jueves, 9 de junio de 2016

MARCO TEOLOGICO-PASTORAL DE LA PARROQUIA-JESUITA


MARCO TEOLOGICO-PASTORAL DE
LA PARROQUIA-JESUITA


El Concilio Vaticano II, bajo la guía del Espíritu, nos orienta para poner al día el ser de la iglesia y su misión en el mundo de hoy.

Nunca en la historia de la Iglesia, un Concilio Ecuménico había trabajado tanto el tema eclesiológico.

Esta comprensión fundamental del Concilio, recupera el sentido comunitario y misionero de la Iglesia.
Por ello, la Iglesia se comprende y expresa como Iglesia comunión.
Es ella, comunión de carismas.
Es ella comunidad que nace de la obediencia al Evangelio.
En esta orientación el Magisterio reciente ha venido profundizado teológicamente en las estructuras (niveles) eclesiales fundamentales: FAMILIA CRISTIANA, PEQUEÑAS COMUNIDADES ECLESIALES, PARROQUIA, IGLESIA LOCAL, SUPERANDO AMPLIAMENTE LAS MERAS DESCRIPCIONES SOCIOLÓGICAS O ADMINISTRATIVAS DE LAS MISMAS.
Así, se nos enseña QUE LA FAMILIA ES “IGLESIA DOMÉSTICA”, PRIMERA COMUNIDAD EVANGELIZADORA (LG,11; SA,64), LA CÉLULA PRIMERA Y VITAL DE LA SOCIEDAD.

Los esposos, para cumplir su misión, son bendecidos y fortalecidos con el sacramento del matrimonio, pues “DEBEN SER PARA SUS HIJOS LOS PRIMEROS PREDICADORES DE LA FE, MEDIANTE LA PALABRA Y EL EJEMPLO”.

 Sobre la estructura y nivel eclesial de LA PEQUEÑA COMUNIDAD ECLESIAL, que recoge la paradigmática experiencia de las primeras comunidades, se nos enseña que “ELLA ES CÉLULA INICIAL DE ESTRUCTURACIÓN ECLESIAL Y FOCO DE EVANGELIZACIÓN”.

Las pequeñas comunidades de base, “SON UN SIGNO DE VITALIDAD EN LA IGLESIA, INSTRUMENTO DE FORMACIÓN Y DE EVANGELIZACIÓN, UN PUNTO DE PARTIDA VÁLIDO PARA UNA NUEVA SOCIEDAD FUNDADA SOBRE LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR”.

Así pues, SON ESTAS PEQUEÑAS COMUNIDADES EXCELENTES ESCUELAS DE FE Y MANANTIALES DE FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD, ALTERNATIVA DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA FUNDADA EN EL EGOÍSMO.

En la actual estructura de la Iglesia, el Concilio Vaticano II IDENTIFICA LA DIÓCESIS COMO IGLESIA LOCAL, PORCIÓN DEL PUEBLO DE DIOS, Y EN ELLA A LAS PARROQUIAS, COMO CÉLULAS VIVAS DE LA MISMA.

La Parroquia es una estructura y nivel de Iglesia, encarnación de ésta y su misión en un contexto, lugar y grupo humano determinado.

La parroquia es un lugar privilegiado en que los fieles tienen una experiencia concreta de la Iglesia.

En la comunidad parroquial se encarna el ser y quehacer de la Iglesia: es decir, la comunión (koinonía) y la misión (Diakonía); y esta misión EN SU TRIPLE DIMENSIÓN: REAL, PROFÉTICA Y SACERDOTAL.
Así pues, “la parroquia, comunión orgánica y misionera, es una red de comunidades”, sacramento de fraternidad.
El primer servicio diakonal, se da ordinariamente en la misma comunidad, por medio de diversos ministerios que responden a  la expresión “Iglesia comunión” que adquiere especial relevancia, desde el sínodo extraordinario del año 1985, que la asume con especial fuerza.
En la óptica de la Iglesia comunión, se comprenden y trabajan el concilio de los laicos y de la vida religiosa.
Así, la Iglesia, Pueblo de Dios, VIVE EN ELLA LA COMUNIÓN DEL CARISMA DE LA VIDA RELIGIOSA Y LOS MINISTERIOS DEL SACRAMENTO DEL ORDEN.
Es ella, comunión de carismas. Por ello, una Iglesia local sin presencia de Vida Religiosa, queda incompleta y no vive la riqueza eclesial que le es debida.

Según el antiguo Código de Derecho Canónico, la parroquia era definida simplemente como “un territorio delimitado, un pueblo concreto, un templo particular y un pastor propio”.
Lugar de servicios religiosos, necesidades sentidas de la comunidad, y con particular atención a los enfermos y marginados que hacen tangible la opción del Señor mismo por los pobres.
La Iglesia manifiesta y encarna, en cada Iglesia local, LA MISIÓN DEL SEÑOR, EL EVANGELIO DEL REINO.

“Las Iglesias particulares TIENEN COMO MISIÓN PROLONGAR PARA LAS DIVERSAS COMUNIDADES LA PRESENCIA Y ACCIÓN EVANGELIZADORA DE CRISTO...La Iglesia particular ESTÁ LLAMADA A VIVIR EL DINAMISMO DE COMUNIÓN-MISIÓN, PUES LA COMUNIÓN Y LA MISIÓN ESTÁN PROFUNDAMENTE UNIDAS ENTRE SÍ...HASTA TAL PUNTO QUE LA COMUNIÓN REPRESENTA A LA VEZ LA FUENTE Y EL FRUTO DE LA MISIÓN”.

