LA EUCARISTÍA DEBE SER LA CASA Y LA MESA DE LOS POBRES, DEL PAN QUE SE COMPARTE, SÍMBOLO PROFÉTICO DE
LA LUCHA PARA ERRADICAR EL HAMBRE EN NUESTROS PUEBLOS.
La liturgia
agradable al Padre ha sido la Ofrenda y sacrificio (Oblación) que Jesucristo ha
hecho toda su vida a Dios alcanzando su plenitud en Pascua (Fil 2,5-11).
Jesucristo
es el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza: por ello vive su ser supremo en cada
momento de su vida (Hb 5,1-10; 9,11-10,25).
Dicho
sacerdocio está enraizado y centrado EN LA
SOLIDARIDAD Y LA MISERICORDIA: “aprended
lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. PORQUE NO HE VENIDO A LLAMAR A JUSTOS, SINO
A PECADORES AL ARREPENTIMIENTO” (Mt 9,13).
La vida y
pascua de Jesucristo es la fuente y cumbre de la promesa de la compasión y
misericordia, EN OPOSICIÓN A UN CULTO
FORMAL Y VACÍO (Hb 10,5-10).
Esa
oblación martirial de Jesús a Dios y su Reino, FUE EL SÍ AGRADABLE AL PADRE QUE LO RESUCITÓ Y GLORIFICÓ (Hb
4,14-16;9,11-14).
Jesucristo
participa su compromiso a la Iglesia, y la constituye como Pueblo Santo.
La Iglesia
es comunidad administrativa que continúa la misión del Señor en la historia.
Por ello,
el sacerdocio cristiano debe ser:
ENCARNADO,
PROFÉTICO,
PASCUAL,
INCULTURADO.
Una
liturgia desencarnada y ahistórica no vive el sacerdocio de Jesucristo.
A su vez, UNA FE QUE NO SE EXPRESA Y CELEBRA ES
INHUMANA.
La comunión
de la Iglesia en el sacerdocio solidario de Jesucristo, ALCANZA UNA PLENITUD PARTICULAR EN LA ENTREGA Y LA SANGRE DERRAMADA DE
LOS MÁRTIRES (Ap7,13-17), de los cuales debemos cuidar su memoria.
MARÍA, ES MODELO PARA LA IGLESIA EN SU TOTAL OFRENDA Y SACRIFICIO
AL SEÑOR: “HÁGASE EN MÍ, SEGÚN TU
PALABRA” (Lc 1,38).
La
comunidad eclesial VIVE Y REQUIERE DE
MOMENTOS DENSOS PARA ORAR, PARA LLORAR, PARA FESTEJAR.
Las
celebraciones del pueblo cristiano, de sus comunidades y personas, participan
de la única y gran fiesta de la Pascua de Jesucristo (Gal 2,19-21), Y SE DEBEN VIVIR INCULTURADAMENTE, EN
FIDELIDAD A JESÚS ENCARNADO E INCULTURADO EN SU PUEBLO.
Por el
bautismo el ser humano, regenerado como hijo de Dios por el agua y el Espíritu,
ES INJERTADO EN LA IGLESIA Y CONSTITUIDO
MIEMBRO DEL PUEBLO SACERDOTAL, ILUMINADO, REAL.
EL SACERDOCIO COMÚN DEL PUEBLO DE DIOS, ES LA BASE DE LOS MINISTERIOS
LAICALES Y DEL SACERDOCIO MINISTERIAL.
La
participación activa en la liturgia de todo cristiano, ES UN DERECHO Y TAMBIÉN UN DEBER.
EL CORAZÓN DE NUESTRA SALVACIÓN ES LA PASCUA DE JESUCRISTO RESUCITADO, que se vive sacramentalmente en la Eucaristía, en un
tiempo y lugar definido.
En la
Eucaristía, HACEMOS EL MEMORIAL DEL SÍ
TOTAL DEL MÁRTIR JESUCRISTO A DIOS Y SU REINO, QUE INCLUYE EL SI DE SU CUERPO
MÍSTICO, EL CUAL COMULGA EN EL MUNDO CON LA PASCUA DE SU SEÑOR (Rom 12,1).
JESÚS ACOGIÓ A LOS POBRES Y CON ELLOS CELEBRÓ LA ULTIMA CENA.
LA EUCARISTÍA DEBE SER LA CASA Y LA MESA DE LOS POBRES, SACRAMENTO DEL
PAN QUE SE COMPARTE, SÍMBOLO OMINOSO DE LA LUCHA PARA ERRADICAR EL HAMBRE EN
NUESTROS PUEBLOS.
“Nuestras”
parroquias están llamadas a ser comunidad de comunidades eucarísticas.
LA TIERRA LATINOAMERICANA SIGUE SIENDO EMPAPADA DIARIAMENTE POR LA SANGRE
DE MILLARES DE PERSONAS QUE MUEREN, ANTES DE TIEMPO, POR EL INJUSTO
EMPOBRECIMIENTO, LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL, LA DELICUENCIA COMÚN.
En este
doloroso contexto, PARTICULARMENTE EN
LOS MEDIOS POPULARES, LAS COMUNIDADES ECLESIALES SON COMUNIDADES MARTIRIALES EN
COMUNIÓN CON JESÚS, SIERVO POBRE Y SUFRIENTE, LAS CUALES AL CELEBRAR LA VIDA EN
LA LITURGIA, REALIZAN UN VIGOROSO ACTO DE ESPERANZA.
