sábado, 18 de febrero de 2017

ELEJÍA AJOSÉ FRANCISCO SJ

              JOSÉ FRANCISCO SJ

Viniste a este mundo, totalmente convencido, para darte como un sacrificio a todos tus hermanos en Cristo. 
Desde muy joven elegiste hacer tuya la causa de Cristo, entonces viviste esforzándote para disponer siempre DEL PUENTE A LA VIDA para cruzar el profundo abismo que nos  separa de Dios de nuestro lado -de la muerte-  al lado de Él. 

Hoy aquí todos estamos seguros, por tu fe verdadera,  que el Señor te ha dado el regalo de LA ´VIDA ETERNA´ y que lo has recibido con mucha alegría.  

Y porque también sabías  que son muchos los que lo tendrán como referente en su vida, querrán imitarlo y pondrán su confianza en Él para seguir el camino que Él siguió, de amar y servir en todo.

A pesar de ser una responsabilidad arriesgada y gozosa, voluntariamente, te creaste a ti mismo, no fue un simple deseo insatisfecho, ni una lucha violenta de poder.

Así te constituiste en una esperanza, un camino sustentado en las promesas de Dios desplegadas de gracia.

Tu vida fue un don divino que la pusiste al servicio del Señor,  regalo que generalmente hemos recibido sin que hubiéramos hecho nada para merecerlo o conseguirlo.

Un día despertaste y estabas ya aquí, te habían llamado a la existencia y  respondiste tomando un sendero, haciendo un camino.

Supiste quien te  llamó: Un Dios infinito que sabe hacia dónde debemos  dirigirnos para vivir libres y felices.

Ciertamente fuiste un magnífico regalo del Señor, nunca quisiste apoderarte de lo que Dios te concedió como si fuera algo que puede tomarse y guardarse para así poseerlo con seguridad, sino que descubriste que sólo podemos tener;  dejando que se exprese y circule por nosotros la vida que nos sobrepasa  y existir como existimos si lo que tenemos  lo damos y nos damos. 

Así, nos enseñaste que sólo de esta manera  podemos disfrutar la vida, en la medida en que dejamos que la vida se exprese en nosotros, como realidad que nos desborda y sostiene, nos trasciende y nos individualiza.

Tu vida se desarrolló a medida que te fuiste creando a ti mismo, allí donde acogiste y exploraste, trazaste y trasmitiste algo que recibiste y que diste  de nuevo, porque quisiste existir sin hacerte nunca propietario absoluto de ti mismo, siempre nos diste una infinita compañía sosegadora

Dios como Padre nuestro, hizo que renazca en ti su espíritu, que seas salvo, y que tengas, padre Francisco, merecidamente vida eterna.

Nos enseñaste que ser hijos de Dios es un privilegio más allá de lo que nuestras mentes limitadas pueden comprender y  QUE TRAE CONSIGO UNA GRAN RESPONSABILIDAD.

Nos ilustraste que solo así es que se dará inicio a  la nueva creación, en la cual TODO HALLARÁ DE NUEVO SU PLENO SENTIDO Y CUMPLIMIENTO.

Fuiste un experto en humanidad, inteligente y tuviste siempre la voluntad de vivir perdonando, haciendo caridad y siendo  misericordioso.


Francisco, aquí estamos presentes los que te consideramos un gran amigo por tu sencillez a pesar de tu extraordinaria trascendencia artística y religiosa.

Te entregaste al arte porque sabias que es una de las tantas gracias de Jesucristo para orientar nuestras  conductas,  atraída  sobre todo por el amor y el servicio a los demás que caracteriza a nuestro señor.

 Nos enseñaste magistralmente el arte en sus diferentes manifestaciones y épocas, mostrándonos un lenguaje  de imágenes portadoras de sublimes significaciones.

Es así que nos hiciste más sensibles y espirituales, ayudándonos a afirmarnos como seres humanos.

Tus obras contienen signos con las mismas posibilidades de expresar ideas y sensaciones que la literatura y las palabras.
En si tienen un lenguaje discursivo y escrito.

Fuiste un artista de pinceladas variopintas y de afectuosos trazos, mirando tus paletas y tus trapos, encontrando allí las metas que buscabas.

Son tus bonitas obras de arte que nos hacen recordar sobrecogidos, la belleza de la creación, y  así es que nos relacionamos con Dios que es la belleza suprema.


Nos enseñaste que triunfar  finalmente sobre el mal de este mundo es  el Camino de la Belleza, así como el amor mayor que consiste, incluso,  en dar la vida por nuestros hermanos.

La influencia de tu arte siempre  ayudará a esa espiritualidad para  amar  y servir en todo como Jesús,  VOLVIENDO LA MIRADA A LOS OTROS, A LOS QUE NOS NECESITAN, PARA DEJAR DE MIRARME A MÍ MISMO COMO EL CENTRO Y SER COMO ÉL: UN HOMBRE PARA LOS DEMÁS.  ESO ES NEGARSE A SÍ MISMO.

EL MAYOR REGALO QUE PODEMOS DARLE A UNA PERSONA ES LA CONDICIÓN DE SER AMADO, Y ESO ES LO QUE SENTÍAMOS CUANDO ESTEBAMOS  CONTIGO.


Nos hiciste entender que lo que salva al mundo, no es lo que el mundo ofrece como éxito, sino el amor que lleva a asumir como propio el dolor, la miseria y la culpa de los demás porque es ahí, y de ese modo, como Dios muestra todo su poder para cambiar el mundo.

La influencia de toda clase de arte nos ayuda a dejarle a Él el primer puesto, que vaya delante, que marque el camino, y así seguirlo e ir en pos de Él como tú lo hiciste.

 Tu Arte y Espiritualidad nos ayudó a  configurar nuestra  propia vida con la del Señor,  asimilar su estilo, su modo de comportarse, CON TODAS SUS CONSECUENCIAS.

Esa identificación con el Maestro, lo que hace es negarnos a nosotros  mismos, es decir, negar nuestro falso yo –deformado por la voluntad de poder, la ambición y el egoísmo–, para hacer nacer nuestro verdadero yo y hacer posible nuestra entrega sin reservas.

Esa fue tu hermosa cruz, tu tarea diaria;
NADIE LA PUEDE HACER POR NOSOTROS, nos decías.

Y también nos decías: El arte como alimento del alma, nos ayuda a llevar la cruz que significa  también,  meter amor en los sufrimientos, frustraciones y renuncias que la vida impone,  procurando ver la presencia de Dios en esas circunstancias.

La belleza artística nos sensibiliza para entregar la vida a Dios y a los demás, en eso consiste la vida auténtica, la más valiosa, la que no se pierde, porque pertenece ya a Dios y es así que Él estará a nuestro  lado antes y después de nuestra muerte. 


A través de la hermosura en El Camino de la Belleza nos enseñaste a hacer presente en toda situación dolorosa, la fuerza del amor de Dios que supera todo sufrimiento. 


Como sacerdote Jesuita, te  guiabas por el “magis” de San Ignacio, que es  crecer en la amistad con el señor Jesús y en el servicio a los demás así como dirigir nuestros ojos a la cruz en la cual fue revelado “el amor hasta el fin”.

Nos motivaste esculpir fervorosamente en nuestros pueblos los valores evangélicos.

Gracias Francisco porque fuiste el camino de luz y esperanza para nuestro tiempo, ayudándonos a corresponder cada vez más ardientemente al Amor de Dios.

                            ! HASTA PRONTO FRANCISCO ¡

No hay comentarios:

Publicar un comentario