VIDA DE PAREJA: BIEN FUNDAMENTAL DEL SER HUMANO
QUE LA REALIZA COMO PERSONA
(Mt 5, 27-32)
P. Carlos Cardó,
SJ
En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: "Han oído que se dijo a los antiguos: No cometerás
adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya
cometió adulterio con ella en su corazón.
Por eso, si tu ojo derecho es
para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale
perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de
castigo.
Y si tu mano derecha es para
ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale
perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de
castigo. También se dijo antes:
El que se divorcie, que le dé
a su mujer un certificado de divorcio. Pero yo les digo que el que se divorcia,
salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio,
y el que se casa con una divorciada comete adulterio".
Lo que busca
Jesús en estos versículos del sermón del monte es INCULCAR EL RESPETO A ESE BIEN FUNDAMENTAL DEL SER HUMANO QUE ES SU
VIDA DE PAREJA, EN LA QUE SE REALIZA COMO PERSONA A IMAGEN DE DIOS.
Jesús prohíbe no
sólo el adulterio físico sino también el del corazón. Y exhorta a ser
decididos, sin querer entrar en componendas con el mal.
Conviene
advertir que por la desigualdad existente entre el varón y la mujer en la
cultura judía del tiempo de Jesús, quien tenía derecho a repudiar era el varón.
Por eso Mateo
que escribe a judíos, se refiere sólo a El.
Marcos, en
cambio, que escribe a cristianos venidos del paganismo, tiene en cuenta que en
esos países TAMBIÉN LA MUJER SE PODÍA
DIVORCIAR (cf. Mc 9,43-47).
También cabe
notar que ya en el Antiguo Testamento el
matrimonio era mucho más que la “tenencia” de la mujer, como si ésta fuera un
bien comparable a los otros bienes: la unión del varón y de la mujer los hacía
ser una sola carne –un solo ser– a imagen de Dios. Por eso, romper esta unión
equivalía a romper la imagen de Dios.
Jesús va más
allá del matrimonio físico. Para Él, según la cultura hebrea, el ojo lleva al corazón: seduce y cautiva.
Porque al
corazón le interesa lo que el ojo admira y lo toma para sí.
UNA FIDELIDAD PURAMENTE
EXTERIOR, QUE NO SEA A LA VEZ DEL OJO Y DEL CORAZÓN, SERÁ UNA HIPOCRESÍA, UN
SEPULCRO BLANQUEADO.
El ojo es para desear y la mano para tomar. Aquí está el origen de todo
bien y de todo mal, no sólo del adulterio.
Decía Simone Weil, filósofa judía que aunque no fue bautizada es
considerada como una mística cristiana:
“EL GRAN DOLOR
DE LA VIDA HUMANA ES QUE MIRAR Y COMER SEAN DOS OPERACIONES DIFERENTES (…)
QUIZÁ LOS VICIOS, LAS DEPRAVACIONES Y LOS CRÍMENES, CASI SIEMPRE O INCLUSO
SIEMPRE, SEAN EN ESENCIA INTENTOS DE COMER LA BELLEZA, COMER LO QUE ÚNICAMENTE
HAY QUE MIRAR. EVA FUE LA QUE EMPEZÓ” (A
LA ESPERA DE DIOS, PARÍS 1950).
Como en el evangelio, se critica aquí la tendencia que lleva a no admirar
nada sin querer enseguida adquirirlo, consumirlo.
Jesús nos exhorta a cuidar esa tendencia para que ni el ojo con que
deseamos ni la mano con que agarramos sean para el mal propio o del prójimo.
La decisión ha de ser firme, sin componendas. Por eso el lenguaje
hiperbólico (ampuloso): arráncate
el ojo, córtate la mano, si son ocasión de pecado.
A continuación habla Jesús de la indisolubilidad del matrimonio. Como
todo en su sermón del monte, NO LA
PROPONE COMO UNA LEY MÁS DURA QUE LA ANTIGUA, SINO COMO EL DON DE DIOS AL
CORAZÓN HUMANO.
Dios es quien da un corazón nuevo, capaz de amar con fidelidad. Dios te
ama fielmente para que aprendas a amar con ese amor. Jesús dirá: Ámense como yo los he amado.
PERMANEZCAN EN MI AMOR.
La fidelidad se recibe como gracia, se lleva a la práctica en obediencia
y MADURA CON LA EDUCACIÓN DEL AMOR.
HAY QUE EDUCAR
PARA EL AMOR FIEL Y HAY QUE MANTENER ESE AMOR, HACERLO MADURAR.
Es evidente que por no hacer madurar su amor, muchas parejas se
divorcian. Dejan que se entibie y se apague el primer amor.
Siempre, sin embargo cabe preguntarse ante un matrimonio fracasado: ¿fue
verdadero matrimonio, válida y lícitamente celebrado?
Esta pregunta impone la necesidad de discernir PARA SALVAR NO SÓLO LOS PRINCIPIOS SINO A LAS PERSONAS, QUE SIEMPRE
SERÁN PECADORES PERDONADOS.
ANTES, LA LEY MANTENÍA JUNTA A LA PAREJA A TODA
COSTA, AUNQUE SE ODIASEN.
Formación,
acompañamiento, comprensión y discernimiento pueden lograr lo que ninguna ley
es capaz de lograr, DEVOLVIÉNDOLE AL
MATRIMONIO SU PUREZA ORIGINAL DE LIBRE DONACIÓN DE AMOR.
PERO ¡AY DE LOS PASTORES DUROS, LEGALISTAS Y
CASTIGADORES, QUE NO CONOCEN LA MISERICORDIA!
Busquemos
lo que más ayuda al débil para que tenga fe y pueda crecer en su amor. No basta
saber y conocer leyes y cánones; hay que saber usarlos.