JOSÉ FRANCISCO SJ
Viniste a este mundo, totalmente convencido, para
darte como un sacrificio a todos tus hermanos en Cristo.
Desde muy joven elegiste hacer tuya la causa de
Cristo, entonces viviste esforzándote para disponer siempre DEL PUENTE A LA VIDA para
cruzar el profundo abismo que nos separa
de Dios de nuestro lado -de la muerte- al lado de Él.
Hoy aquí todos
estamos seguros, por tu fe verdadera,
que el Señor te ha dado el regalo de LA
´VIDA ETERNA´ y
que lo has recibido con mucha alegría.
Y porque también
sabías que son muchos los que lo tendrán
como referente en su vida, querrán imitarlo y pondrán su confianza en Él para
seguir el camino que Él siguió, de amar y servir en todo.
A pesar de ser una responsabilidad arriesgada y gozosa,
voluntariamente, te creaste a ti mismo, no fue un simple deseo insatisfecho, ni
una lucha violenta de poder.
Así te constituiste en una esperanza, un camino sustentado
en las promesas de Dios desplegadas de gracia.
Tu vida fue un don divino que la pusiste al servicio del
Señor, regalo que generalmente hemos
recibido sin que hubiéramos hecho nada para merecerlo o conseguirlo.
Un día despertaste y estabas ya aquí, te habían llamado a la
existencia y respondiste tomando un
sendero, haciendo un camino.
Supiste quien te llamó:
Un Dios infinito que sabe hacia dónde debemos
dirigirnos para vivir libres y felices.
Ciertamente fuiste un magnífico regalo del Señor, nunca
quisiste apoderarte de lo que Dios te concedió como si fuera algo que puede
tomarse y guardarse para así poseerlo con seguridad, sino que descubriste que
sólo podemos tener; dejando que se
exprese y circule por nosotros la vida que nos sobrepasa y
existir como existimos si lo que tenemos
lo damos y nos damos.
Así, nos enseñaste que sólo de esta manera podemos disfrutar la vida, en la medida en
que dejamos que la vida se exprese en nosotros, como realidad que nos desborda
y sostiene, nos trasciende y nos individualiza.
Tu vida se desarrolló a medida que te fuiste creando a ti
mismo, allí donde acogiste y exploraste, trazaste y trasmitiste algo que recibiste
y que diste de nuevo, porque quisiste existir sin hacerte nunca
propietario absoluto de ti mismo, siempre nos diste una
infinita compañía sosegadora
Dios como Padre nuestro, hizo que renazca en ti su espíritu, que seas salvo, y que tengas, padre
Francisco, merecidamente vida eterna.
Nos enseñaste que ser hijos de Dios es un privilegio más
allá de lo que nuestras mentes limitadas pueden comprender y QUE
TRAE CONSIGO UNA GRAN RESPONSABILIDAD.
Nos ilustraste que solo así es que se dará inicio a la nueva creación, en la cual TODO HALLARÁ DE NUEVO SU PLENO SENTIDO Y
CUMPLIMIENTO.
Fuiste un experto en humanidad, inteligente y tuviste
siempre la voluntad de vivir perdonando, haciendo caridad y siendo misericordioso.
Francisco,
aquí estamos presentes los que te consideramos un gran amigo por tu sencillez a
pesar de tu extraordinaria trascendencia artística y religiosa.
Te entregaste al arte
porque sabias que es una de las tantas gracias de Jesucristo para orientar nuestras conductas,
atraída sobre todo por el amor
y el servicio a los demás que caracteriza a nuestro señor.
Nos enseñaste magistralmente el arte en sus
diferentes manifestaciones y épocas, mostrándonos un lenguaje de imágenes portadoras de sublimes significaciones.
Es así que nos hiciste más sensibles y
espirituales, ayudándonos a afirmarnos como seres humanos.
Tus
obras contienen signos con las mismas posibilidades de expresar ideas y
sensaciones que la literatura y las palabras.
En si
tienen un lenguaje discursivo y escrito.
Fuiste
un artista de pinceladas variopintas y de afectuosos trazos, mirando tus
paletas y tus trapos, encontrando allí las metas que buscabas.
Son tus bonitas obras de arte que nos
hacen recordar sobrecogidos, la
belleza de la creación, y así es que
nos relacionamos con Dios que es la belleza suprema.
Nos enseñaste que
triunfar finalmente sobre el mal de este
mundo es el Camino de la Belleza, así
como el amor mayor que consiste, incluso,
en dar la vida por nuestros hermanos.
La influencia de tu
arte siempre ayudará a esa
espiritualidad para amar y servir en todo como Jesús, VOLVIENDO LA MIRADA A LOS OTROS, A LOS QUE NOS NECESITAN,
PARA DEJAR DE MIRARME A MÍ MISMO COMO EL CENTRO Y SER COMO ÉL: UN HOMBRE PARA LOS DEMÁS. ESO ES NEGARSE A SÍ MISMO.
EL MAYOR REGALO QUE PODEMOS DARLE A UNA
PERSONA ES LA CONDICIÓN DE SER AMADO, Y ESO ES LO QUE SENTÍAMOS CUANDO ESTEBAMOS CONTIGO.
Nos hiciste entender
que lo que salva al mundo, no es lo que el mundo ofrece como éxito, sino el
amor que lleva a asumir como propio el dolor, la miseria y la culpa de los
demás porque es ahí, y de ese modo, como Dios muestra todo su poder para
cambiar el mundo.
La influencia de toda clase de arte nos ayuda a
dejarle a Él el primer puesto, que vaya delante, que marque el camino, y así
seguirlo e ir en pos de Él como tú lo hiciste.
Tu
Arte y Espiritualidad nos ayudó a configurar
nuestra propia vida con la del Señor, asimilar su estilo, su modo de comportarse, CON
TODAS SUS CONSECUENCIAS.
Esa identificación con el Maestro, lo que hace es negarnos a nosotros
mismos, es decir, negar nuestro falso yo –deformado por la voluntad de
poder, la ambición y el egoísmo–, para hacer nacer nuestro verdadero yo y hacer
posible nuestra entrega sin reservas.
Esa fue tu
hermosa cruz, tu tarea diaria;
NADIE LA
PUEDE HACER POR NOSOTROS, nos decías.
Y también nos decías: El arte como alimento del
alma, nos ayuda a llevar
la cruz que significa también, meter
amor en los sufrimientos, frustraciones y renuncias que la vida impone, procurando ver la presencia de Dios en esas
circunstancias.
La belleza artística nos sensibiliza para
entregar la vida a Dios y a los demás, en
eso consiste la vida auténtica, la más valiosa, la que no se pierde, porque pertenece
ya a Dios y es así que Él estará a nuestro
lado antes y después de nuestra muerte.
A través de la hermosura en El Camino de la Belleza nos enseñaste a
hacer presente en toda situación dolorosa, la fuerza del amor de Dios que
supera todo sufrimiento.
Como
sacerdote Jesuita, te guiabas por el
“magis” de San Ignacio, que es crecer en la
amistad con el señor Jesús y en el servicio a los demás así como dirigir nuestros ojos a la cruz en la cual fue revelado “el amor hasta el
fin”.
Nos motivaste esculpir fervorosamente
en nuestros pueblos los valores evangélicos.
Gracias Francisco porque fuiste el camino
de luz y esperanza para nuestro tiempo, ayudándonos a corresponder cada vez más ardientemente al Amor de Dios.
! HASTA PRONTO
FRANCISCO ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario