LA FE y LA ESPERANZA SE
CONSTITUYEN EN LA ESENCIA DE LA VIDA CRISTIANA.
(Lucas 1: 5-25)
La esperanza es la
espera de algún bien, sea éste material o espiritual, Y EL SER HUMANO MIENTRAS VIVA, ESPERA.
Esta esperanza
siempre está ligada con la confianza, pero a la vez es la espera ansiosa de
conseguir aquello que aún no se tiene.
La esperanza de por
sí NO ES UNA GARANTÍA SI NO ESTÁ
ACOMPAÑADA DE LA FE.
En nuestro caso es la
fe en nuestro Dios que es todopoderoso y que para él no hay nada imposible.
El filósofo griego
Porfirio señalaba que los cuatro elementos que constituyen una vida auténtica
son:
LA ESPERANZA,
LA FE,
LA VERDAD Y
EL AMOR.
Desde el punto de
vista cristiano, la esperanza tiene por objeto a Dios. Es esta esperanza de la
que se habla cuando el ser humano puede salir de una situación difícil y se ve
liberado con la ayuda de Dios.
Es una esperanza que
se forja en la fe y no en las fantasías,
Es la confianza en un
Dios misericordioso.
Los que esperan en
Dios no deben tener temor alguno.
La esperanza que
tiene por objeto a Dios, tiene tres aspectos:
La espera del futuro, La confianza y
La paciencia de la espera.
EL AGENTE QUE DINAMIZA LA ESPERANZA ES LA FE,
CONSTITUYÉNDOSE AMBOS EN LA ESENCIA DE LA VIDA CRISTIANA. LA ESPERANZA UNIDA A
LA FE SE CONVIERTE EN UNA NUEVA ACTITUD PARA ENFRENTAR AL MUNDO.
Esta nueva actitud es
un nuevo salto existencial que el ser humano realiza desde una situación
trágica, para encontrar una solución inmediata, gracias a la intervención
divina.
En el pasaje bíblico
que hemos leído representa un ejemplo excelente del tipo de esperanza que
estamos tratando.
Dos hechos señalamos:
En una se describe a Zacarías y a
Elizabeth que eran justos delante de Dios, pero no tienen hijos, debido a que
Elizabeth era estéril. Y además, ambos eran muy ancianos (vv: 5-6). Sin duda
que la situación de ambos no era muy buena y existía malestar entre ambos y
entre el pueblo.
En la otra, la esperanza de que Dios
responda a las oraciones de Zacarías se hace realidad. La espera y la oración
dan sus frutos: Dios ha oído el clamor de sus hijos y provee un hijo, que ha de
ser llamado Juan (vv. 13-14; 24-25).
La esperanza
mesiánica presenta algunas dificultades,
PERO LA FE EN DIOS HACE QUE ESA ESPERA SE CONVIERTA EN UNA ESPERANZA VIVA.
Muchas veces lo que
dificulta nuestra esperanza viva es la desesperanza, que está representada por
el miedo, la duda, los problemas, las contradicciones.
Hoy vivimos tiempos
de desesperanza, de temores y dudas. No hay señales de esperanza en ningún
lugar.
De ahí que este
tiempo de Adviento, debe ser un tiempo de reflexión acerca de la fe en Dios y
del cumplimiento de sus promesas, entre ellas, el nacimiento de Jesús, el
Salvador del mundo.
Los que ya hemos
experimentado las maravillas del Señor, debemos generar esperanza ahí donde
existe la desesperanza, fe donde haya duda. Que nuestra confianza y esperanza
estén cimentadas en la gracia de Dios.
Oremos al Señor para
que nos sea aumentada la fe y mantengamos una esperanza viva, ahora y en el
futuro por venir. Amén.
Rev.
Lic. Jorge Bravo C.