE LOS GUARANÍS, VIVIDA E IMPULSORA DE UN PUEBLO DIGNO
Y ORGANIZADO EN COMUNIDADES DE HIJOS E HIJAS DE DIOS.
En el hoy,
nuestras parroquias DEBEN PRIORIZAR Y
DISTINGUIRSE POR SU ESPIRITUALIDAD Y VIDA COMUNITARIA Y ASÍ AYUDAR AL PROCESO
DE UNIR, POR EL ESPÍRITU, A TODA PERSONA CON DIOS Y SU PUEBLO.
Así mismo,
la parroquia ESTÁ LLAMADA A SER:
MANANTIAL DE LA EXPERIENCIA DE JESUCRISTO Y SU REINO;
ESCUELA NOTABLE DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD;
LUGAR DONDE SE VIVE Y COMPARTE LA MÍSTICA CRISTIANA;
FUENTE DONDE CRECE Y SE EXPRESA NUESTRO AMOR A MARÍA;
ORGANIZACIÓN PARA EL BIEN DE PERSONAS EN COMUNIDADES EVANGELIZADAS Y
EVANGELIZADORAS.
Por tanto,
cooperaremos con los laicos(as) a que vivan su espiritualidad, o sea, la
espiritualidad del Pueblo de Dios, y su consiguiente llamado a la santidad, LO CUAL CONLLEVA QUE DESCUBRAN SU PROPIO
MODO DE SER SANTOS EN SU CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL.
Por ello,
queremos ayudar y promover un proceso que:
Suscite y
alimente prioritariamente el amor personal y apasionado a Jesucristo y su
Reino.
PARA ELLO, TENEMOS EL MEDIO PRIVILEGIADO DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES diseñado e implementado por San Ignacio de Loyola
durante 20 años y publicada y utilizada desde el año 1,548.
El propósito
de esta metodología es ASUMIR LA
ESPIRITUALIDAD CRISTIANA, ENCARNADA, COMUNITARIA, FRATERNA, SOLIDARIA,
LITÚRGICA, QUE VIVE LA EVANGÉLICA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES Y AYUDE A
QUE LOS FIELES DE LA PARROQUIA PUEDAN HACER SUYA ESTA ESPIRITUALIDAD Y OPCIÓN
DESDE SU ESTADO LAICAL.
Así mismo,
esta metodología, forma la conciencia de QUE
DIOS NOS SALVA, NO AISLADAMENTE, NI EN UNA MASA INFORME, SINO EN EL PUEBLO DE
LA NUEVA ALIANZA.
Y por ello,
ayudar a superar situaciones eclesiales de masa informe e inconsciente, al organizarse
las la parroquias en comunidad de
comunidades pequeñas, que FAVOREZCAN LA
PARTICIPACIÓN Y CRECIMIENTO DE TODOS COMO ADULTOS EN LA FE.
Coopere en
nuestros pueblos, A CRECER EN EL CARIÑO
Y DEVOCIÓN A MARÍA Y A PEDIRLE “NOS PONGA CON SU HIJO”, COMO NOS DIO EJEMPLO Y
NOS IMPULSA SAN IGNACIO.
Promueva
que somos “pacientes pastorales”, ES
DECIR, PERSONAS Y COMUNIDADES NECESITADAS DE EVANGELIZACIÓN Y CONVERSIÓN
PERMANENTE.
EDIFIQUE A LA PARROQUIA COMO MANANTIAL Y ESCUELA DE ORACIÓN, DONDE SE
FORMEN CRISTIANOS CONTEMPLATIVOS EN LA ACCIÓN.
Facilite
que los creyentes tengan momentos de encuentro personal con el Señor y promueva
la realización de retiros espirituales periódicos.
Ofrezca
instancias de acompañamiento espiritual PARA
QUE CADA PERSONA PERCIBA LOS LLAMADOS QUE EL SEÑOR LE HACE EN SUS ACTIVIDADES
COTIDIANAS, SUS ALEGRÍAS Y DIFICULTADES.
Ayudaremos
especialmente a los jóvenes, para que descubran o fortalezcan su vocación.
Facilite
que descubran nuestra espiritualidad ignaciana, la cual enriquezca a la
comunidad parroquial e Iglesia Local.
Dar a
conocer y emplear en los diversos procesos de formación el método pedagógico
Ignaciano.
Un
indicador de nuestra espiritualidad será SI
SURGEN O NO VOCACIONES A LA COMPAÑÍA.
