lunes, 1 de agosto de 2016

¿NO VEMOS EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE LOS OTROS Y LOS RECHAZAMOS Y DESPRECIAMOS CREYENDONOS PUROS?

¿NO VEMOS EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE LOS OTROS Y LOS RECHAZAMOS Y DESPRECIAMOS CREYENDONOS PUROS?


Cuando Jesús esté en casa de Simón el fariseo y entre la pecadora de la ciudad, los dos mirarán a la misma mujer pero ni percibirán lo mismo ni se situarán de igual modo (Lc 7,36-50).

La mujer se planta ante Jesús con toda su debilidad, expuesta a los que la blindan bajo capas de supuesta fortaleza.

Contemplar a aquella mujer tocando a Jesús con toda aquella ternura, acariciándolo, debió provocar una inmensa repugnancia en Simón.

Aquello era superior a sus fuerzas.
Lo único que alcanzaba a ver en ella era una suciedad que le asqueaba y de la que se defenderá con uñas y dientes A BASE DE NORMAS IMPLACABLES DE PUREZA QUE LE HACÍAN SENTIR SEGURO Y A SALVO.

Simón siente que no tiene nada que ver con esa mujer, con esa suciedad.
Él no está manchado, está limpio y esta certeza LE IMPIDE PERCIBIR EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE UNA MUJER QUE TIENE QUE CARGAR CON EL RECHAZO Y EL DESPRECIO DE QUIENES, COMO ÉL, SE CREEN PUROS.

Nuevamente la dureza del corazón QUE CIEGA E INCAPACITA PARA LA COMPASIÓN Y LA MISERICORDIA.

Y Simón seguirá cargando INSCRIPCIONES DE JUICIO Y RECHAZO MIENTRAS JESÚS SEGUIRÁ QUITÁNDOLAS.

A su alrededor, Jesús, ESTÁ CREANDO ESPACIOS DE ALIVIO DONDE LOS QUE YA NO PUEDEN MÁS VUELVEN A RESPIRAR.

Los de siempre, los de la Ley y el Templo, seguirán encerrados entre cuatro paredes.
Tengo algo que decirte,                                                         

Que ames más y juzgues menos;

Que no señales la paja en el ojo ajeno

Sin arrancar antes la viga que a ti te ciega;

Que tires la primera piedra si estás libre de pecado,

Pero si no, acaricia a quien, como tú, se ha equivocado;

Que la ley se hizo para el hombre y no el hombre para la ley;

Que tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo;

Que no pases de largo ante el templo de carne (Tu hermano)

Para llegar temprano al templo de piedra;

Que no he venido a llamar a los puros, sino a los pecadores;

Que siempre saldré al camino, a buscar a la oveja perdida;

También a la que se extravía por los caminos del orgullo;

Que, con todas tus tonterías, también a ti te quiero.
Publicado por Centro Arrupe

EL PRECIO DE SER CRISTIANO

EL PRECIO DE SER CRISTIANO


Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado”.

De este modo comienza el Evangelio que escuchamos este lunes, 1 de Agosto. Hasta Jesús llega la noticia de la ejecución de Juan el Bautista: una vez más, EL ABSURDO DEL PODER SE HA IMPUESTO Y HA ACALLADO LA VOZ MOLESTA E INCÓMODA QUE CLAMA EN EL DESIERTO DE LA DIGNIDAD HUMANA, DONDE SE ESTÁ SEDIENTO DE JUSTICIA.
Viendo en el campo
EL SISTEMA NECIO, NINGÚN SISTEMA, SOPORTA ESAS VOCES QUE CLAMAN Y QUE NO ESTÁN DISPUESTAS A CALLAR. 

Hay que tener mucho coraje para gritar a la cara lo miserable del poder, EL QUE LO HACE ES UN VERDADERO CRISTIANO, APUESTA POR EL DIOS DE JESUS.

Cuando lo haces, sales del anonimato de la multitud, te haces de notar y todas las miradas, para bien o para mal, se fijarán en ti.

Allí vivirán una impresionante experiencia cristiana, viendo como un cristiano DEFIENDE LA JUSTICIA CON UNA AGRESIVIDAD POSITIVA, CONSTRUCTIVA Y EDIFICANTE.

Será entonces cuando la maquinaria perversa de los intereses de todo tipo se pondrá en marcha para quitar de en medio a todo aquel que estorba.

La muerte de Juan debió de tener un impacto en Jesús que se nos escapa.
Necesitó tiempo y distancia para asimilarlo y encajarlo buscando un sitio tranquilo y apartado.

Pero Jesús no queda varado en el lamento y al ver a la multitud dolorida que le seguía no pudo sino volver a aliviar tantas preguntas. 


No basta con mirar la realidad doliente HAY QUE IMPLICARSE EN ELLA Y SEGUIR CLAMANDO EN EL DESIERTO QUE LA ÚLTIMA PALABRA LA TIENE LA COMPASIÓN QUE ALIVIA.