martes, 8 de agosto de 2017

EL PAPEL DEL ALMA EN NUESTRAS VIDAS

EL PAPEL DEL ALMA EN NUESTRAS VIDAS

El Alma es la parte invisible del ser humano que con el cuerpo  conforman al individuo, y ella es la que siente las afecciones para que el ser viva alegre o triste. Y esto va a depender de su entorno con sus próximos con los cuales convive. En este sentido, cada uno, a su vez, debe aprender a afrontar las vicisitudes que cotidianamente se nos presenta.

Vivimos en sociedades en su mayoría decadentes, llenas de falsos valores como:
Falsas Imágenes de Éxito,
Falsas Seguridades,
Falsos Sentidos de la Vida,
Que lo único que hacen es llevarnos a una vida de turbulencia, enredándonos cada vez más en el desorden y el caos, provocándonos esa enfermedad que se ha hecho crónica, llamada estrés, que nos intoxica.

Es por estas situaciones que debemos optar por una vida sencilla y austera, con verdad, con justicia y con amor, LAS CUALES SE CONSTITUYEN EN LA ESENCIA DE LA PROPUESTA DEL MODO DE VIVIR QUE JESUCRISTO, HUMILDEMENTE NOS INVITÓ A HACERLA NUESTRA.

Y lo que sucede es que las estructuras de las sociedades en este mundo están quebradas, prevalece la injusticia, promovida y consentida por grupos de poder, que antes de trabajar por el bien común priorizan el provecho personal, aunque esto signifique dañar a muchas personas no brindándoles buenos servicios sanitarios, de salud, de educación, de seguridad.
Estas infamias se vienen dando por muchos siglos, por las desbocadas pulsiones de estos pocos que no terminan de saciarse con lo que tienen, que siempre es poco lo que poseen, cayendo en la angurria, la avaricia y el utilitarismo de las personas.

En esta realidad lo que cunde es el desamor, deshumanizando a las personas, autodestruyéndose y destruyendo a sus próximos.
ENTONCES NUESTRAS ALMAS VIVEN MÁS TRISTES QUE ALEGRES, CON MUCHO VACÍO Y SOLEDAD, A PESAR QUE DE POR MEDIO ESTÁ NUESTRA FELICIDAD, QUE NO ES POCA COSA.
Los pequeños crecen haciéndoles creer que la vida es sólo de placer, insensibilizándolos ante tanta maldad y tanta injusticia que se comete  con nuestros hermanos indefensos; sin darnos cuenta que nuestros corazones se van, cada vez más, encalleciendo y hasta encanallando.
Nos volvemos esclavos de nuestras posesiones, viéndolas como nuestros ídolos (falsos dioses), por las cuales nos desvivimos HASTA EL EXTREMO DE DAR SÓLO DESAMOR A NUESTROS SERES QUERIDOS.

Y lo que sucede es que muchos no han entendido que no tenemos todos los talentos ni todos los dones, por lo cual nos necesitamos los unos a los otros, es decir, tú no eres más que yo, ni yo soy más que tú.

Si no nos sentimos vulnerables, ni somos conscientes que necesitamos a los demás, no podremos estar en armonía con la sociedad.

Nos afanamos por los ´´negocios” descuidándonos por nuestra riqueza espiritual.
En nuestra condición de seres inteligentes y con libertad, estamos obligados a defender la justicia con rigor, intensidad y vitalidad, sólo así daremos testimonio de nuestra lucha por la paz.
TENEMOS TANTO DERECHO A VIVIR, COMO DEBER DE HACER VIVIR A OTROS CON DIGNIDAD. Así es el Cristianismo de exigente.

Muchas personas anhelan que las amen tal como son:
         Confundidas,
         Frustradas,
         A veces asustadas,
         Cargadas de sentimientos de culpa,
Y muchas veces incapaces de comunicar todo esto ni siquiera  dentro de sus familias.

Y no es para menos, porque este mundo nos propone a ensayar distintas formas de vida:
Porque vivir es un morir cada día,
Es vivir en una radical inseguridad,
Náufragos,
Extraños,
Hostilizados,
Angustiados por las enfermedades,
El hambre,
El dolor del cuerpo y del alma, propio o ajeno,
Tememos a los rayos, a al fuego, a la sequía, a la lluvia torrencial, a los terremotos, y lo más fuerte:
CUANDO EL PRÓJIMO NO ME RESPONDE Y ME HACE SENTIR QUE NO EXISTO.
Entonces reaccionamos, interpretamos, adoptamos una conducta y entendemos para mudarnos a una postura activa e interpretativa ante el espectáculo de la muerte y el sentimiento de ese dolor.
HACEMOS ESTO CON FRECUENCIA EN LO ANCHO DE LOS PUEBLOS DESDE SIEMPRE.

En este panorama desgarrador, estamos pues obligados a construir una sociedad verdaderamente humana, donde todos vivan con dignidad, se traten como hermanos hijos de un mismo Padre; y porque humanidad es, entre otros atributos, ser:
         Bondadoso,
         Compasivo,
         Afable,
         Simpático,
Sensible,
Manso,
Muelle,
Caritativo y
Benigno.

Si carecemos de la mayoría de estas virtudes, seremos recordados como deshumanizados, es decir DESALMADOS.

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