jueves, 4 de agosto de 2016

ÉL, DESDE EL CIELO, NOS MUESTRA SUS LLAGAS Y NOS DICE A TODOS, A TODOS NOSOTROS: «TE ESTOY ESPERANDO!».

ÉL, DESDE EL CIELO, NOS MUESTRA SUS LLAGAS Y NOS DICE A TODOS, A TODOS NOSOTROS: «TE ESTOY ESPERANDO!».


En octubre de 2013, Francisco realizaba una visita pastoral a Asís.
Su primer encuentro fue con niños discapacitados y enfermos en la Capilla del hospital.

Sus palabras, espontáneas, fueron una catequesis sobre el cuerpo de Jesús presente en la Eucaristía y en los cuerpos de esos niños.  

Recuperamos sus palabras en el día en que celebramos la fiesta del Corpus Christi:
“Nosotros estamos entre las llagas de Jesús, dijo usted, señora. Dijo también que estas llagas tienen necesidad de ser escuchadas, ser reconocidas.

Y me viene a la memoria cuando el Señor Jesús iba de camino con los dos discípulos tristes.

El Señor Jesús, al final, les mostró sus llagas y ellos le reconocieron.
Luego el pan, donde Él estaba. Mi hermano Doménico me decía que aquí se realiza la Adoración.
También este pan necesita ser escuchado, PORQUE JESÚS ESTÁ PRESENTE Y OCULTO DETRÁS DE LA SENCILLEZ DE UN PAN.

Aquí Jesús está oculto en estos muchachos, en estos niños, en estas personas. 
EN EL ALTAR ADORAMOS LA CARNE DE JESÚS; EN ELLOS ENCONTRAMOS LAS LLAGAS DE JESÚS. JESÚS OCULTO EN LA EUCARISTÍA Y JESÚS OCULTO EN ESTAS LLAGAS. 

¡Necesitan ser escuchadas! Tal vez no tanto en los periódicos, como noticias; esa es una escucha que dura uno, dos, tres días, luego viene otro, y otro…
Deben ser escuchadas por quienes se dicen cristianos.
El cristiano:
Adora a Jesús,
El cristiano busca a Jesús,
El cristiano sabe reconocer las llagas de Jesús.
Y hoy, todos nosotros, aquí, necesitamos decir: «Estas llagas deben ser escuchadas».
Pero hay otra cosa que nos da esperanza. Jesús está presente en la Eucaristía, aquí es la Carne de Jesús; Jesús está presente entre ustedes, es la Carne de Jesús: SON LAS LLAGAS DE JESÚS EN ESTAS PERSONAS.

Pero es interesante: Jesús, al resucitar era bellísimo. No tenía en su cuerpo las marcas de los golpes, las heridas… nada. ¡Era más bello!

SÓLO QUISO CONSERVAR LAS LLAGAS Y SE LAS LLEVÓ AL CIELO.
Las llagas de Jesús están aquí y están en el cielo ante el Padre.
Nosotros curamos las llagas de Jesús aquí, Y ÉL, DESDE EL CIELO, NOS MUESTRA SUS LLAGAS Y NOS DICE A TODOS, A TODOS NOSOTROS: «TE ESTOY ESPERANDO!». QUE ASÍ SEA.

Que el Señor los bendiga a todos.
Que su amor descienda sobre nosotros, camine con nosotros; que Jesús nos diga que estas llagas son suyas y nos ayude a expresarlo, para que nosotros, cristianos, le escuchemos.


Publicado por Centro Arrupe

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