Jesús ha estado antes discutiendo sobre las tradiciones religiosas de los judíos Y HA DEJADO SENTADO EL PRINCIPIO DE QUE LA VERDADERA RELIGIÓN BROTA DEL CORAZÓN:
LO QUE ENTRA POR LA BOCA NO MANCHA AL HOMBRE… LO QUE SALE DE LA BOCA VIENE DEL CORAZÓN… Y ESO ES LO QUE MANCHA.
Ahora, en gesto provocador, se va a una región impura, a Tiro y Sidón, al sur del Líbano.
En el relato se destaca el diálogo de Jesús con una mujer pagana, cananea o sirofenicia.
En la primera comunidad cristiana, Mateo nos dice en su evangelio:
Los de origen judío tenían dificultad para reconocer los derechos de los paganos a entrar por medio de la fe a formar parte del nuevo Israel.
Una enorme carga de prejuicios étnicos pesaba sobre la conciencia de los judíos en tiempos de Jesús que, como muestra de ellos, LLAMABAN “PERROS” A LOS EXTRANJEROS.
“QUIEN COME CON UN IDÓLATRA ES COMO QUIEN COME CON UN PERRO” (se lee en la Mishná, uno de los libros del Talmud, colección de las discusiones y enseñanzas rabínicas sobre leyes y tradiciones judías).
EL CRISTIANISMO VA A DERRIBAR LOS MUROS DE SEPARACIÓN, TODA FORMA DE PREJUICIO Y SEGREGACIÓN DE LA ÍNDOLE QUE SEA.
Los judeocristianos han de recordar que su padre Abraham era un pagano que por la fe se hizo heredero de la promesa y padre del pueblo de Israel.
San Pablo dirá: “ENTIENDAN, POR TANTO, QUE LOS QUE VIVEN DE LA FE, ÉSOS SON HIJOS DE ABRAHAM. LOS QUE VIVEN EN LA FE RECIBEN LA BENDICIÓN JUNTO CON ABRAHAM, EL CREYENTE”.
El texto reconoce que la misión de Jesús tiene por primer destinatario a Israel, por ser el pueblo elegido PARA TRANSMITIR LA PROMESA DE SALVACIÓN DE UNA VIDA DESOLADA, A TODOS LAS NACIONES.
La mujer sirofenicia junto con el centurión pagano CUYA FE ATRAJO DE JESÚS LA SALUD PARA SU CRIADO, SON EL ANTICIPO DEL INGRESO DE LOS NO JUDÍOS A LA IGLESIA.
El diálogo entre Jesús y la sirofenicia es duro, dramático.
ESTÁ REDACTADO DE TAL MODO QUE SOBRESALGA LA JUSTICIA DE LA MUJER, QUE CON SU HIJA REPRESENTA A TODOS LOS NO JUDÍOS.
El rechazo y la incomprensión (resaltados en la respuesta dura de Jesús) contrastan con la fe de la mujer.
LA FE ES LA QUE HACE INTERVENIR EL PODER DE DIOS POR ENCIMA DE LAS BARRERAS DE SEPARACIÓN QUE ERIGEN LOS HOMBRES ENTRE ELLOS.
Jesús le dijo a la mujer que en su Plan de Vida estaba enseñando la sabiduría de su Padre (Pan de los Hijos) primero a los judíos y luego iba a continuar con los extranjeros.
Hábilmente la mujer retuerce la imagen del “pan de los hijos” empleada por Jesús y la emplea en su favor: “HASTA LOS PERRITOS COMEN LAS MIGAJAS QUE CAEN”... LOS HIJOS NO ACEPTAN EL PAN; LOS EXTRANJEROS, EN CAMBIO, POR SU FE SE SACIAN.
En la multiplicación de los panes se vio que el pan era para los israelitas. AHORA, EN EL RELATO DE LA SIROFENICIA, EL PAN ES TAMBIÉN PARA LOS PAGANOS O EXTRANJEROS.
