EL PRECIO DE SER
CRISTIANO
“Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el
Bautista, se marchó de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado”.
De este modo comienza el
Evangelio que escuchamos este lunes, 1 de Agosto. Hasta Jesús llega la noticia
de la ejecución de Juan el Bautista: una vez más, EL ABSURDO DEL PODER
SE HA IMPUESTO Y HA ACALLADO LA VOZ MOLESTA E INCÓMODA QUE CLAMA EN EL DESIERTO
DE LA DIGNIDAD HUMANA, DONDE SE ESTÁ
SEDIENTO DE JUSTICIA.
Viendo en el campo
EL SISTEMA NECIO, NINGÚN SISTEMA,
SOPORTA ESAS VOCES QUE CLAMAN Y QUE NO ESTÁN DISPUESTAS A CALLAR.
Hay que tener mucho coraje para gritar a la cara lo miserable del poder,
EL QUE LO HACE ES UN VERDADERO CRISTIANO, APUESTA POR EL
DIOS DE JESUS.
Cuando lo haces, sales del
anonimato de la multitud, te haces de notar y todas las miradas, para bien o
para mal, se fijarán en ti.
Allí vivirán una impresionante
experiencia cristiana, viendo como un cristiano DEFIENDE LA JUSTICIA CON UNA AGRESIVIDAD POSITIVA, CONSTRUCTIVA Y
EDIFICANTE.
Será entonces cuando la maquinaria perversa de los intereses de todo
tipo se pondrá en marcha para quitar de en medio a todo aquel que estorba.
La muerte de Juan debió de tener un impacto en
Jesús que se nos escapa.
Necesitó tiempo y distancia para asimilarlo y
encajarlo buscando un sitio tranquilo y apartado.
Pero Jesús no queda varado en el lamento y al
ver a la multitud dolorida que le seguía no pudo sino volver a aliviar tantas
preguntas.
No basta con mirar la realidad doliente HAY QUE IMPLICARSE
EN ELLA Y SEGUIR CLAMANDO EN EL DESIERTO QUE LA
ÚLTIMA PALABRA LA TIENE LA COMPASIÓN QUE ALIVIA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario