LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO ROMPE LAS CADENAS
DE LA MUERTE, NO ES UNA TEORÍA NI SE DEDUCE DE DATOS HUMANOS.
Vigilia pascual - Las mujeres ante el sepulcro vacío (Mt 28, 1-10)
P. Carlos Cardó, SJ
Transcurrido
el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra
María fueron a ver el sepulcro.
De pronto
se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y
acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima
de ella.
Su rostro
brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve.
Los guardias,
atemorizados ante Él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El
ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "NO
TEMAN. YA SÉ QUE BUSCAN A JESÚS, EL CRUCIFICADO. NO ESTÁ AQUÍ; HA RESUCITADO,
COMO LO HABÍA DICHO.
VENGAN A VER EL LUGAR DONDE LO HABÍAN
PUESTO.
Y AHORA, VAYAN DE PRISA A DECIR A SUS
DISCÍPULOS: ‘HA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS E IRÁ DELANTE DE USTEDES A
GALILEA; ALLÁ LO VERÁN’. ESO ES TODO".
Ellas se
alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría,
corrieron a dar la noticia a los discípulos.
Pero de
repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le
abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "NO TENGAN MIEDO. VAYAN A DECIR A MIS HERMANOS QUE SE DIRIJAN A GALILEA.
ALLÁ ME VERÁN".
Celebramos la
Resurrección del Señor.
La Iglesia canta
la alegría de esta noche “inundada de tanta claridad”.
TODO LO QUE CREEMOS, AMAMOS Y
ESPERAMOS TIENE SU ORIGEN Y FUNDAMENTO EN LA PASCUA DEL SEÑOR.
ES EL TRIUNFO DEL GRAN DIOS Y SALVADOR NUESTRO JESUCRISTO,
QUE, ROTAS LAS CADENAS DE LA MUERTE, ES ATRAÍDO POR DIOS, SU PADRE, A SU MISMO
NIVEL DE EXISTENCIA DIVINA, DESDE DONDE NOS ASEGURA TAMBIÉN A NOSOTROS EL LOGRO
FELIZ DE NUESTRO DESTINO:
La realización
de lo que anhelamos,
La liberación
del pecado,
Del dolor y de
la muerte,
La unión con Él
hasta participar de su misma vida divina.
La resurrección
fundamenta nuestra esperanza y nos da motivos para seguir esperando en toda
circunstancia, seguros de que si
Cristo resucitó también nosotros resucitaremos.
Por eso no nos
afligimos como los que no tienen esperanza (1 Tes 4,13), aunque vivimos en un mundo que, al igual que en
tiempos de Jesús y de los primeros cristianos, encuentre tantas “razones”
(¡sinrazones!) PARA CREER QUE LA MUERTE
ES LO ÚNICO QUE PONE FIN A TANTOS MALES, ECHANDO POR LA BORDA AL MISMO TIEMPO
TODA ESPERANZA.
Siempre la
resurrección ha suscitado incredulidad e incluso burla (Hech 17,32; 26,24).
ES VERDAD DE FE QUE ILUMINA LA
MENTE, EL CORAZÓN Y LA VOLUNTAD DE QUIENES ACOGEN EL EVANGELIO Y SE CONFÍAN AL
PODER DE DIOS.
El texto de
Mateo habla de las mujeres que, en compañía de la Madre del Crucificado, habían
presenciado los dolorosos sucesos del Viernes Santo y, movidas por el amor que
busca la presencia del ser querido, SON
LAS PRIMERAS TESTIGOS DE LA VICTORIA DE SU SEÑOR.
Por eso, ellas
reciben el encargo de transmitir a los discípulos, que abandonaron a Jesús, la
buena noticia y la orden de reunirse en Galilea donde Él los espera, como les
había anunciado.
Mateo hace ver
también las repercusiones cósmicas de la resurrección del Señor: la tierra se
retuerce como con dolores de mujer en parto Y LA OSCURIDAD DE LA TUMBA RESPLANDECE CON EL FULGOR DEL ANUNCIO DE
LA VIDA QUE TRIUNFA: SE INSTAURAN LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA.
LAS DUDAS Y TEMORES CEDEN PASO
A LA ALEGRÍA QUE SACA DEL LUGAR DE LA TUMBA Y ENVÍA AL ESPACIO DE LA
FRATERNIDAD, EN DONDE EL RESUCITADO SE HACE PRESENTE.
La resurrección
envía de nuevo a Cristo al mundo y manda a sus amigos a encontrarlo en la vida
de todos los días.
Hay que ponerse
en camino e ir a comunicar la buena noticia; hay que volver adonde Él se
manifiesta.
Regresen a sus
labores, a sus familias, a su entorno, a su barrio, a su propia Galilea, allí
donde se encuentran los abatidos y los pobres, que saben de las preferencias de
Jesús.
TODA LA VIDA CRISTIANA ES
ENVÍO, MISIÓN.
TODO EL EVANGELIO TIENDE A LA
MISIÓN HACIA LOS HERMANOS.
AHÍ REALIZAMOS NUESTRA
VOCACIÓN DE HIJOS Y ESTAMOS CON ÉL, QUE NO NOS ABANDONA NUNCA.
No sabríamos qué
es la Pascua, ni tendríamos la experiencia de los testigos de la resurrección, SI SÓLO QUISIÉRAMOS RECUPERAR UN CADÁVER,
QUE NOS DEJARÍA COMO ANTES, ENCERRADOS EN NUESTRO EGOÍSMO, VENCIDOS POR LA
MALDAD Y LA INJUSTICIA DE QUIENES HAN PRETENDIDO DAR MUERTE A LA VIDA.
PROCLAMEMOS SU TRIUNFO.
VIVAMOS LA ALEGRÍA DEL SANTO Y FELIZ JESUCRISTO.
Digamos con las
mujeres: Va por delante de
nosotros, señalando el camino. Lo verán en Galilea, en todos esos espacios en los que Él
quiere ser amado, seguido y servido.
LA VIDA
ATRAVIESA LA MUERTE Y EMPIEZA PARA NOSOTROS UNA NUEVA VIDA.