Eduque en
el discernimiento de la Voluntad de Dios en las situaciones concretas, en el
espíritu y tensión del “magis” es decir, vivir efectivamente nuestra fe cristiana creciendo en la amistad con el
Señor Jesús y en el servicio a los demás.
Por eso MAGIS significa algo muy importante. En esta lógica “+” (más)
dirige nuestros ojos a la cruz en la cual fue revelado “el amor hasta dar su
vida”.
Así que MAGIS simboliza el camino cristiano, realizado de modo
ignaciano, que nos dirige hacia la vida plena.
Contribuir
a que las personas que trabajan con nosotros tengan una actitud de búsqueda de
la voluntad de Dios, y no se conformen con un “hacer cosas”, SINO QUE DESCUBRAN AQUELLO QUE RESPONDE
MEJOR A LOS DESEOS DEL SEÑOR.
Ayude a la
formación y colaboración con los laicos(as) en la misión, CON LOS CUALES BUSQUEMOS FERVOROSAMENTE ESCULPIR EN NUESTROS PUEBLOS
LOS VALORES EVANGÉLICOS.
Sólo junto
con ellos, dada la diversidad de culturas y manifestaciones religiosas,
podremos contribuir mejor a la inculturación del Evangelio y al diálogo
interreligioso.
La
PARROQUIA: COMUNIDAD de COMUNIDADES FRATERNAS.
Es la
esencia y centro de la revelación de Dios que recibimos de Jesús, QUE DIOS ES PADRE DE TODOS LOS HUMANOS Y
QUE POR ELLO TODOS GOZAMOS DE LA COMÚN DIGNIDAD DE HIJOS E HIJAS DE DIOS (Col
1,15-18; Mt 23,8-12; 6,9-13; GS,22), y que quiere QUE TENGAMOS SU VIDA EN ABUNDANCIA (Jn 10,10), LA VIDA DE HIJOS E HIJAS ADOPTIVAS DE DIOS (Ef 1,3-6; Rom 8,15-17).
LA VIDA DIVINA ES EL AMOR: DIOS ES AMOR.
Esto se
funda en la revelación que el único Dios verdadero, vive en la Trinidad de
Personas: DIOS ES COMUNIDAD EN EL AMOR.
JESÚS ES UN CREYENTE EN EL AMOR (Mt 22,34-40; Lc 10,25-37).
De ahí que
Jesús hace del amor mutuo el mandamiento y señal de sus seguidores (Jn
13,34.35).
Y POR SU FE EN EL AMOR, JESÚS RECHAZA FRONTALMENTE (Y ES RECHAZADO), POR
AQUELLA SOCIEDAD ROMANA-JUDÁICA, DISCRIMINATORIA, INJUSTA, Y VIOLENTA, Y SE
EMPEÑA EN CONSTRUIR, COMO FERMENTO Y SEMILLA DE MOSTAZA, UNA COMUNIDAD FRATERNA
CENTRADA EN EL AMOR.
Por ello,
los Evangelistas sitúan al inicio y como fundamental en la práctica de Jesús, LA FORMACIÓN DE LA COMUNIDAD FRATERNA (Lc
5,1-6,16; Jn 1,35-51; Mc 1,14,20, Mt 4,17-22).
JESÚS NO SÓLO VINO A HABLAR DEL AMOR, SINO A VIVIRLO.
A esta luz,
el Concilio al hablar de la vocación humana INDICA QUE ES UNA VOCACIÓN A LA FRATERNIDAD HUMANA, A LA CUAL OFRECE LA
IGLESIA TODA SU COLABORACIÓN, pues ella misma es señal de esa fraternidad.
Fiel al
Evangelio quiere Ignacio que en la Compañía los jesuitas vivamos e impulsemos la
comunidad fraterna, DONDE SE CUIDE
ESPECIALMENTE AL QUE TIENE MAYOR NECESIDAD.
En esta
espiritualidad ignaciana se destacó SAN
PEDRO CLAVER, QUE ROMPE CON LA DISCRIMINACIÓN DE LOS NEGROS.
Así mismo,
los miles de misioneros que, como en el paradigma pedagógico Ignaciano, que se
ha recuperado y puesto al día, lo tenemos descrito y profundizado en:
“Características da Educação da Companhia de Jesus”, Ed.Loyola. Y para su
puesta en práctica: “Pedagogia inaciana: una proposta práctica”, Ed. Loyola.
Las
reducciones del Paraguay, conviven fraternalmente con los indígenas.
