domingo, 7 de mayo de 2017

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER (2)

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER (2)

Publicamos la conferencia del cardenal Joseph Ratzinger durante el jubileo de los catequistas y profesores de Religión celebrado el 10 de diciembre del 2000 en Roma.


Los contenidos esenciales de la nueva evangelización

Conversión 

Por lo que atañe a los contenidos de la nueva evangelización conviene ante todo tener presente que el Antiguo Testamento y el Nuevo son inseparables.

El contenido fundamental del Antiguo Testamento está resumido en el mensaje de san Juan Bautista: "Convertíos".

No se puede llegar a Jesús sin el Bautista; no es posible llegar a Jesús sin responder a la llamada del Precursor; más aún, Jesús asumió el mensaje de Juan en la síntesis de su propia predicación:

"CONVERTÍOS Y CREED EN EL                  EVANGELIO" (Mc 1, 15).

La palabra griega para decir "convertirse" significa:

CAMBIAR DE MENTALIDAD, PONER EN TELA DE JUICIO EL   PROPIO MODO DE VIVIR Y EL MODO COMÚN DE VIVIR,DEJAR ENTRAR A DIOS EN LOS CRITERIOS DE LA PROPIA VIDA, NO JUZGAR YA SIMPLEMENTE SEGÚN LAS OPINIONES CORRIENTES.
Por consiguiente, CONVERTIRSE SIGNIFICA DEJAR DE VIVIR COMO VIVEN TODOS, DEJAR DE OBRAR COMO OBRAN TODOS, DEJAR DE SENTIRSE JUSTIFICADOS EN ACTOS DUDOSOS, AMBIGUOS, MALOS, POR EL HECHO DE QUE LOS DEMÁS HACEN LO MISMO; COMENZAR A VER LA PROPIA VIDA CON LOS OJOS DE DIOS; POR TANTO, TRATAR DE HACER EL BIEN, AUNQUE SEA INCÓMODO; NO ESTAR PENDIENTES DEL JUICIO DE LA MAYORÍA, DE LOS DEMÁS, SINO DEL JUICIO DE DIOS.

En otras palabras, buscar un nuevo estilo de vida, una vida nueva.

Todo esto no significa moralismo. Quien reduce el cristianismo a la moralidad pierde de vista la esencia del mensaje de Cristo:

El don de una nueva amistad, el don        de la comunión con Jesús y, por tanto, con Dios.
Quien se convierte a Cristo no quiere tener autonomía moral, no pretende    construir con sus fuerzas su propia        bondad.
"Conversión" (metánoia) significa precisamente lo contrario:

      SALIR DE LA AUTOSUFICIENCIA, DESCUBRIR Y ACEPTAR LA PROPIA INDIGENCIA, LA NECESIDAD DE LOS DEMÁS Y LA NECESIDAD DE DIOS, DE SU PERDÓN, DE SU AMISTAD.

La vida sin conversión es autojustificación (yo no soy peor que los demás); LA CONVERSIÓN ES LA HUMILDAD DE ENTREGARSE AL AMOR DEL OTRO, AMOR QUE SE TRANSFORMA EN MEDIDA Y CRITERIO DE MI PROPIA VIDA.
Aquí debemos tener presente también el aspecto social de la conversión. Ciertamente, LA CONVERSIÓN ES ANTE TODO UN ACTO PERSONALÍSIMO, ES PERSONALIZACIÓN. YO RENUNCIO A "VIVIR COMO TODOS"; YA NO ME SIENTO JUSTIFICADO POR EL HECHO DE QUE TODOS HACEN LO MISMO QUE YO, Y ENCUENTRO ANTE DIOS MI PROPIO YO, MI RESPONSABILIDAD PERSONAL.

Pero la verdadera personalización es siempre también una socialización nueva y más profunda.

EL YO SE ABRE DE NUEVO AL TÚ, EN TODA SU PROFUNDIDAD, Y ASÍ NACE UN NUEVO NOSOTROS.

Si el estilo de vida común en el mundo implica el peligro de la despersonalización, de vivir no mi propia vida sino la de todos los demás,EN LA CONVERSIÓN DEBE REALIZARSE UN NUEVO NOSOTROS DEL CAMINAR COMÚN CON DIOS.
Anunciando la conversión debemos ofrecer también una comunidad de vida, UN ESPACIO COMÚN DEL NUEVO ESTILO DE VIDA.

NO SE PUEDE EVANGELIZAR SÓLO CON PALABRAS.

El Evangelio crea vida, crea comunidad de camino.

UNA CONVERSIÓN PURAMENTE INDIVIDUAL NO TIENE CONSISTENCIA.
El reino de Dios
En la llamada a la conversión está implícito, como su condición fundamental, el anuncio del Dios vivo.

El teocentrismo es fundamental en el mensaje de Jesús y debe ser también el núcleo de la nueva evangelización.

LA PALABRA CLAVE DEL ANUNCIO DE JESÚS ES: REINO DE DIOS. PERO REINO DE DIOS NO ES UNA COSA, UNA ESTRUCTURA SOCIAL O POLÍTICA, UNA UTOPÍA.
EL REINO DE DIOS ES DIOS.
Reino de Dios quiere decir: DIOS EXISTE, DIOS VIVE, DIOS ESTÁ PRESENTE Y ACTÚA EN EL MUNDO, EN NUESTRA VIDA, EN MI VIDA.

Dios no es una "causa última" lejana. Dios no es el "gran arquitecto" del deísmo, que montó la máquina del mundo y así estaría fuera.

Al contrario, DIOS ES LA REALIDAD MÁS PRESENTE Y DECISIVA EN CADA ACTO DE MI VIDA, EN CADA MOMENTO DE LA HISTORIA.
En su conferencia de despedida de su cátedra en la universidad de Münster, el teólogo Juan Bautista Metz dijo cosas que nadie se imaginaba oír de sus labios.
Antes había enseñado antropocentrismo: el verdadero acontecimiento del cristianismo sería el giro antropológico, la secularización, el descubrimiento de la secularidad del mundo.

Luego enseñó teología política, la índole política de la fe; la "memoria peligrosa"; y, finalmente, la teología narrativa.

Después de este camino largo y difícil, hoy nos dice:
     SI, EL VERDADERO PROBLEMA DE NUESTRO        TIEMPO ES "LA CRISIS DE DIOS", LA    AUSENCIA DE DIOS, DISFRAZADA DE        RELIGIOSIDAD VACÍA.

La teología debe volver a ser realmente teo-logía, HABLAR DE DIOS Y CON DIOS.
Metz tiene razón. Lo "único necesario" (unum necessarium) para el hombre es Dios.
Todo cambia dependiendo de si Dios existe o no existe.
Por desgracia, también nosotros, los cristianos, vivimos a menudo como si Dios no existiera (si Deus non daretur). Vivimos según el eslogan:DIOS NO EXISTE Y, SI EXISTE, NO INFLUYE.

Por eso, la evangelización ante todo debe hablar de Dios, anunciar al único Dios verdadero: el Creador, el Santificador, el Juez (cf. Catecismo de la Iglesia católica).

También aquí es preciso tener presente el aspecto práctico. No se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras.

No se conoce a una persona cuando sólo se tienen de ella referencias de segunda mano.

ANUNCIAR A DIOS ES INTRODUCIR EN LA RELACIÓN CON DIOS: EL ENSEÑAR A ORAR.
LA ORACIÓN ES FE EN ACTO.

Y SÓLO EN LA EXPERIENCIA DE LA VIDA TAMBIÉN ES LA EVIDENCIA DE SU EXISTENCIA.

Por eso son tan importantes las escuelas de oración, las comunidades de oración. Son complementarias la oración personal ("en tu propio aposento", solo en la presencia de Dios), la oración común "paralitúrgica" ("religiosidad popular") y la oración litúrgica. Sí, la liturgia es ante todo oración: su elemento específico CONSISTE EN QUE SU SUJETO PRIMARIO NO SOMOS NOSOTROS (como en la oración privada y en la religiosidad popular), SINO DIOS MISMO.
La liturgia es actio divina, Dios actúa y nosotros respondemos a la acción divina.

Hablar de Dios y hablar con Dios deben ir siempre juntos.

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