lunes, 17 de julio de 2017

¿SABES QUE LOS HOMBRES, EN ESTE MUNDO, LE OPONEMOS RESISTENCIAS A DIOS? PERO SU ÉXITO FINAL ESTÁ ASEGURADO PORQUE ÉL ES EL SEÑOR DE LA HISTORIA.

Mt 13, 1-9 - La Parábola de la semilla.
                                                                                                               Padre Carlos Cardó SJ

Con la parábola del sembrador y las sucesivas, Jesús explica el misterio de su vida, del reino y de su Palabra en nosotros.
A partir de realidades palpables de la vida ordinaria, la parábola NOS LLEVA A CAPTAR ALGO DEL MISTERIO DE DIOS Y DE NUESTRA PROPIA VIDA.

En un primer nivel de interpretación, la parábola se refiere a la fuerza de la Palabra que da fruto a pesar de las dificultades que encuentra.


El centro del relato es la semilla.
Ésta no produce fruto en tres casos (tierra de camino, tierra pedregosa, tierra con abrojos), sólo al final produce una cosecha abundante. (Notemos que 4 versículos hablan del fracaso del sembrador a pesar de todos sus esfuerzos).

Con toda probabilidad, Jesús pronunció esta parábola en el contexto histórico del fracaso que vivió en su predicación en Galilea.

La gente duda de Él como Mesías, no cree que se pueda confiar en la venida del reino que él ha anunciado.

En este sentido, la parábola del Sembrador se refiere al doble escándalo que también nosotros solemos tener: EL MAL PARECE CRECER EN EL MUNDO, MIENTRAS EL BIEN DISMINUYE; ADEMÁS, EL BIEN APARECE SIEMPRE MEZCLADO CON EL MAL.
Y nos preguntamos de mil modos distintos: ¿triunfará el mal al final?, ¿valdrá la pena esforzarse?

Las parábolas de Jesús nos revelan el modo como Dios lee las cosas; NOS DAN LUZ PARA ENTENDER EN PROFUNDIDAD LO QUE EN REALIDAD ACONTECE EN NUESTRO MUNDO TAN CONTRADICTORIO.

Ellas nos hacen ver que el Reino de Dios ya está inaugurado entre nosotros, pero todavía no ha llevado a su realización plena.

Más aún, el Reino no tiene un desarrollo homogéneo y triunfal. Entra en el mundo Y CHOCA CON EL MAL Y LAS RESISTENCIAS QUE LOS HOMBRES LE OPONEMOS. PERO –ESTA ES LA SORPRESA– SU ÉXITO FINAL ESTÁ ASEGURADO. DIOS ES SEÑOR DE LA HISTORIA.

En este sentido, Jesús quiere recuperar la confianza de la gente, sobre todo de sus discípulos. Lo hace justamente con esta parábola que puede llamarse LA PARÁBOLA DE LA CONFIANZA.

Hay en ella una llamada a fiarnos del reino de Dios que viene por la acción de Jesús.
La acción confiada del sembrador que esparce la semilla a manos llenas INTERPELA AL CREYENTE PARA QUE SALGA DE SUS TEMORES Y APATÍAS, COBRE VALOR Y SE ABRA A LA NOVEDAD DEL FUTURO QUE VIENE AL ENCUENTRO DEL PRESENTE.

NO SE TRATA DE UNA CONFIANZA FÁCIL Y OPTIMISTA. HAY MUCHAS DIFICULTADES QUE SUPERAR Y MUCHOS OBSTÁCULOS QUE ENFRENTAR VALIENTEMENTE.

A estas dificultades alude la alegoría de las distintas clases de tierra, sugerida por el texto mismo del evangelio cuando explica la parábola.
Más que cuatro tipos de hombres, SON CUATRO NIVELES O FORMAS DE ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS QUE CONVIVEN EN CADA UNO DE NOSOTROS.

         LA SEMILLA CAÍDA EN TIERRA DE BORDE DEL CAMINO OCURRE CUANDO ESCUCHAMOS LA PALABRA Y NO LA ENTENDEMOS, NO LA HACEMOS NUESTRA, PORQUE NUESTRAS FORMAS ADQUIRIDAS DE PENSAR, NUESTRAS COSTUMBRES Y PREJUICIOS LA TORNAN OPACA.
ENCERRADOS EN NUESTRAS PROPIAS MANERAS DE PENSAR, CREEMOS QUE NO TENEMOS NADA QUE APRENDER, NI QUE CAMBIAR.

         La semilla en terreno pedregoso acontece cuando escuchamos el mensaje evangélico y lo acogemos con alegría, PERO LAS PRESIONES Y TENSIONES INTERNAS Y EXTERNAS IMPIDEN QUE EL MENSAJE CALE EN NOSOTROS, ECHE RAÍCES Y SE SECA.
A veces podemos ser superficiales e inconstantes en nuestro compromiso cristiano. Muy buenos sentimientos, magníficos deseos, que quedan en eso: sentimientos y deseos, no obras, NI COMPROMISO EFECTIVO Y CONCRETO.