El hecho de estar presidida por un obispo, que la congrega por el Evangelio y la Eucaristía, en el Espíritu Santo, HACE QUE UNA PORCIÓN DEL PUEBLO DE DIOS CONSTITUYA UNA IGLESIA PARTICULAR, EN LA QUE SE ENCUENTRA Y OPERA VERDADERAMENTE LA IGLESIA DE CRISTO, QUE ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA”.

 Además del servicio a la comunión interna de la Iglesia local, cabe al obispo ejercer el oficio DE REPRESENTAR LA UNIDAD DE SU IGLESIA junto a las otras Iglesias locales PARA MANIFESTAR EL VÍNCULO DE COMUNIÓN QUE LAS UNE ENTRE SÍ Y CON LA IGLESIA DE ROMA, la cual “la preside en la caridad”(Ignacio de Antioquía).

La Iglesia Local no es “una parte” o sector de la Iglesia Universal, SINO QUE EN ELLA, EN GERMEN, ESTÁ TODA LA IGLESIA.

Si en cada Iglesia Local está toda la Iglesia entonces la intercomunión eclesial, la catolicidad, es esencial a su vida.

La Iglesia universal no es una federación de “Iglesias”, ni ha existido anteriormente, ni ha estado fuera de las Iglesias locales.
Y viceversa, una Iglesia local fuera de la comunión de las otras Iglesias ya no sería Iglesia, PORQUE LOS DONES DEL ESPÍRITU SÓLO SE ENCUENTRAN EN EL CONJUNTO DE LAS IGLESIAS LOCALES.
En la Iglesia actual, por las orientaciones del Concilio Vaticano II, del magisterio pontificio y del episcopado latinoamericano, las parroquias SON LLAMADAS A VIVIR EL MODELO ECLESIAL “PUEBLO DE DIOS”, MÁS BÍBLICO Y CARGADO DE TRADICIÓN, Y EN  CONSECUECIA NUEVO MODELO DE PARROQUIA.

Para llevar adelante el encargo recibido del Señor, de llevar a todo el mundo el Evangelio del Reino de Dios (Mt 28,16-20), la Iglesia desde sus orígenes, COMO NOS NARRA EL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES, HA TRATADO DE VIVIRLO, GUIADA POR EL ESPÍRITU SANTO, EN:
LA KOINONÍA (COMUNIÓN FRATERNA),
Y DIFUNDIRLO POR MEDIO DEL KERIGMA (ANUNCIO MISIONERO),
LA DIAKONÍA (DIVERSOS SERVICIOS Y MINISTERIOS),
Y LA LEITURGÍA (LA CELEBRACIÓN Y ALIMENTACIÓN DE LA VIDA CRISTIANA).
Son dimensiones DE LA MISMA Y ÚNICA VIDA Y MISIÓN DE TESTIMONIAR Y COMUNICAR EL REINO DE DIOS, las cuales no se deben disociar, SI SE QUIERE UNA ACCIÓN EVANGELIZADORA INTEGRAL.

El Vaticano II destacó esta comprensión del ser y quehacer de la Iglesia, al asumir su ser comunitario (koinonía), en la óptica del Pueblo de Dios.

Así mismo, PUSO DE RELIEVE SU MISIÓN, en la óptica, de una profunda tradición bíblica, de la triple dimensión: REAL, PROFÉTICA Y SACERDOTAL.
Por lo tanto, la Iglesia local y cada Comunidad Parroquial, viven e impulsan su única misión comprendida y expresada bajo estas ópticas y dimensiones: PUEBLO DE DIOS, ORGANIZADO EN COMUNIDADES FRATERNAS:
KOINONÍA, EL CUAL CONJUGA EN SU ÚNICA MISION EVANGELIZADORA LAS ÓPTICAS Y DIMENSIONES COMO:          
PASTORAL,
KERIGMA, MISIONERAS Y PROFÉTICAS,
DIAKONÍA, SOLIDARIAS Y SACERDOTALES Y
LA LEITURGÍA-----LITÚRGICAS.

Los jesuitas, en este dinamismo del Espíritu, con humildad y fervorosa pasión, nos empeñaremos en renovar las parroquias que la Iglesia nos ha confiado.

EL VATICANO II RECUPERA EL SENTIDO, DE HONDAS RAÍCES EN LA PATRÍSTICA DE ORIENTE Y OCCIDENTE, DEL “COLEGIO” (COLEGIALIDAD) QUE CONFORMAN LOS OBISPOS, COMO SUCESORES DE LOS APÓSTOLES.

 SÓLO LA COMUNIÓN ECLESIAL ENTRE IGLESIAS LOCALES NOS PERMITE HABLAR DE LA “ÚNICA IGLESIA DE CRISTO”.

Esta comunión es la que da pie a la Colegialidad Episcopal y al Primado de Pedro.

PARROQUIA JESUITA”: COMUNIDAD DE COMUNIDADES DE FE, FRATERNAS, MISIONERAS, SOLIDARIAS, Y LITÚRGICAS.


FIDELIDAD CREATIVA A LA MISION, EN LA PASTORAL PARROQUIAL ACTUAL.

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