¿SABES QUE LOS HOMBRES, EN ESTE MUNDO, LE
OPONEMOS RESISTENCIAS A DIOS? PERO SU ÉXITO FINAL ESTÁ ASEGURADO PORQUE ÉL ES EL
SEÑOR DE LA HISTORIA.
Mt 13, 1-9 - La Parábola de la semilla.
Padre Carlos Cardó SJ
Con la parábola del sembrador y las sucesivas, Jesús explica el misterio
de su vida, del reino y de su Palabra en nosotros.
A partir de realidades palpables de la vida ordinaria, la parábola NOS LLEVA A CAPTAR ALGO DEL MISTERIO DE
DIOS Y DE NUESTRA PROPIA VIDA.
En un primer nivel de interpretación, la parábola se refiere a la fuerza
de la Palabra que da fruto a pesar de las dificultades que encuentra.
El centro del relato es la semilla.
Ésta no produce fruto en tres casos (tierra de camino, tierra pedregosa,
tierra con abrojos), sólo al final produce una cosecha abundante. (Notemos que
4 versículos hablan del fracaso del sembrador a pesar de todos sus esfuerzos).
Con toda probabilidad, Jesús pronunció esta parábola en el contexto
histórico del fracaso que vivió en su predicación en Galilea.
La gente duda de Él como Mesías, no cree que se pueda confiar en la
venida del reino que él ha anunciado.
En este sentido, la parábola del Sembrador se refiere al doble escándalo
que también nosotros solemos tener: EL
MAL PARECE CRECER EN EL MUNDO, MIENTRAS EL BIEN DISMINUYE; ADEMÁS, EL BIEN
APARECE SIEMPRE MEZCLADO CON EL MAL.
Y nos preguntamos de mil modos distintos: ¿triunfará el mal al final?,
¿valdrá la pena esforzarse?
Las parábolas de Jesús nos revelan el modo como Dios lee las cosas; NOS DAN LUZ PARA ENTENDER EN PROFUNDIDAD LO
QUE EN REALIDAD ACONTECE EN NUESTRO MUNDO TAN CONTRADICTORIO.
Ellas nos hacen ver que el Reino de Dios ya está inaugurado entre
nosotros, pero todavía no ha llevado a su realización plena.
Más aún, el Reino no tiene un desarrollo homogéneo y triunfal. Entra en
el mundo Y CHOCA CON EL MAL Y LAS
RESISTENCIAS QUE LOS HOMBRES LE OPONEMOS. PERO –ESTA ES LA SORPRESA– SU ÉXITO
FINAL ESTÁ ASEGURADO. DIOS ES SEÑOR DE LA HISTORIA.
En este sentido, Jesús quiere recuperar la confianza de la gente, sobre
todo de sus discípulos. Lo hace justamente con esta parábola que puede llamarse
LA PARÁBOLA DE LA CONFIANZA.
Hay en ella una llamada a fiarnos del reino de Dios que viene por la
acción de Jesús.
La acción confiada del sembrador que esparce la semilla a manos llenas INTERPELA AL CREYENTE PARA QUE SALGA DE SUS
TEMORES Y APATÍAS, COBRE VALOR Y SE ABRA A LA NOVEDAD DEL FUTURO QUE VIENE AL
ENCUENTRO DEL PRESENTE.
NO SE TRATA DE UNA CONFIANZA FÁCIL Y
OPTIMISTA. HAY MUCHAS DIFICULTADES QUE SUPERAR Y MUCHOS OBSTÁCULOS QUE
ENFRENTAR VALIENTEMENTE.
A estas dificultades alude la alegoría de las distintas clases de
tierra, sugerida por el texto mismo del evangelio cuando explica la parábola.
Más que cuatro tipos de hombres, SON
CUATRO NIVELES O FORMAS DE ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS QUE CONVIVEN EN CADA
UNO DE NOSOTROS.
LA SEMILLA CAÍDA EN TIERRA DE BORDE DEL CAMINO OCURRE CUANDO ESCUCHAMOS
LA PALABRA Y NO LA ENTENDEMOS, NO LA HACEMOS NUESTRA, PORQUE NUESTRAS FORMAS
ADQUIRIDAS DE PENSAR, NUESTRAS COSTUMBRES Y PREJUICIOS LA TORNAN OPACA.
ENCERRADOS EN NUESTRAS PROPIAS MANERAS
DE PENSAR, CREEMOS QUE NO TENEMOS NADA QUE APRENDER, NI QUE CAMBIAR.
La semilla en terreno
pedregoso acontece cuando escuchamos el mensaje evangélico y lo acogemos con
alegría, PERO LAS PRESIONES Y TENSIONES
INTERNAS Y EXTERNAS IMPIDEN QUE EL MENSAJE CALE EN NOSOTROS, ECHE RAÍCES Y SE
SECA.
A veces podemos ser superficiales e inconstantes en nuestro compromiso
cristiano. Muy buenos sentimientos, magníficos deseos, que quedan en eso:
sentimientos y deseos, no obras, NI
COMPROMISO EFECTIVO Y CONCRETO.