         LA SEMILLA CAÍDA EN TIERRA LLENA DE ZARZAS OCURRE CUANDO PERMITIMOS QUE LA PALABRA ARRAIGUE EN NOSOTROS Y CREZCA, PERO DESPUÉS LAS PREOCUPACIONES POR COSAS QUE NO SON EVANGÉLICAS, LOS CRITERIOS ANTIEVANGÉLICOS QUE VAMOS ASIMILANDO Y EL ENGAÑO DE LO QUE EL MUNDO NOS OFRECE COMO MEDIOS PARA SER FELICES, ESAS COSAS EN LAS QUE PONEMOS EL CORAZÓN ACTÚAN COMO MALA HIERBA, ZARZAS, MALEZAS QUE SOFOCAN NUESTRA FE EN LA PRÁCTICA. SON LOS "AFANES DE LA VIDA" Y LA "SEDUCCIÓN DE LAS RIQUEZAS"; NUESTROS FALSOS DIOSES, LOS ÍDOLOS ACTUALES: PLACER A TODA COSTA, AMBICIÓN DE RIQUEZAS A COMO DÉ LUGAR. Y NOS HALLAMOS FINALMENTE CAUTIVADOS, ESCLAVIZADOS EN UNA VIDA ESTÉRIL, FALTA DE VERDADERA LIBERTAD.

         Pero se da también en nosotros la tierra buena que da fruto. Es lo mejor nuestro, aquello que nos honra y nos hace sentir realmente bien: cuando somos capaces de gestos de generosidad y de amor admirables.
Entonces, nos hacemos disponibles como María a lo que el Señor nos pide.

SABEMOS QUE MANTENERNOS COMO TIERRA BUENA NO ES TAREA DE UN DÍA NI DE DOS; ES PROCESO LENTO Y CONSTANTE.
PERO ES UN ESFUERZO SOSTENIDO POR NUESTRA CONFIANZA EN DIOS.
A PESAR DE LAS DIFICULTADES DE LA SIEMBRA, JESÚS NOS ASEGURA EL BUEN RESULTADO. SU PALABRA ES CAPAZ DE ATRAVESAR EL ESPESOR DEL MAL EN NUESTRO CORAZÓN Y CONVERTIRNOS A ÉL.

JESÚS NOS INVITA A OBSERVAR LAS RESISTENCIAS QUE OPONEMOS A SU MENSAJE, PERO NO PARA ABATIRNOS SINO PARA RECONOCER DÓNDE Y CÓMO ÉL MISMO LUCHA CON NOSOTROS PARA TOMAR POSESIÓN DE NUESTRO CORAZÓN.


LA PARÁBOLA NO PUEDE SER LEÍDA COMO UN ALEGATO MORALISTA QUE LLEVE A CREER QUE EL RESULTADO DEPENDERÁ DE NUESTRO ESFUERZO.
EL FRUTO ES DE DIOS, ES DIOS MISMO QUE SE NOS DA.
SE NOS PIDE QUE ANALICEMOS NUESTRAS RESISTENCIAS Y PIDAMOS VERNOS LIBRES DE ELLAS PARA ACOGER LO QUE ÉL QUIERE DARNOS.

ES PEDIR LA FE QUE VENCE AL MUNDO, LA ESPERANZA QUE NO DEFRAUDA Y ESE AMOR QUE HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES Y NOS HACE VIVIR EN VERDAD COMO HIJOS E HIJAS, HEREDEROS DEL REINO.

        
Al celebrar la Eucaristía, Dios siembra en nosotros, de una manera especial, la Palabra que se proclama y que es acogida.

Al comulgar con Cristo, su palabra se hace vida en nosotros. EN LA EUCARISTÍA RENOVAMOS LA CONFIANZA VICTORIOSA.

Dios sigue sembrando las semillas del Reino, que son las semillas de justicia, solidaridad, comunión, diálogo y valoración del otro que hacen posible la tarea común.

FE PACIENTE EN NOSOTROS MISMOS Y EN EL LENTO TRABAJO DE DIOS
Sobre todo, ten fe en el lento trabajo de Dios. Nosotros estamos naturalmente inclinados a ser impacientes en todo y queremos llegar al fin sin demora.

Nos gustaría saltarnos las etapas intermedias. Somos impacientes por estar en un camino hacia algo desconocido y nuevo.

Pero la ley de todo desarrollo dicta que es necesario pasar por varias etapas de inestabilidad, y esto puede tomar mucho tiempo.

Tus ideas maduran gradualmente:
Déjalas crecer.
Déjalas tomar forma sin apuro.
No trates de forzarlas así como tú no podrías ser hoy lo que el  tiempo (que es decir la gracia de Dios y las circunstancias de la vida actuando en tu buena voluntad) te hará ser mañana.

Solo Dios puede decir lo que este nuevo espíritu que gradualmente se está formando en ti llegará a ser.


Da al Señor el beneficio de creer que su mano está guiándote, y acepta la ansiedad de sentirte a ti misma en camino incompleto.