lunes, 8 de mayo de 2017

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER (3)

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER (3)

Publicamos la conferencia del cardenal Joseph Ratzinger durante el jubileo de los catequistas y profesores de Religión celebrado el 10 de diciembre del 2000 en Roma.


Jesucristo

Con esta reflexión el tema de Dios ya se ha extendido y concretado en el tema de Jesucristo.

Sólo en´ CRISTO Y POR CRISTO el tema de Dios se hace realmente concreto:

Cristo es el Emmanuel, EL DIOS CON NOSOTROS, LA CONCRETIZACIÓN DEL "YO SOY", LA RESPUESTA AL DEÍSMO.

HOY ES MUY FUERTE LA TENTACIÓN DE REDUCIR A JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS, SÓLO A UN JESÚS HISTÓRICO, SÓLO A UN HOMBRE.

No se niega necesariamente su divinidad, pero CON CIERTOS MÉTODOS SE DESTILA DE LA BIBLIA UN JESÚS A NUESTRA MEDIDA, UN JESÚS POSIBLE Y COMPRENSIBLE EN LOS PARÁMETROS DE NUESTRA HISTORIOGRAFÍA
      (Representación).

Pero este "Jesús histórico" es una elaboración, LA IMAGEN DE SUS AUTORES Y NO LA IMAGEN DEL DIOS VIVO (cf. 2 Cor 4, 4 s; Col 1, 15).

EL CRISTO DE LA FE NO ES UN MITO.

EL ASÍ LLAMADO "JESÚS HISTÓRICO"
ES UNA FIGURA MITOLÓGICA,
INVENTADA POR DIVERSOS
INTÉRPRETES.

Los doscientos años de historia, del "Jesús histórico" reflejan fielmente la historia de las filosofías y de las ideologías de este periodo.

En los límites de esta conferencia me es imposible tratar los contenidos del anuncio del Salvador. Sólo quisiera aludir brevemente a dos aspectos importantes.

EL PRIMERO:
ES EL SEGUIMIENTO DE CRISTO.

Cristo se presenta como camino de mi vida.

SEGUIMIENTO DE CRISTO NO SIGNIFICA IMITAR AL HOMBRE JESÚS.

Ese intento fracasaría necesariamente; sería un anacronismo (un absurdo).

El seguimiento de Cristo tiene una meta mucho más elevada:


SEGUNDO:

IDENTIFICARSE CON CRISTO, ES , LLEGAR A LA UNIÓN CON DIOS.

Esa palabra tal vez choque a los oídos del hombre moderno.
Pero, en realidad TODOS TENEMOS SED DE INFINITO, DE UNA LIBERTAD INFINITA, DE UNA FELICIDAD ILIMITADA.

Toda la historia de las revoluciones de los últimos dos siglos sólo se explica así. La droga sólo se explica así.

El hombre no se contenta con soluciones que no lleguen a la divinización.
Pero todos los caminos ofrecidos por la "serpiente" (cf. Gn 3, 5), ES DECIR, LA SABIDURÍA MUNDANA, FRACASAN.

EL ÚNICO CAMINO ES LA IDENTIFICACIÓN CON CRISTO, REALIZABLE EN LA VIDA SACRAMENTAL.

SEGUIR A CRISTO NO ES UN ASUNTO DE MORALIDAD, SINO UN TEMA "MISTÉRICO", UN CONJUNTO DE ACCIÓN DIVINA Y RESPUESTA NUESTRA.

Así, en el tema del seguimiento se encuentra presente EL OTRO CENTRO DE LA CRISTOLOGÍA, al que quería aludir:

ü EL MISTERIO PASCUAL,
ü LA CRUZ Y
ü LA RESURRECCIÓN.


De ordinario en las reconstrucciones del "Jesús histórico" el tema de la cruz carece de significado.
En una interpretación "burguesa" se transforma en un accidente de por sí evitable, sin valor teológico; en una interpretación revolucionaria se convierte en la muerta heroica de un rebelde.

La verdad es muy diferente.
LA CRUZ PERTENECE AL MISTERIO DIVINO; ES EXPRESIÓN DE SU AMOR HASTA EL EXTREMO (cf. Jn 13, l).

