RENUNCIÉ A ALGO VALIOSO
PARA ENTREGARME A LA CAUSA DE CRISTO.
Me he dedicado durante muchos años a la educación.
Mis alumnos casi siempre superaban los 18 años.
Siempre traté de acompañarlos en sus momentos de
crisis y de dificultades en lo personal o en lo académico.
Cuando nuestras relaciones estaban marcadas por la
confianza y la sinceridad casi siempre me he encontrado con un denominador
común en la mayoría de los casos: LAS
RESISTENCIAS A DEJAR DE SER ADOLESCENTES, A CRECER, A IR HACIÉNDOSE MAYORES.
Sobre todo a la hora de tomar decisiones que
afectaran a toma de postura ante las relaciones con los demás, con los
estudios, la pareja o con uno mismo.
Pensar en su futuro era siempre una amenaza
incómoda. Vivamos el presente, era su lema.
No siempre con éxito intentaba llevarlos a aceptar QUE ASÍ NO SE CRECÍA EN MADUREZ.
¿Por qué tantas resistencias a tomar decisiones?
No era tanto el miedo a equivocarse, sino el
desgarro que supone la renuncia que
toda decisión lleva consigo.
Todos lo sabemos, para “coger” un pájaro tenemos
que asumir que el resto de la bandada se escape.
Como la mayoría de mis alumnos procedían de
ambientes y familias poco creyentes, TENÍAN
MUCHAS DIFICULTADES PARA, AL MENOS INTUIR, QUE LA MOTIVACIÓN RELIGIOSA PUEDE
SER UN INCENTIVO PARA TOMAR LA DECISIÓN DE SER CÉLIBE Y JESUITA.
No siempre les hablaba de la parábola del tesoro
escondido o de la perla preciosa, pero siempre les decía QUE RENUNCIÉ A ALGO VALIOSO PARA ELEGIR ALGO MUCHO MEJOR Y QUE
PLANIFICA MI VIDA.
Los seguidores del Señor Jesús no somos
masoquistas.
Siempre me dolió el desconocimiento de mis alumnos
del Señor Jesús.
Porque con el Evangelio en la mano todos sabemos
que SE NOS ELIGE, Y DESDE NUESTRA
LIBERTAD Y SOSTENIDOS POR LA GRACIA, HACEMOS NUESTRO EL SUEÑO DE DIOS PARA CON
NOSOTROS.
Experimentar esto es una suerte que te lleva a
vivir desde el agradecimiento, aunque hay que renunciar “a la bandada de
pájaros” que salieron y salen volando.
Ahora vivo en la comunidad del noviciado. Y soy
testigo de que las opciones tomadas desde Dios llevan consigo, como toda
elección, la renuncia.
Pero son opciones que lejos de recortarnos nos planifican.
Y LOS CAMINOS DE
PLENITUD GENERAN ALEGRÍA.
José Antonio Ruiz Cañamares, sj