jueves, 25 de agosto de 2016

“HAY MÁS FELICIDAD EN DAR QUE EN RECIBIR”; ASÍ CONSEGUIMOS LA ALEGRÍA VERDADERA.

“HAY MÁS FELICIDAD EN DAR QUE EN RECIBIR”; ASÍ CONSEGUIMOS LA ALEGRÍA VERDADERA.
MT 25,14-30
Homilía del padre Carlos Cardó

El señor que reparte sus bienes y se va a un país lejano es Jesucristo que, después de habitar entre nosotros, se ausenta; elevado primero a la cruz y ascendido después a los cielos.

Se ausenta visiblemente de nuestro mundo y, algún día, no sabemos cuándo, volverá.
Pero no nos deja solos.
Por su resurrección, se ha hecho próximo a nosotros, cualquiera que sea la situación en que nos encontremos, cualquiera que sea nuestro pecado o nuestro sufrimiento.

Por su Espíritu Santo, además, HACE POSIBLE QUE LO PODAMOS AMAR A ÉL Y A LOS DEMÁS CON EL MISMO AMOR, QUE HA DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES.

La parábola no nos dice en qué consisten los "talentos", pero parece que aluden a los dones y habilidades de toda clase que Dios otorga a cada hombre para que los ejercite en su vida y no los deje improductivos.

Quizá lo más cierto sea que LOS TALENTOS SIMBOLIZAN LO QUE EL SEÑOR HA HECHO POR NOSOTROS. TODO LO QUE SOY Y LO QUE TENGO, LO HE RECIBIDO DE DIOS.

Y por eso dice San Pablo: “¿Quién te hace superior a los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Cor 4,7).

Por consiguiente, en la lógica del evangelio, SI TODO LO HEMOS RECIBIDO, LO HABREMOS DE PONER AL SERVICIO DE DIOS Y DE NUESTROS PRÓJIMOS, ESPECIALMENTE DE CUANTOS NOS NECESITAN, Y EN ESO CONSISTE LA GANANCIA QUE OBTENEMOS DE LOS TALENTOS RECIBIDOS.

Cada uno tiene su propio don, diferente al de los otros. Como en la comunidad del Señor hay diferentes misiones y responsabilidades, cada cual recibe la gracia que necesita y ha de responder a la medida del don recibido:
“A QUIEN MUCHO SE LE DIO, MUCHO SE LE PEDIRÁ”.
La diversidad es, pues, un hecho natural y debemos contar con ella.
La diversidad no sirve solamente para marcar las diferencias y señalar nuestros límites:
Lo que yo puedo o no puedo y lo que los otros pueden o no pueden.
La diversidad señala más bien el espacio para las relaciones mutuas:
Para la comunicación libre y generosa del amor recibido.
CUANDO NO LA VEMOS ASÍ, LA DIVERSIDAD GENERA ENVIDIA Y COMPETITIVIDAD, CONFLICTO Y VIOLENCIA, COMO OCURRE TANTAS VECES DESDE CAÍN.

La parábola nos dice que el don hay que hacerlo producir.

Respecto a esto, conviene hacer algunas advertencias. No se trata de que cada uno haya hecho un montón más o menos grande con lo que se le confió.

DE LO QUE SE TRATA MÁS BIEN ES DE LA FIDELIDAD.

Entender la parábola como una simple rendición de cuentas, dividendos e intereses ganados ES ACTUAR CON CRITERIOS DE EFICACIA QUE NO SON LOS DEL EVANGELIO.

LOS VALORES SUPREMOS QUE RIGEN HOY LA VIDA EN SOCIEDAD SON LOS DE COMPETITIVIDAD, RENDIMIENTO Y PRODUCTIVIDAD.

CUANDO SE APLICAN A LAS RELACIONES HUMANAS, CON OLVIDO DE LA DIGNIDAD Y DERECHOS DE LAS PERSONAS, ÉSTAS QUEDAN SOMETIDAS A LA TIRANÍA DEL MERCADO.

De lo que el Señor nos habla aquí es de algo muy distinto:

Nos invita a buscar aquel provecho o ganancia que se obtiene CUANDO UNO INVIERTE TODO EN BENEFICIO DE LOS QUE NOS NECESITAN, EN BENEFICIO DE LA VIDA DE LOS HERMANOS, PARA QUE SE CUMPLA EL PLAN DE DIOS.

OBRANDO ASÍ, UNO ACTÚA COMO CRISTO, GANA A CRISTO Y OBTIENE VIDA ETERNA.