LA FE DA ACCESO AL PAN DE LOS HIJOS, SEA UN CREYENTE JUDÍO O UN CREYENTE VENIDO DEL PAGANISMO.
Por eso, la respuesta de Jesús: “MUJER, GRANDE ES TU FE. ¡ANDA Y QUE TE SUCEDA LO QUE PIDES!”.
La mujer cree, ni siquiera pide una prueba de que el favor le ha sido concedido.
JESÚS ANTICIPA POR ESTE GESTO DE LA MUJER LA MISIÓN A LOS PAGANOS, ADMITIDOS YA A LA MESA, AL PAN.
UN CONOCIMIENTO DÉBIL O AMBIGUO DE JESÚS Y DEL MENSAJE CRISTIANO DEJA A LAS PERSONAS SIN FUERZAS PARA SUPERAR PREJUICIOS, TRADICIONES E INSTITUCIONES HUMANAS QUE GENERAN DIVISIÓN, SEGREGACIÓN, EXCLUSIÓN E INCLUSO ODIOS Y GUERRAS.
ESO ES LO QUE JESÚS NOS HACE VER EN ESTE PASAJE.
Una persona extraña, una mujer, que no tiene derecho a estar en la comunidad, APARECE COMPORTÁNDOSE MEJOR QUE AQUELLOS QUE DICEN SER MIEMBROS DE LA IGLESIA Y PRESUMEN DE SER BUENOS CRISTIANOS.
“DIOS NO HACE DISTINCIÓN DE PERSONAS, SINO QUE ACEPTA A QUIEN LO HONRA Y OBRA RECTAMENTE SEA DE LA NACIÓN QUE SEA” (Hech 10, 34s).
NO ES POR PROPIO DERECHO, POR PRETENSIÓN O POR CUALIDADES PERSONALES POR LO QUE DIOS CONCEDE SU GRACIA.
Jesús no dice que los paganos (representados en la mujer sirofenicia) sean mejores que los israelitas.
LO QUE ÉL ALABA ES LA FE DE LA MUJER PAGANA.
La sirofenicia no esgrime argumentos ni derechos ante Jesús, SIMPLEMENTE RECONOCE QUE JESÚS ES EL KYRIOS, EL SEÑOR, EL MESÍAS, Y ESA FE ES LA QUE ATRAE PARA ELLA LA GRACIA QUE DESEA ALCANZAR.
DESDE ESTA PERSPECTIVA, EL TEXTO ES UNA CLARA LLAMADA DE ATENCIÓN A LOS PREJUICIOS, DIVISIONES Y EXCLUSIONES QUE PUEDEN DARSE EN CUALQUIER GRUPO HUMANO Y, EN PARTICULAR, EN LA IGLESIA, DESDE SUS PRIMEROS TIEMPOS.
Tal actitud lleva a mirar con desconfianza LO QUE NOS VIENE “DE FUERA”, A LOS QUE SON DIFERENTES, Y A EXCLUIR A LOS “SIROFENICIOS”, CUALESQUIERA QUE SEAN, SIN ADVERTIR LO POSITIVO QUE ELLOS PUEDEN APORTAR Y DE HECHO APORTAN.
RACISMO, PREJUICIOS RELIGIOSOS, SOCIALES O DE LA ÍNDOLE QUE SEAN, ODIOS NACIONALISTAS, POLÍTICOS Y CULTURALES, TODO ESO ATENTA GRAVEMENTE CONTRA LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD QUE DEBE HABER EN UNA SOCIEDAD VERDADERAMENTE HUMANA Y, POR SUPUESTO, EN LA IGLESIA.
Por lo que a nosotros nos toca como cristianos, DEBEMOS RECONOCER QUE LA FE ES EL ÚNICO TÍTULO DE PERTENENCIA A LA COMUNIDAD.
ELLA ES LA QUE A TODOS NOS IGUALA Y CONGREGA FRATERNALMENTE EN LA ÚNICA MESA DEL SEÑOR.
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