jueves, 23 de junio de 2016

LA EUCARISTÍA DEBE SER LA CASA Y LA MESA DE LOS POBRES, DEL PAN QUE SE COMPARTE, SÍMBOLO PROFÉTICO DE LA LUCHA PARA ERRADICAR EL HAMBRE EN NUESTROS PUEBLOS.

LA EUCARISTÍA DEBE SER LA CASA Y LA MESA DE LOS POBRES,  DEL PAN QUE SE COMPARTE, SÍMBOLO PROFÉTICO DE LA LUCHA PARA ERRADICAR EL HAMBRE EN NUESTROS PUEBLOS.

La liturgia agradable al Padre ha sido la Ofrenda y sacrificio (Oblación) que Jesucristo ha hecho toda su vida a Dios alcanzando su plenitud en Pascua (Fil 2,5-11).

Jesucristo es el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza: por ello vive su ser supremo en cada momento de su vida (Hb 5,1-10; 9,11-10,25).

Dicho sacerdocio está enraizado y centrado EN LA SOLIDARIDAD Y LA MISERICORDIA: “aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. PORQUE NO HE VENIDO A LLAMAR A JUSTOS, SINO A PECADORES AL ARREPENTIMIENTO(Mt 9,13).

La vida y pascua de Jesucristo es la fuente y cumbre de la promesa de la compasión y misericordia, EN OPOSICIÓN A UN CULTO FORMAL Y VACÍO (Hb 10,5-10).

Esa oblación martirial de Jesús a Dios y su Reino, FUE EL SÍ AGRADABLE AL PADRE QUE LO RESUCITÓ Y GLORIFICÓ (Hb 4,14-16;9,11-14).  
Jesucristo participa su compromiso a la Iglesia, y la constituye como Pueblo Santo.

La Iglesia es comunidad administrativa que continúa la misión del Señor en la historia.
Por ello, el sacerdocio cristiano debe ser:
ENCARNADO,
PROFÉTICO,
PASCUAL,
INCULTURADO.

Una liturgia desencarnada y ahistórica no vive el sacerdocio de Jesucristo.

A su vez, UNA FE QUE NO SE EXPRESA Y CELEBRA ES INHUMANA.

La comunión de la Iglesia en el sacerdocio solidario de Jesucristo, ALCANZA UNA PLENITUD PARTICULAR EN LA ENTREGA Y LA SANGRE DERRAMADA DE LOS MÁRTIRES (Ap7,13-17), de los cuales debemos cuidar su memoria.

MARÍA, ES MODELO PARA LA IGLESIA EN SU TOTAL OFRENDA Y SACRIFICIO AL  SEÑOR: “HÁGASE EN MÍ, SEGÚN TU PALABRA” (Lc 1,38).

La comunidad eclesial VIVE Y REQUIERE DE MOMENTOS DENSOS PARA ORAR, PARA LLORAR, PARA FESTEJAR.

Las celebraciones del pueblo cristiano, de sus comunidades y personas, participan de la única y gran fiesta de la Pascua de Jesucristo (Gal 2,19-21), Y SE DEBEN VIVIR INCULTURADAMENTE, EN FIDELIDAD A JESÚS ENCARNADO E INCULTURADO EN SU PUEBLO.

Por el bautismo el ser humano, regenerado como hijo de Dios por el agua y el Espíritu, ES INJERTADO EN LA IGLESIA Y CONSTITUIDO MIEMBRO DEL PUEBLO SACERDOTAL, ILUMINADO, REAL.

EL SACERDOCIO COMÚN DEL PUEBLO DE DIOS, ES LA BASE DE LOS MINISTERIOS LAICALES Y DEL SACERDOCIO MINISTERIAL.

La participación activa en la liturgia de todo cristiano, ES UN DERECHO Y TAMBIÉN UN DEBER.

EL CORAZÓN DE NUESTRA SALVACIÓN ES LA PASCUA DE JESUCRISTO RESUCITADO, que se vive sacramentalmente en la Eucaristía, en un tiempo y lugar definido.

En la Eucaristía, HACEMOS EL MEMORIAL DEL SÍ TOTAL DEL MÁRTIR JESUCRISTO A DIOS Y SU REINO, QUE INCLUYE EL SI DE SU CUERPO MÍSTICO, EL CUAL COMULGA EN EL MUNDO CON LA PASCUA DE SU SEÑOR (Rom 12,1).

JESÚS ACOGIÓ A LOS POBRES Y CON ELLOS CELEBRÓ LA ULTIMA CENA.
LA EUCARISTÍA DEBE SER LA CASA Y LA MESA DE LOS POBRES, SACRAMENTO DEL PAN QUE SE COMPARTE, SÍMBOLO OMINOSO DE LA LUCHA PARA ERRADICAR EL HAMBRE EN NUESTROS PUEBLOS.

“Nuestras” parroquias están llamadas a ser comunidad de comunidades eucarísticas.  

LA TIERRA LATINOAMERICANA SIGUE SIENDO EMPAPADA DIARIAMENTE POR LA SANGRE DE MILLARES DE PERSONAS QUE MUEREN, ANTES DE TIEMPO, POR EL INJUSTO EMPOBRECIMIENTO, LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL, LA DELICUENCIA COMÚN.

