¿SABES QUE LA PASIÓN DE DIOS POR CADA UNA DE NOSOTROS
ES QUE VALEMOS MUCHO PARA ÉL Y NOS AMA? (Is 43, 4).
(Mt 25,1-13)
P. Carlos Cardó
SJ
En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos
es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro
del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las
descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de
nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto
con su lámpara.
Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y
se durmieron. A medianoche se oyó un grito:
‘¡Ya viene
el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’.
Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes
y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las
previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están
apagando’. Las previsoras les contestaron:
`No, porque no va a alcanzar para ustedes y para
nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’. Mientras aquéllas iban a
comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al
banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y
dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no
las conozco’. Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la
hora".
Esta parábola
recoge el ceremonial típico de las bodas de Palestina en tiempos de Jesús. Al
caer la tarde, la novia con corona en la cabeza y traje de gala esperaba al
novio en casa de sus padres, en compañía de una corte de muchachas que llevaban
lámparas encendidas en sus manos. Solían ser lámparas de aceite, de llama tenue
que había que proteger del viento. Con la llegada del novio comenzaba la fiesta
que duraba varios días. Al final, el cortejo de las muchachas acompañaba a la
pareja a su nueva casa. Después de cantar himnos y plegarias, se les dejaba
para que dieran inicio a su vida de esposos.
La Biblia ES EL LIBRO DEL AMOR DE DIOS por la
humanidad. Para describirlo, emplea frecuentemente el símbolo de la unión
conyugal. Dios es el esposo de Israel, que representa a toda la humanidad.
De comienzo a
fin, pero sobre todo en las más bellas páginas poéticas del Cantar, de Isaías y
de Jeremías, la Biblia NOS LLENA DE
ADMIRACIÓN ANTE LA PASIÓN DE DIOS POR CADA UNA DE SUS CRIATURAS: TÚ VALES MUCHO PARA MÍ Y YO TE AMO (Is
43, 4).
DE ESTA EXPERIENCIA DEL AMOR
DE DIOS, BROTA LA ACTITUD DE BÚSQUEDA DE SU PRESENCIA, QUE SE EXPRESA EN LA
METÁFORA DEL SALIR A SU ENCUENTRO:
ESTAR DESPIERTOS
Y DISPONIBLES PARA RECIBIR AL SEÑOR, ALIMENTAR LA FE Y NO DEJAR QUE SE APAGUE,
PUES NO SABEMOS CUÁNDO
SERÁ AQUEL DÍA.
Jesús nos hacer
ver que el encuentro con Dios SE REALIZA
EN LO COTIDIANO, Y QUE ES EN LA VIDA DE TODOS LOS DÍAS DONDE SE DECIDE EL
FUTURO EN TÉRMINOS DE ESTAR CON ÉL, O ESTAR LEJOS DE ÉL.
San Pablo, por
su parte, insiste en la idea de que la fe ilumina la realidad que vivimos y
mueve a responsabilidad, no permite el sueño de la pasividad, nos
despierta:
LA NOCHE ESTÁ AVANZADA Y EL DÍA SE ACERCA; DESPOJÉMONOS DE LAS OBRAS DE
LAS TINIEBLAS Y REVISTÁMONOS DE LAS ARMAS DE LA LUZ… REVÍSTANSE DE JESUCRISTO (Rom 13,
11-14).
La parábola trae
esta advertencia. Las personas previsoras, representadas en las muchachas
prudentes que mantienen sus lámparas bien preparadas, SE MUESTRAN ATENTAS A LAS LLAMADAS DEL SEÑOR, SE GUÍAN POR LAS
INSPIRACIONES DE SU ESPÍRITU, ESPÍRITU DEL AMOR, Y GASTAN SUS VIDAS
SIRVIENDO A LOS DEMÁS.
Las jóvenes
descuidadas, en cambio, no cumplen las exigencias del amor, NO BUSCAN AL SEÑOR NI LO RECONOCEN CUANDO
PASA A SU LADO.
SUS VIDAS SON UN VASO VACÍO,
LLENO DE FRIVOLIDAD Y EGOÍSMO, SIN AMOR. EN VEZ DE
ACERCARSE AL SEÑOR, SE ALEJAN, HASTA YA NO OÍR SU VOZ.
Por eso, él les
dirá: ¡No las conozco!,
manifestando con estas palabras la respuesta que ellas mismas le han dado. El
final no es otra cosa que LO QUE SE HA
VENIDO DANDO EN LO COTIDIANO.
Por tanto, estén preparados,
porque no saben ni el día ni la hora, es la conclusión de la
parábola. Jesús nos la dice no para meternos miedo respecto al futuro, sino
para que seamos responsables del presente.
Si el Señor nos
habla con palabras graves de la posibilidad de echar a perder la vida, si con
tanta insistencia advierte en su evangelio que hay trigo y cizaña, peces
diversos, invitados con traje de bodas o sin él, criados buenos y malos, no es
para que le temamos, SINO PARA QUE
ASIMILEMOS DE MANERA MÁS DECIDIDA SUS ENSEÑANZAS.
Porque nos ama,
no quiere que perezca ninguno de los que el Padre le ha dado. PORQUE LA VIDA ES UN REGALO PRECIOSO QUE DEBEMOS CUIDAR, JESÚS NOS ADVIERTE: ¡ESTÉN
PREPARADOS! ES COMO SI NOS DIJESE: NO JUEGUES CON TU VIDA, ¡VALE TANTO PARA MÍ! MIRA, AHORA SE TE CONCEDE ADQUIRIR EL ACEITE NECESARIO PARA QUE TODA TU
PERSONA BRILLE CON LA LUZ VERDADERA QUE NI LA MUERTE PODRÁ EXTINGUIR. CONTEMPLAR AL SEÑOR ES QUEDAR RADIANTES,
dice el Salmo 32.
La voz que
anuncia: ¡Ya llega el esposo,
salgan a su encuentro!, nos mueve a examinar si estamos con las lámparas
encendidas AGUARDANDO Y SIRVIENDO AL
SEÑOR.
Discernir sus
incesantes venidas y estar vigilantes para el encuentro definitivo SIGNIFICA COMPROMISO EFECTIVO, PRÁCTICA DE
LA FE.
Lo contrario es
llevar en las manos lámparas sin aceite; su pequeña luz se apagará. Si buscamos
incesantemente al Señor, Él no nos ocultará su rostro. Nos dirá aquello que oyó
San Agustín en su interior: “Consuélate, tú
no me buscarías si tú no me hubieses encontrado”.