LOS POBRES DE NUESTROS PUEBLOS NO HAN DEJADO QUE LES ROBEN LA ALEGRÍA,
LA SONRISA, LA FIESTA, LA RESURRECCIÓN.
Gustan de
preparar y participar en las fiestas religiosas, donde AGRADECEN A DIOS EL DON DE LA VIDA, LO ALABAN Y LE PIDEN TIEMPOS
MEJORES.
En las
parroquias debemos acompañar, animar y alimentar ese gustar y hacer fiesta a la
Vida. Somos conscientes que “ES
CARACTERÍSTICA LATINOAMERICANA LA EXISTENCIA DE UN RECIO CATOLICISMO Y
RELIGIOSIDAD POPULAR” , expresión de la inculturación del Evangelio en
nuestros pueblos, LA CUAL DEBE SEGUIR
SIENDO ENRIQUECIDA POR EL DISCERNIMIENTO EVANGÉLICO.
ES ESPERANZADOR QUE NUESTRO PUEBLO TENGA ESTIMA DE LA IGLESIA Y HAMBRE Y
SED DE DIOS.
La comunión
plena de San Ignacio con Jesucristo y su Reino se expresa en el tercer grado de
humildad: su vida fue liturgia agradable a Dios.
Ignacio,
inspirado por el Señor y buscando su mayor servicio, asumió el sacerdocio
ministerial como esencial en la misión de la Compañía.
Su estima y
encuentro con el Señor en la Eucaristía está claramente recogido en su
autobiografía.
Además,
gozaba en ceremonias litúrgicas bellas y bien realizadas.
En este espíritu, la vida sacerdotal de la Compañía HA SIDO LITURGIA Y CULTO AGRADABLE AL PADRE.
En este espíritu, la vida sacerdotal de la Compañía HA SIDO LITURGIA Y CULTO AGRADABLE AL PADRE.
Por su
sacerdocio ministerial, gran número de jesuitas ha buscado expresar y alimentar
la fe del Pueblo de Dios en ceremonias bellas e inculturadas, como el P. Zepp y
el P. Zipoli en las reducciones del Paraguay.
En el
actual contexto social, queremos que las parroquias “jesuitas” continúen y
mejoren esta tradición Y LLEGUEN A SER
COMUNIDAD DE COMUNIDADES LITÚRGICAS, LAS CUALES ANIMEN, ALIMENTEN Y
ACRECIENTEN LA FE DEL PUEBLO, EN CELEBRACIONES RELIGIOSAS, COTIDIANAS Y
ESPECIALES, BIEN PREPARADAS, PARTICIPADAS E INCULTURADAS.
Esto
conlleva el que asumamos las siguientes acciones y actitudes:
REDESCUBRIR LA DIMENSIÓN LITÚRGICA DE LA VIDA CRISTIANA: cambios sociales recientes afectaron a la vida
cristiana y contribuyeron a que la liturgia quedara reducida, muchas veces, a
meros ritos.
En las
parroquias redescubrir la liturgia y SU
CARÁCTER COMUNITARIO, MARTIRIAL Y EUCARÍSTICO, MOMENTO PRIVILEGIADO DE
ENCUENTRO CON LA COMUNIDAD LOCAL Y UNIVERSAL.
VALORAR LAS ACCIONES LITÚRGICAS COMO MOMENTOS DENSOS DE FE Y ORACIÓN: ser creativos para que las acciones litúrgicas sean
momentos privilegiados de oración, y así ayuden a la comunión de cada persona y
de la comunidad con Dios y su Pueblo.
La
comunidad parroquial celebra, con toda la Iglesia, el misterio de la salvación
en el año litúrgico.
Las
acciones litúrgicas y el culto sean inculturadas: las acciones litúrgicas y el
culto DEBEN ASUMIR, CON DISCERNIMIENTO,
LA RELIGIOSIDAD Y LA CULTURA DEL LUGAR Y CONTRIBUIR ASÍ EN EL PROCESO DE LA
EVANGELIZACIÓN INCULTURADA.
Preparación
sacramental: los sacramentos son momentos privilegiados de encuentro y comunión
con Dios en la Pascua de Jesucristo y su Pueblo.
Por ello,
debemos emplear los medios necesarios PARA
QUE SE APRECIEN Y VIVAN EN TODA SU RIQUEZA Y COMPROMISO ECLESIAL Y SOCIAL.
Su
preparación tenga en cuenta la situación de personas y pueblos.
Eucaristía
dominical: la asamblea litúrgica dominical es distintivo de los católicos.
DEBEMOS PROCURAR QUE ESTÉ AL ALCANCE DE TODOS LOS CRISTIANOS(AS), AUN EN
LOS LUGARES DONDE LA SITUACIÓN GEOGRÁFICA O SOCIAL DIFICULTA QUE LOS FIELES
PARTICIPEN ORDINARIAMENTE.
Fiestas
litúrgicas marianas y de la Compañía: el profundo cariño que nuestro pueblo
tiene a María debe ayudar a acrecentarlo y celebrarlo.
EL REGALO DEL SEÑOR A LA IGLESIA EN LOS SANTOS Y BEATOS DE LA COMPAÑÍA NO
DEBEMOS ESCONDERLO, SINO COMPARTIRLO EN EL PUEBLO DE DIOS.