En este doloroso contexto, PARTICULARMENTE EN LOS MEDIOS POPULARES, LAS COMUNIDADES ECLESIALES SON COMUNIDADES MARTIRIALES EN COMUNIÓN CON JESÚS, SIERVO POBRE Y SUFRIENTE, LAS CUALES AL CELEBRAR LA VIDA EN LA LITURGIA, REALIZAN UN VIGOROSO ACTO DE ESPERANZA.

LOS POBRES DE NUESTROS PUEBLOS NO HAN DEJADO QUE LES ROBEN LA ALEGRÍA, LA SONRISA, LA FIESTA, LA RESURRECCIÓN.

Gustan de preparar y participar en las fiestas religiosas, donde AGRADECEN A DIOS EL DON DE LA VIDA, LO ALABAN Y LE PIDEN TIEMPOS MEJORES.

En las parroquias debemos acompañar, animar y alimentar ese gustar y hacer fiesta a la Vida. Somos conscientes que “ES CARACTERÍSTICA LATINOAMERICANA LA EXISTENCIA DE UN RECIO CATOLICISMO Y RELIGIOSIDAD POPULAR” , expresión de la inculturación del Evangelio en nuestros pueblos, LA CUAL DEBE SEGUIR SIENDO ENRIQUECIDA POR EL DISCERNIMIENTO EVANGÉLICO.

ES ESPERANZADOR QUE NUESTRO PUEBLO TENGA ESTIMA DE LA IGLESIA Y HAMBRE Y SED DE DIOS.  

La comunión plena de San Ignacio con Jesucristo y su Reino se expresa en el tercer grado de humildad: su vida fue liturgia agradable a Dios.

Ignacio, inspirado por el Señor y buscando su mayor servicio, asumió el sacerdocio ministerial como esencial en la misión de la Compañía.

Su estima y encuentro con el Señor en la Eucaristía está claramente recogido en su autobiografía.

Además, gozaba en ceremonias litúrgicas bellas y bien realizadas. 
En este espíritu, la vida sacerdotal de la Compañía HA SIDO LITURGIA Y CULTO AGRADABLE AL PADRE.

Por su sacerdocio ministerial, gran número de jesuitas ha buscado expresar y alimentar la fe del Pueblo de Dios en ceremonias bellas e inculturadas, como el P. Zepp y el P. Zipoli en las reducciones del Paraguay.

En el actual contexto social, queremos que las parroquias “jesuitas” continúen y mejoren esta tradición Y LLEGUEN A SER COMUNIDAD DE COMUNIDADES LITÚRGICAS, LAS CUALES ANIMEN, ALIMENTEN Y ACRECIENTEN LA FE DEL PUEBLO, EN CELEBRACIONES RELIGIOSAS, COTIDIANAS Y ESPECIALES, BIEN PREPARADAS, PARTICIPADAS E INCULTURADAS.

Esto conlleva el que asumamos las siguientes acciones y actitudes:

REDESCUBRIR LA DIMENSIÓN LITÚRGICA DE LA VIDA CRISTIANA: cambios sociales recientes afectaron a la vida cristiana y contribuyeron a que la liturgia quedara reducida, muchas veces, a meros ritos.
En las parroquias redescubrir la liturgia y SU CARÁCTER COMUNITARIO, MARTIRIAL Y EUCARÍSTICO, MOMENTO PRIVILEGIADO DE ENCUENTRO CON LA COMUNIDAD LOCAL Y UNIVERSAL.
VALORAR LAS ACCIONES LITÚRGICAS COMO MOMENTOS DENSOS DE FE Y ORACIÓN: ser creativos para que las acciones litúrgicas sean momentos privilegiados de oración, y así ayuden a la comunión de cada persona y de la comunidad con Dios y su Pueblo.

La comunidad parroquial celebra, con toda la Iglesia, el misterio de la salvación en el año litúrgico.

Las acciones litúrgicas y el culto sean inculturadas: las acciones litúrgicas y el culto DEBEN ASUMIR, CON DISCERNIMIENTO, LA RELIGIOSIDAD Y LA CULTURA DEL LUGAR Y CONTRIBUIR ASÍ EN EL PROCESO DE LA EVANGELIZACIÓN INCULTURADA.

Preparación sacramental: los sacramentos son momentos privilegiados de encuentro y comunión con Dios en la Pascua de Jesucristo y su Pueblo.
Por ello, debemos emplear los medios necesarios PARA QUE SE APRECIEN Y VIVAN EN TODA SU RIQUEZA Y COMPROMISO ECLESIAL Y SOCIAL.

Su preparación tenga en cuenta la situación de personas y pueblos.

Eucaristía dominical: la asamblea litúrgica dominical es distintivo de los católicos.
DEBEMOS PROCURAR QUE ESTÉ AL ALCANCE DE TODOS LOS CRISTIANOS(AS), AUN EN LOS LUGARES DONDE LA SITUACIÓN GEOGRÁFICA O SOCIAL DIFICULTA QUE LOS FIELES PARTICIPEN ORDINARIAMENTE.

Fiestas litúrgicas marianas y de la Compañía: el profundo cariño que nuestro pueblo tiene a María debe ayudar a acrecentarlo y celebrarlo.


EL REGALO DEL SEÑOR A LA IGLESIA EN LOS SANTOS Y BEATOS DE LA COMPAÑÍA NO DEBEMOS ESCONDERLO, SINO COMPARTIRLO EN EL PUEBLO DE DIOS.