Actualmente
un buen grupo de jesuitas viven la fraternidad comprometida con los pobres. NOS PROPONEMOS QUE LOS POBRES CON ESPÍRITU
SEAN EL CORAZÓN DE NUESTRAS PARROQUIAS, PARTE SUSTANCIAL DE NUESTRO GRUPO DE
REFERENCIA Y ASÍ SE CONSTITUYAN EN SUJETOS DE LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD.
LA VOLUNTAD DE DIOS ES QUE FORMEMOS UNA HUMANIDAD COMO COMUNIDAD FRATERNA
EN EL AMOR.
Pero la
sociedad latinoamericana en su conjunto, hegemonizada por el sistema
neoliberal, ESTÁ MARCADA POR EL EGOÍSMO
Y LA VIOLENCIA QUE GENERAN INJUSTAS DESIGUALDADES, INHUMANAS EXCLUSIONES Y
MUCHA DELINCUENCIA E INSEGURIDAD; ADEMÁS DE LAS SECULARES DISCRIMINACIONES A LOS
INDÍGENAS, AFRODESCENDIENTES, MUJERES, MARGINADOS.
En este
contexto social, en obediencia al Evangelio, los jesuitas QUEREMOS DESTACARNOS EN LA FRATERNIDAD CON TODOS, PERO ESPECIALMENTE
CON LOS POBRES, LOS DESPRECIADOS, LOS DISCRIMINADOS Y EXCLUIDOS.
ESTO IMPLICA LA DIFÍCIL CONSTRUCCIÓN DE COMUNIDADES ALTERNATIVAS
FRATERNAS Y QUE EN LA PRÁCTICA NUESTRAS PARROQUIAS SEAN UN CUERPO ORGANIZADO DE
COMUNIDADES FRATERNAS, INCLUSIVAS, ACOGEDORAS, SIMPÁTICAS, SIN DISCRIMINACIÓN
ALGUNA.
Para lograr
esto, queremos seguir impulsando la reciente y honda experiencia de renovación
comunitaria, AL ORGANIZAR LA PARROQUIA
COMO RED DE PEQUEÑAS COMUNIDADES, ORDINARIAMENTE DENOMINADAS CEBS POR NUESTROS
OBISPOS.
Es más, en
esta vivencia eclesial los laicos pobres reconocen su dignidad y por variados
ministerios son también sujetos y agentes de la pastoral, LO CUAL AYUDA A SUPERAR EN LA IGLESIA ACTITUDES ANTIEVANGÉLICAS, COMO
SON EL CLERICALISMO, EL CENTRALISMO, EL SENTIRNOS SUPERIORES Y NO NECESITADOS
DE EVANGELIZACIÓN.
Esto
conlleva asumir algunas líneas y actitudes pastorales:
Pastoral de
comunidades: Para construir la parroquia como comunidad de comunidades, ayuda
ordinariamente el organizarla en sectores, lo cual facilita el surgimiento de
las pequeñas comunidades o CEBs y el llegar a todas las personas de la
parroquia.
También,
incentivar a que los diferentes grupos y movimientos que tiene la Parroquia
entren en el proceso de transformarse en pequeñas comunidades o CEBs y así
llegue a ser red de Comunidades.
Debemos
implementar estrategias y acciones que POSIBILITEN
QUE LLEGUEMOS A LOS CRISTIANOS ALEJADOS Y EXCLUIDOS, ASÍ COMO EL AYUDAR A
CRECER A TODOS COMO PERSONAS, HIJOS E HIJAS DE DIOS.
Las
pequeñas comunidades de base están abiertas a todos: ahora bien, queremos
fortalecer en ellas el protagonismo de los JÓVENES,
CONFORMANDO AUTÉNTICAS COMUNIDADES JUVENILES.
Estas son
buena tierra donde el Señor siembra vocaciones para los ministerios laicales,
sacerdotales, religiosas y para la Compañía.
Protagonismo
de los laicos: Es nuestra misión re-descubrir QUE JUNTO CON LOS LAICOS COMPARTIMOS LA MISIÓN DE JESÚS.
Por ello
nos invita a ayudar a los laicos y laicas a vivir su vocación propia y junto
con ellos colaborar en la común misión cristiana recibida, tal como la hemos
bebido en los ejercicios.
POR ELLO, DEBEMOS FACILITAR EN LAS COMUNIDADES ECLESIALES, LOS ESPACIOS
DE PARTICIPACIÓN LAICAL, COMO ADULTOS EN LA FE, EN NUESTRA ÚNICA MISIÓN, Y QUE
NOS AYUDEN A FORTALECER EL SENTIDO DEL PRESBITERADO COMO MINISTERIO DE
COMUNIÓN.