Es lo que Jesús prometió al joven rico, que no se decidió a seguirlo, y se fue entristecido porque no había comprendido la lección del dar y recibir (Mt 19,16-30).

Cada uno, por tanto, EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS HA DE HACER ENTREGA DE LO QUE HA RECIBIDO.

Porque según el Evangelio no se realiza más quien tiene más, SINO QUIEN SE DA A SÍ MISMO.

Por eso la recompensa será igual para todos, para los que recibieron cinco talentos, como para los que recibieron dos.

LO QUE CUENTA NO ES LA CANTIDAD SINO LA ACTITUD CON QUE UNO DA DE LO QUE TIENE, CONSCIENTE DE QUE TODO LO HA RECIBIDO.

¿Quién es ese empleado que recibió un talento y lo escondió bajo tierra sin hacerlo producir?

“El que sabe el bien que hay que hacer y no lo hace, comete pecado”, dice el apóstol Santiago (Sant 4,17).
El que había recibido un talento se alejó –dice el texto- y escondió el talento. Se aleja de sí y de los demás.
En él actúa el miedo, resultado de la falsa idea que se ha formado de su Señor.
No reconoce el don del Señor, por eso no se mueve a dar de sí. 
Su relación con Dios es contable, mercantil, no libre, no de hijo, sino de rival.

Se mueve como Adán, que SE ESCONDE DE UN DIOS MALO Y SE ALEJA HASTA ACABAR EN LA MUERTE.
“Quien ama su vida la echa a perder” (Mt 16,25).
Quien no da de sí a los demás mata dentro de sí el amor que ha recibido.

En cambio, QUIEN RESPONDE CON GENEROSIDAD A TANTO BIEN RECIBIDO, SE HACE CAPAZ DE RECIBIR MÁS Y DE DAR MÁS.

EXPERIMENTA LA ALEGRÍA VERDADERA QUE NOS ENSEÑÓ JESÚS CUANDO DIJO: “HAY MÁS FELICIDAD EN DAR QUE EN RECIBIR” (Hech 20,35.

Resumen:

“Dios espera de nosotros que fructifiquemos, de acuerdo con las capacidades asignadas a cada uno.
Se nos pide que practiquemos la justicia y las obras de misericordia, que nos ejercitemos en la puesta en práctica del mandamiento del amor, pero -y aquí está el verdadero “quid” del mensaje- CADA UNO ESTÁ OBLIGADO A ESFORZARSE EN OBRAR DE ACUERDO CON LAS APTITUDES QUE LE HAN SIDO CONCEDIDAS.

Todo se decide en el activar o no activar las habilidades personales recibidas.
La exigencia SIEMPRE RESULTA POSIBLE Y ASUMIBLE, CUANDO EL AMOR A DIOS Y A LOS HOMBRES ESTÁ DE POR MEDIO, COMO IMITACIÓN DEL AMOR DE DIOS Y DE SU CRISTO” (Comentario Sal Terrae).

«Sé siempre fiel en las cosas pequeñas, porque en ellas reside nuestra fuerza.
Para Dios no hay nada pequeño. Nada disminuye.
          Para Él todas las cosas son infinitas.
Practica la fidelidad en las cosas más mínimas, no por su propia virtud, sino porque la cosa más grande es la voluntad de Dios –y que yo mismo respeto infinitamente.

No busques actos espectaculares. Deliberadamente debemos renunciar a todo deseo de contemplar el fruto de nuestra labor, cumplir solamente lo que podemos, de la mejor manera que podamos, y dejar el resto en manos de Dios.

Lo que importa es EL DON DE TI MISMA, EL GRADO DE AMOR QUE PONES EN CADA UNA DE TUS ACCIONES.

No te permitas desalentarte frente a un fracaso, si has hecho lo mejor que has podido.
Rechaza también la gloria cuando consigues éxito en tu empresa.
Dáselo todo a Dios con la más profunda gratitud.
Si te sientes abatida, es señal de orgullo que manifiesta cuánto crees en tu propio poder.

Que no te preocupe lo más mínimo lo que piensa la gente.
Sé humilde y nada te molestará jamás.
El Señor me ha puesto en este trance donde estoy, él mismo me librará» (Beata Teresa de Calcuta (1910-1997).


¹Según el P. Alonso Schökel, el "talento" era una medida de peso que variaba, según los países, entre 26 y 36 kilos; se suponen de oro y plata – Cf. La Biblia, Ediciones Cristiandad, Madrid 1976


No hay comentarios:

Publicar un comentario