El seguimiento de Cristo ES PARTICIPACIÓN EN SU CRUZ, UNIRSE A SU AMOR, A LA TRANSFORMACIÓN DE NUESTRA VIDA, QUE SE CONVIERTE EN NACIMIENTO DEL HOMBRE NUEVO, CREADO SEGÚN DIOS (cf. Ef 4, 24).

QUIEN OMITE LA CRUZ, OMITE LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO (cf. 1 Cor 2, 2).


LA VIDA ETERNA


Un último elemento central de toda verdadera evangelización es la vida eterna.
Hoy, en la vida diaria, debemos anunciar con nueva fuerza nuestra fe.

Aquí quisiera sólo aludir a un aspecto a menudo descuidado actualmente de la predicación de Jesús:

El anuncio del reino de Dios es anuncio del Dios presente, del Dios que nos conoce, que nos escucha; del Dios que entra en la historia para hacer justicia.

Por eso, esta predicación es anuncio del juicio, ANUNCIO DE NUESTRA RESPONSABILIDAD.

El hombre no puede hacer o dejar de hacer lo que le apetezca. Será juzgado. Debe rendir cuentas.
ESTA CERTEZA VALE TANTO PARA LOS PODEROSOS COMO PARA LOS SENCILLOS.

Si se respeta, se trazan los límites de todo poder de este mundo.

Dios hace justicia, y en definitiva sólo él puede hacerla.

Nosotros lograremos hacer justicia en la medida QUE SEAMOS CAPACES DE VIVIR EN PRESENCIA DE DIOS Y DE COMUNICAR AL MUNDO LA VERDAD DEL JUICIO.

Así el artículo de fe del juicio, su fuerza de formación de las conciencias, es un contenido central del Evangelio y es realmente una buena nueva.

Lo es para todos los que sufren por la injusticia del mundo y piden justicia.

Así se comprende también la conexión entre el reino de Dios y los "pobres", los que sufren y todos los que viven las bienaventuranzas del sermón de la Montaña.
Están protegidos por la certeza del juicio, por la certeza de que hay justicia.

Este es el verdadero contenido del artículo del Credo sobre el juicio, sobre Dios juez: hay justicia.

LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO NO SON LA ÚLTIMA PALABRA DE LA HISTORIA.

Hay justicia. Sólo quien no quiera que haya justicia puede oponerse a esta verdad.
Si tomamos en serio el juicio y la grave responsabilidad que de él brota para nosotros, comprenderemos bien el otro aspecto de este anuncio, ES DECIR, LA REDENCIÓN, EL HECHO DE QUE JESÚS EN LA CRUZ ASUME NUESTROS PECADOS; QUE DIOS MISMO EN LA PASIÓN DE SU HIJO SE CONVIERTE EN ABOGADO DE NOSOTROS, PECADORES, Y ASÍ HACE POSIBLE LA PENITENCIA, LA ESPERANZA AL PECADOR ARREPENTIDO, ESPERANZA EXPRESADA DE MODO ADMIRABLE EN LAS PALABRAS DE SAN JUAN: "DIOS ES MAYOR QUE NUESTRA CONCIENCIA Y CONOCE TODO" (Jn 3, 20).
Ante Dios tranquilizaremos nuestra conciencia, independientemente de lo que nos reproche.

LA BONDAD DE DIOS ES INFINITA, PERO NO LA DEBEMOS REDUCIR A UN EMPALAGO SIN VERDAD.

ü Sólo creyendo en el justo juicio de Dios,
ü Sólo teniendo hambre y sed de justicia (cf. Mt 5, 6), abrimos nuestro corazón, nuestra vida, a la misericordia divina.

No es verdad que la fe en la vida eterna quite importancia a la vida en la tierra.

Al contrario, SÓLO SI LA MEDIDA DE NUESTRA VIDA ES LA ETERNIDAD, TAMBIÉN ESTA VIDA EN LA TIERRA ES GRANDE Y SU VALOR INMENSO.

DIOS NO ES EL RIVAL DE NUESTRA VIDA, SINO EL GARANTE DE NUESTRA GRANDEZA.

Así volvemos a nuestro punto de partida: Dios.
Si consideramos bien el mensaje cristiano, no hablamos de un montón de cosas.

El mensaje cristiano es en realidad muy sencillo:


Hablamos de Dios y del hombre, y así lo decimos todo.

[Publicado por «L´Osservatore Romano», 19 de enero de 2001]

No hay comentarios:

Publicar un comentario