¿NOS COMPADECEMOS DE LA INHUMANA EXISTENCIA DE PERSONAS
OPRIMIDAS E IGNORANTES DE SU DIGNIDAD?
Ideario Jesuita
“Ante un
mundo roto y deseoso de unidad es necesario proclamar con gozo y fe firme que
Dios es comunión, Padre, Hijo y Espíritu Santo, unidad en la distinción, el
cual LLAMA A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES
A QUE PARTICIPEN DE LA MISMA COMUNIÓN TRINITARIA.
Es
necesario proclamar que esa comunión ES
EL PROYECTO MAGNÍFICO DE DIOS EN JESUCRISTO...Es necesario proclamar que la
Iglesia es signo e instrumento de la comunión querida por Dios, iniciada en el
tiempo y dirigida a su perfección en la plenitud del Reino”.
La vocación
humana es comulgar plenamente con Dios. Toda espiritualidad pretende ser camino
que conduce a la comunión con Dios.
“Es
voluntad de Dios el salvar y santificar a los hombres, no aisladamente SINO CONSTITUYENDO UN PUEBLO”, el
Pueblo de la Alianza.
Como Dios
Trinidad, el pueblo en comunidad. La Iglesia, Pueblo de Dios (I Pe 2,9-10),
sacramento de salvación, TIENE COMO
FINALIDAD ÚLTIMA EL UNIR (“RELIGAR”) LA HUMANIDAD CON SU SEÑOR.
Amar y
comulgar con Dios CONLLEVA AMAR AL
PRÓJIMO (Jn 15,9-13; I Jn 4,19-21).
EL SEÑOR, AL CONTEMPLAR LA INHUMANA EXISTENCIA DE PERSONAS OPRIMIDAS E
IGNORANTES DE SU DIGNIDAD, SE COMPADECE (Ex 3,7-9; Mc 6,34) Y POR LA
FUERZA DE SU ESPÍRITU LAS LIBERA Y CONFORMA COMO SU PUEBLO: CONSCIENTES, ORGANIZADOS, Y LIBRES.
LA INICIATIVA FUE Y ES DE DIOS (I Jn 4,10). Hoy, el Señor NOS
SIGUE INVITANDO A REJUVENECER LA IGLESIA, SU PUEBLO, Y LLEGAR A SER PERSONAS
ADULTAS EN LA FE, LO CUAL SE FACILITA EN LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES DE BASE
(DM,c.15. n10; DP,642).
Por ello,
las parroquias se organizan como comunidad de comunidades de hijos e hijas de
Dios, al servicio del Reino.
Es el Verbo
Encarnado, Jesucristo, el Buen Pastor QUE
ENTREGA SU VIDA PARA QUE TENGAMOS LA VIDA ETERNA EN LA COMUNIÓN PLENA CON DIOS (Jn
10,10-18).
La Compañía
de Jesús, en seguimiento del Buen Pastor, quiere que LA PASTORAL PARROQUIAL TENGA COMO CENTRO Y FINALIDAD ÚLTIMA AYUDAR A LA
COMUNIÓN PERFECTA CON DIOS Y EL PRÓJIMO, EN LA IGLESIA, PUEBLO DE DIOS.
Los
jesuitas, tenemos en San Ignacio un ejemplo inspirador.
Procuró en toda
su vida servir y amar a su Señor y extender su Reino Y POR ELLO LE FUE CENTRAL EN SU MISIÓN EL COOPERAR EN LLEVAR A TODO
HOMBRE Y MUJER A LA COMUNIÓN CON SU CREADOR Y SEÑOR.
Fue Ignacio
un místico señalado maestro de espiritualidad.
Los
Ejercicios Espirituales siguen
siendo un instrumento privilegiado PARA
AYUDAR A ENCONTRARNOS CON NUESTRO SEÑOR.
Los
jesuitas en las reducciones de Paraguay, fueron fieles al Evangelio y a
Ignacio, al responder, en primer lugar, AL
HAMBRE Y SED DE DIOS DE LOS GUARANÍS, IMPULSANDO A UN PUEBLO DIGNO ORGANIZADO
EN COMUNIDADES DE HIJOS E HIJAS DE DIOS.
En el hoy,
nuestras parroquias deben priorizar y distinguirse por su espiritualidad y vida
comunitaria Y ASÍ AYUDAR AL PROCESO DE
UNIR, POR EL ESPÍRITU, A TODA PERSONA CON DIOS Y SU PUEBLO.
Así mismo,
la parroquia está llamada a ser manantial de la experiencia de Jesucristo y su
Reino; ESCUELA NOTABLE DE FE, ESPERANZA
Y CARIDAD; LUGAR DONDE SE VIVE Y COMPARTE LA MÍSTICA CRISTIANA; fuente
donde crece y se expresa nuestro amor a María; organización para el bien de
personas en comunidades evangelizadas y evangelizadoras.
