¿ASUMIMOS EL DOLOR DEL OTRO, LA CULPA DEL OTRO Y HASTA SU MUERTE CON AMOR AUTÉNTICO?

Jesús va a Jerusalén, la santa ciudad, donde mueren los profetas enviados de Dios.
Allí le harán padecer y lo crucificaran; los fariseos ya han decidido darle muerte.

Los evangelistas nos presentan la vida de Jesús signada de comienzo a fin por EL DESTINO CRUENTO QUE CORRESPONDE AL DEL JUSTO PERSEGUIDO.

Todo el conjunto de su vida entregada, hasta la pasión y crucifixión final, se condensa en estas palabras: JESÚS TENÍA QUE IR A JERUSALÉN Y PADECER MUCHO ALLÍ.

Pero este “padecer mucho” remite a un misterio que se nos tiene que revelar:

EL MISTERIO DE LA PASIÓN DE DIOS POR LOS HOMBRES, QUE LE LLEVA A PADECER CON NOSOTROS EN SU HIJO Y A ASUMIR COMO PROPIO EL SUFRIMIENTO, EL MAL Y LA MUERTE DE SUS HIJOS.

Por eso es importante reaccionar contra ideas erróneas, que nos podemos hacer de los dolores de Cristo en su pasión.

NO ES QUE LE AGRADE A DIOS VER SUFRIR A SU HIJO; SERÍA BLASFEMO PENSAR UNA COSA ASÍ.

PERO ES INDUDABLE QUE EL AMOR AUTÉNTICO LLEVA A ASUMIR EL DOLOR DEL OTRO, LA CULPA DEL OTRO Y SU MUERTE.

NO ES EL SUFRIMIENTO POR SÍ SOLO LO QUE SALVA, SINO EL AMOR Y LA CONFIANZA CON QUE SE ASUME, HACIENDO PRESENTE A DIOS EN ÉL.

 Si Jesús se dirige a su pasión “voluntariamente aceptada”, es por su confianza inquebrantable en la bondad de Dios QUE ALLÍ MANIFESTARÁ TODO SU PODER SALVADOR.

De este modo Jesús introduce el amor de Dios EN TODA SITUACIÓN HUMANA DE DOLOR, DE PECADO Y DE MUERTE PARA QUE EN ELLA ESTÉ SIEMPRE PRESENTE EN FAVOR DE LOS QUE SUFREN LA FUERZA DEL AMOR DE DIOS, QUE LIBERA Y SALVA.

LOS SUFRIMIENTOS Y LA MUERTE DE JESÚS NOS HACEN VER HASTA QUÉ EXTREMOS LLEGA EL AMOR QUE DIOS NOS TIENE.

Un lenguaje así puede chocar con la manera habitual de pensar de los hombres. Por eso, Pedro en particular no lo entiende y llevando aparte a Jesús, comenzó a reprenderlo.

No puede admitir que su Maestro, a quien acaba de reconocer como el Mesías, TENGA QUE SUFRIR.

El Mesías no puede sufrir, SU DESTINO ES EL TRIUNFO SIN PASAR POR LA HUMILLACIÓN DEL SUFRIMIENTO.

Además, Pedro no está dispuesto a verse involucrado en un final como el que Jesús anuncia. Por eso intenta disuadirlo: “¡DIOS NO LO QUIERA, SEÑOR! ESO NO TE OCURRIRÁ”.

Pero Jesús no cambia su opción personal, NO RETIRA LO DICHO.

Y a este discípulo suyo, a quien poco antes había llamado “dichoso” y lo había constituido en fundamento de su Iglesia, ahora lo califica de “Satanás” y le dice: Ponte detrás, Satanás…, TÚ NO PIENSAS COMO DIOS, SINO COMO LO HOMBRES”.

Están los pensamientos de Dios y los pensamientos de los hombres; el discípulo preferido aún no ha dado el paso.

JESÚS INVITA A SUS DISCÍPULOS A SEGUIRLO, A RECORRER CON ÉL SU CAMINO HASTA EL FINAL Y ASUMIR SU ESTILO DE VIDA CON TODAS SUS CONSECUENCIAS.