LA SEMILLA CAÍDA EN TIERRA LLENA DE ZARZAS OCURRE CUANDO PERMITIMOS QUE
LA PALABRA ARRAIGUE EN NOSOTROS Y CREZCA, PERO DESPUÉS LAS PREOCUPACIONES
POR COSAS QUE NO SON EVANGÉLICAS, LOS CRITERIOS ANTIEVANGÉLICOS QUE
VAMOS ASIMILANDO Y EL ENGAÑO DE LO QUE EL MUNDO NOS OFRECE COMO MEDIOS PARA SER
FELICES, ESAS COSAS EN LAS QUE PONEMOS EL CORAZÓN ACTÚAN COMO MALA HIERBA,
ZARZAS, MALEZAS QUE SOFOCAN NUESTRA FE EN LA PRÁCTICA. SON LOS "AFANES
DE LA VIDA" Y LA "SEDUCCIÓN DE LAS RIQUEZAS"; NUESTROS FALSOS
DIOSES, LOS ÍDOLOS ACTUALES: PLACER A TODA COSTA, AMBICIÓN DE RIQUEZAS A COMO
DÉ LUGAR. Y NOS HALLAMOS FINALMENTE CAUTIVADOS, ESCLAVIZADOS EN UNA VIDA
ESTÉRIL, FALTA DE VERDADERA LIBERTAD.
Pero se da también en
nosotros la tierra buena que da fruto. Es lo mejor nuestro, aquello que nos
honra y nos hace sentir realmente bien: cuando somos capaces de gestos de
generosidad y de amor admirables.
Entonces, nos hacemos disponibles como María a lo que el Señor nos pide.
SABEMOS QUE MANTENERNOS COMO TIERRA
BUENA NO ES TAREA DE UN DÍA NI DE DOS; ES PROCESO LENTO Y CONSTANTE.
PERO ES UN ESFUERZO SOSTENIDO POR
NUESTRA CONFIANZA EN DIOS.
A PESAR DE LAS DIFICULTADES DE LA
SIEMBRA, JESÚS NOS ASEGURA EL BUEN RESULTADO. SU PALABRA ES CAPAZ DE
ATRAVESAR EL ESPESOR DEL MAL EN NUESTRO CORAZÓN Y CONVERTIRNOS A ÉL.
JESÚS NOS INVITA A OBSERVAR LAS
RESISTENCIAS QUE OPONEMOS A SU MENSAJE, PERO NO PARA ABATIRNOS SINO PARA
RECONOCER DÓNDE Y CÓMO ÉL MISMO LUCHA CON NOSOTROS PARA TOMAR POSESIÓN DE
NUESTRO CORAZÓN.
LA PARÁBOLA NO PUEDE SER LEÍDA COMO UN
ALEGATO MORALISTA QUE LLEVE A CREER QUE EL RESULTADO DEPENDERÁ DE NUESTRO
ESFUERZO.
EL FRUTO ES DE DIOS, ES DIOS MISMO QUE
SE NOS DA.
SE NOS PIDE QUE ANALICEMOS NUESTRAS
RESISTENCIAS Y PIDAMOS VERNOS LIBRES DE ELLAS PARA ACOGER LO QUE ÉL QUIERE
DARNOS.
ES PEDIR LA FE QUE VENCE AL MUNDO, LA
ESPERANZA QUE NO DEFRAUDA Y ESE AMOR QUE HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS
CORAZONES Y NOS HACE VIVIR EN VERDAD COMO HIJOS E HIJAS, HEREDEROS DEL REINO.
Al celebrar la Eucaristía, Dios siembra en nosotros, de una manera
especial, la Palabra que se proclama y que es acogida.
Al comulgar con Cristo, su palabra se hace vida en nosotros. EN LA EUCARISTÍA RENOVAMOS LA CONFIANZA
VICTORIOSA.
Dios sigue sembrando las semillas del Reino, que son las semillas de
justicia, solidaridad, comunión, diálogo y valoración del otro que hacen
posible la tarea común.
FE PACIENTE EN NOSOTROS MISMOS Y EN EL
LENTO TRABAJO DE DIOS
Sobre todo, ten fe en el lento trabajo de Dios. Nosotros estamos
naturalmente inclinados a ser impacientes en todo y queremos llegar al fin sin
demora.
Nos gustaría saltarnos las etapas intermedias. Somos impacientes por
estar en un camino hacia algo desconocido y nuevo.
Pero la ley de todo desarrollo dicta que es necesario pasar por varias
etapas de inestabilidad, y esto puede tomar mucho tiempo.
Tus ideas maduran gradualmente:
Déjalas crecer.
Déjalas tomar forma sin apuro.
No trates de forzarlas así como tú no
podrías ser hoy lo que el tiempo (que es decir la gracia de Dios y las
circunstancias de la vida actuando en tu buena voluntad) te hará ser mañana.
Solo Dios puede decir lo que este nuevo espíritu que gradualmente se
está formando en ti llegará a ser.
Da al Señor el beneficio de creer que su mano está guiándote, y acepta
la ansiedad de sentirte a ti misma en camino incompleto.