Por tanto,
cooperaremos con los laicos(as) a que vivan su espiritualidad, o sea, la
espiritualidad del Pueblo de Dios, y su consiguiente llamado a la santidad, LO CUAL CONLLEVA QUE DESCUBRAN SU PROPIO
MODO DE SER SANTOS EN SU CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL.
Por ello,
queremos ayudar y promover un proceso que: SUSCITE
Y ALIMENTE PRIORITARIAMENTE EL AMOR PERSONAL Y APASIONADO A JESUCRISTO Y SU
REINO.
Para ello,
tenemos el medio privilegiado de los Ejercicios Espirituales para que asuma:
La espiritualidad cristiana,
Encarnada,
Comunitaria,
Fraterna,
Solidaria y
Litúrgica, que vive la evangélica opción preferencial POR LOS POBRES Y AYUDE A QUE LOS FIELES DE
LA PARROQUIA PUEDAN HACER SUYA ESTA ESPIRITUALIDAD Y OPCIÓN DESDE SU ESTADO
LAICAL.
La conciencia que Dios nos salva, NO
AISLADAMENTE, NI EN UNA MASA INFORME, SINO EN EL PUEBLO DE LA NUEVA ALIANZA.
Por ello, debemos ayudar a superar situaciones eclesiales de masa informe
subconsciente, al organizar la parroquia en comunidad de comunidades pequeñas, QUE FAVOREZCAN LA PARTICIPACIÓN Y
CRECIMIENTO DE TODOS COMO ADULTOS EN LA FE.
Coopere en nuestros pueblos, A
CRECER EN EL CARIÑO Y DEVOCIÓN A MARÍA PIDIÉNDOLE “NOS PONGA CON SU HIJO”, COMO SAN IGNACIO NOS DIO EJEMPLO Y NOS IMPULSA EN ESE SENTIDO.
Promueva que somos “pacientes pastorales”, es decir, PERSONAS Y COMUNIDADES NECESITADAS DE EVANGELIZACIÓN Y CONVERSIÓN
PERMANENTE.
Edifique a la parroquia COMO
MANANTIAL Y ESCUELA DE ORACIÓN, DONDE SE FORMEN CRISTIANOS CONTEMPLATIVOS EN
LA ACCIÓN.
Facilite que los creyentes TENGAN
MOMENTOS DE ENCUENTRO PERSONAL CON EL SEÑOR Y PROMUEVA LA REALIZACIÓN DE
RETIROS ESPIRITUALES PERIÓDICOS.
Ofrezca instancias de acompañamiento espiritual para que cada persona PERCIBA LOS LLAMADOS QUE EL SEÑOR LE HACE
EN SUS ACTIVIDADES COTIDIANAS, SUS ALEGRÍAS Y DIFICULTADES.
Ayudaremos especialmente a los jóvenes, PARA QUE DESCUBRAN O FORTALEZCAN SU VOCACIÓN.
Facilite que descubran nuestra espiritualidad ignaciana, LA CUAL ENRIQUEZCA A LA COMUNIDAD
PARROQUIAL E IGLESIA LOCAL.
Dar a conocer y emplear en los diversos procesos de formación, el método
pedagógico Ignaciano.
Un indicador de nuestra espiritualidad será si surgen o no vocaciones a
la Compañía.
EDUQUE EN EL DISCERNIMIENTO DE LA
VOLUNTAD DE DIOS EN LAS SITUACIONES CONCRETAS, EN EL ESPÍRITU Y TENSIÓN DEL “MAGIS” que significa vivir
efectivamente nuestra fe cristiana CRECIENDO
EN LA AMISTAD CON EL SEÑOR JESÚS Y EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS.
ASÍ DIRIGE NUESTROS OJOS A LA CRUZ EN LA CUAL
FUE REVELADO “EL AMOR HASTA EL FIN”.
Así mismo
SIMBOLIZA EL CAMINO CRISTIANO, REALIZADO
DE MODO IGNACIANO, QUE NOS DIRIGE HACIA LA VIDA PLENA.
Contribuir a que las personas que trabajan con nosotros tengan una
actitud de búsqueda de la voluntad de Dios, Y NO SE CONFORMEN CON UN “HACER COSAS”, SINO QUE DESCUBRAN AQUELLO QUE
RESPONDE MEJOR A LOS DESEOS DEL SEÑOR.
Ayude a la formación y colaboración con los laicos(as) en la misión, con
los cuales BUSQUEMOS FERVOROSAMENTE
ESCULPIR EN NUESTROS PUEBLOS LOS VALORES EVANGÉLICOS.
Sólo junto con ellos, dada la diversidad de culturas y manifestaciones
religiosas, PODREMOS CONTRIBUIR MEJOR A
LA INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO Y AL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO.
La PARROQUIA: COMUNIDAD de
COMUNIDADES FRATERNA