El discípulo –cada uno de nosotros- ha de ser un reflejo de su Maestro.

Es lo que quiere Jesús:
LA IDENTIFICACIÓN CON ÉL, PARA QUE SU VIDA, SUS                       PALABRAS Y SUS OBRAS, SE PROLONGUEN EN LA COMUNIDAD DE SUS DISCÍPULOS.

La condición para lograrlo es clara: Niéguese a sí mismo, nos dice Jesús.
NIEGUE CADA CUAL SU FALSO YO –DEFORMADO POR EL EGOÍSMO Y EL MAL -, PARA HACER NACER SU YO AUTÉNTICO, QUE SE REALIZA EN EL AMOR, EN LA ENTREGA, EN EL SERVICIO SIN RESERVAS.

Y añade: Lleve su cruz, la cruz de cada uno, QUE ES LA LUCHA CONTRA EL MAL QUE ACTÚA EN NOSOTROS.

ES LA LUCHA CONTRA MI EGOÍSMO; ES MI TAREA, QUE NADIE PUEDE HACER POR MÍ.

LLEVAR LA CRUZ SIGNIFICA TAMBIÉN ASUMIR LAS CARGAS DE SUFRIMIENTO QUE LA VIDA IMPONE Y VER LA PRESENCIA DE DIOS EN ELLAS.

Entonces se revela el sentido que pueden tener y el bien al que pueden contribuir si se viven con Dios.

NO SE TRATA DE AÑADIR SUFRIMIENTOS A LOS QUE LA VIDA MISMA Y LAS EXIGENCIAS DEL COMPROMISO CRISTIANO NORMALMENTE NOS IMPONEN.

SE TRATA DE APRENDER A LLEVAR EL SUFRIMIENTO COMO CRISTO NOS ENSEÑA, SABIENDO, ADEMÁS, QUE NUNCA ESTAREMOS SOLOS, PUES JESÚS VA DELANTE CON SU CRUZ COMO QUIEN ABRE Y FACILITA EL CAMINO.

         QUIEN QUIERA SALVAR SU PROPIA VIDA LA PERDERÁ.

Estas graves palabras de Jesús hacen ver que QUIEN VIVE QUERIENDO:
PONERSE A RESGUARDO DE TODA PÉRDIDA,
DE TODA RENUNCIA,
DE TODA DONACIÓN…,
ESE TAL, ECHA A PERDER SU VIDA, PORQUE LA VIDA ES RELACIÓN Y SE REALIZA EN EL AMOR, QUE ES DAR Y RECIBIR.

Debemos enseñar a nuestros jóvenes que no sólo por motivos religiosos SINO POR RAZONES PSICOLÓGICAS Y SOCIALES, LA CAPACIDAD DE ASUMIR EL DOLOR QUE TODA VIDA COMPORTA, EL SABER RENUNCIAR A LA SATISFACCIÓN INMEDIATA Y CAPRICHOSA DE LOS PROPIOS IMPULSOS EN FUNCIÓN DE VALORES SUPERIORES Y DE UN PROYECTO DE VIDA DE METAS ALTAS,

       ESTO FORMA PARTE DE LA FORMACIÓN DEL ADULTO.

NO HAY QUE ELEGIR EL CAMINO FÁCIL SINO LA META.

LA VIDA ES AMAR, DAR DE SÍ, SERVIR CON GENEROSIDAD, EN ESO ESTÁ EL SECRETO DE LA VERDADERA FELICIDAD Y DEL VERDADERO ÉXITO.

Fuera de esta perspectiva, AUNQUE GANE EL MUNDO ENTERO, LA VIDA NO SE LOGRA, SE MALOGRA.

 Muchas veces hallaremos difícil esta exigencia.
Pero confiamos que el Señor que nos asegura su compañía y apoyo constante.
ÉL NOS HACE COMPROBAR QUE EL AMOR SUAVIZA LO QUE LAS EXIGENCIAS TIENEN DE COSTOSO.
Y QUE SI EL HOMBRE SE PIERDE PENSANDO SÓLO EN SÍ MISMO Y NO EN LOS DEMÁS, SIN DUDA TIENE QUE ENCONTRARSE RENUNCIANDO A SÍ MISMO.

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