lunes, 1 de mayo de 2017

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, SEGÚN JOSEPH RATZINGER (1).

Publicamos la conferencia del cardenal Joseph Ratzinger durante el jubileo de los catequistas y profesores de Religión celebrado el 10 de diciembre del 2000 en Roma.


Por: Cardenal Joseph Ratzinger | Fuente: Zenit.org 
 
La vida humana no se realiza por sí misma.

NUESTRA VIDA ES UNA CUESTIÓN ABIERTA, UN PROYECTO INCOMPLETO, QUE ES PRECISO SEGUIR REALIZANDO.

La pregunta fundamental de todo hombre es:

¿CÓMO SE LLEVA A CABO ESTE PROYECTO DE REALIZACIÓN DEL HOMBRE?

¿CÓMO SE APRENDE EL ARTE DE VIVIR?


¿CUÁL ES EL CAMINO QUE LLEVA A LA FELICIDAD?

Evangelizar quiere decir MOSTRAR ESE CAMINO, ENSEÑAR EL ARTE DE VIVIR.

Jesús dice al inicio de su vida pública:

       HE VENIDO PARA EVANGELIZAR A LOS   POBRES (cf. Lc 4, 18).

Esto significa:
       YO TENGO LA RESPUESTA A VUESTRA     PREGUNTA        FUNDAMENTAL;
       YO LES MUESTRO EL CAMINO DE LA VIDA,    EL CAMINO        QUE LLEVA A LA       FELICIDAD;
       MÁS AÚN, YO SOY ESE CAMINO.

LA POBREZA MÁS PROFUNDA ES LA INCAPACIDAD DE ALEGRÍA, EL TEDIO DE LA VIDA CONSIDERADA ABSURDA Y CONTRADICTORIA.

Esta pobreza se halla hoy muy extendida, con formas muy diversas, TANTO EN LAS SOCIEDADES MATERIALMENTE RICAS COMO EN LOS PAÍSES POBRES.

La incapacidad de alegría supone y produce LA INCAPACIDAD DE AMAR, PRODUCE LA ENVIDIA, LA AVARICIA.... TODOS LOS VICIOS QUE ARRUINAN LA VIDA DE LAS PERSONAS Y EL MUNDO.

Por eso, HACE FALTA UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN.

SI SE DESCONOCE EL ARTE DE VIVIR, TODO LO DEMÁS YA NO FUNCIONA.

Pero ese arte no es objeto de la ciencia; SÓLO LO PUEDE COMUNICAR QUIEN TIENE LA VIDA, el que es el Evangelio en persona.



ü Estructura y método de la nueva evangelización


Estructura

Antes de hablar de los contenidos fundamentales de la nueva evangelización quisiera explicar su estructura y el método adecuado.

La Iglesia evangeliza siempre y nunca ha interrumpido el camino de la evangelización.

Cada día celebra el misterio eucarístico, administra los sacramentos, anuncia la palabra de vida, la palabra de Dios, y se compromete en favor de la justicia y la caridad.

Y ESTA EVANGELIZACIÓN PRODUCE FRUTO:
       DA LUZ Y ALEGRÍA;
      
       DA EL CAMINO DE LA VIDA A      NUMEROSO PERSONAS.
      
       MUCHOS OTROS VIVEN, A MENUDO        SIN SABERLO, DE LA LUZ Y DEL CALOR       RESPLANDECIENTE DE ESTA        EVANGELIZACIÓN PERMANENTE.

Sin embargo, existe un proceso progresivo de descristianización y de pérdida de los valores humanos esenciales, que resulta preocupante.

Gran parte de la humanidad de hoy no encuentra en la evangelización permanente de la Iglesia el Evangelio, es decir, la respuesta convincente a la pregunta:
                                        ¿CÓMO VIVIR?

Por eso buscamos, además de la evangelización permanente, nunca interrumpida y que no se debe interrumpir nunca, una nueva evangelización, capaz de lograr que la escucho ese mundo que no tiene acceso a la evangelización "clásica".

Todos necesitan el Evangelio. El Evangelio está destinado a todos y no sólo a un grupo determinado, Y POR ESO DEBEMOS BUSCAR NUEVOS CAMINOS PARA LLEVAR EL EVANGELIO A TODOS.

Sin embargo, aquí se oculta también una tentación: la tentación de la impaciencia, la tentación de buscar el gran éxito inmediato, los grandes números. Y este no es el método del reino de Dios. Para el reino de Dios, así como para la evangelización, instrumento y vehículo del reino de Dios, VALE SIEMPRE LA PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA (cf. Mc 4, 31-32).

El reino de Dios vuelve a comenzar siempre bajo este signo.
Nueva evangelización no puede querer decir atraer inmediatamente con nuevos métodos, más refinadas, a las grandes mesas que se han alejado de la Iglesia.
No; no es esta la promesa de la nueva evangelización.

NUEVA EVANGELIZACIÓN SIGNIFICA NO CONTENTARSE CON EL HECHO DE QUE DEL GRANO DE MOSTAZA HAYA CRECIDO EL GRAN ÁRBOL DE LA IGLESIA UNIVERSAL, NI PENSAR QUE BASTA EL HECHO DE QUE EN SUS RAMAS PUEDEN ANIDAR AVES DE TODO TIPO, SINO ACTUAR DE NUEVO VALIENTEMENTE, CON LA HUMILDAD DEL GRANITO, DEJANDO QUE DIOS DECIDA CUÁNDO Y CÓMO CRECERÁ (cf. Mc 4, 26-29).

LAS GRANDES COSAS COMIENZAN SIEMPRE CON UN GRANITO Y LOS MOVIMIENTOS DE MASAS SON SIEMPRE EFÍMEROS.

En su visión del proceso de la evolución, Teilhard de Chardin habla del "blanco de los orígenes": el inicio de las nuevas especies es invisible y está fuera del alcance de la investigación científica.

Las fuentes se hallan ocultas; son demasiado pequeñas.
En otras palabras, LAS GRANDES REALIDADES TIENEN INICIOS HUMILDES.

Prescindamos ahora de si Teilhard tiene razón, y hasta qué punto, con sus teorías evolucionistas:
                           La ley de los orígenes       invisibles refleja una verdad presente precisamente en la acción de Dios en la        historia.
       "NO POR SER GRANDE TE ELEGÍ; AL        CONTRARIO, ERES EL MÁS PEQUEÑO DE LOS PUEBLOS; TE ELEGÍ PORQUE      TE AMO...", DICE DIOS AL PUEBLO DE    ISRAEL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO    Y ASÍ EXPRESA LA PARADOJA FUNDAMENTAL DE LA HISTORIA DE LA        SALVACIÓN:
             CIERTAMENTE, DIOS NO                                 CUENTA CON GRANDES NÚMEROS;                EL   PODER EXTERIOR NO ES EL                           SIGNO DE   SU PRESENCIA.

Gran parte de las parábolas de Jesús Indican esta estructura de la acción divina y responden así a las preocupaciones de los discípulos, los cuales esperaban del Mesías éxitos y señales muy diferentes: ÉXITOS DEL TIPO QUE OFRECE SATANÁS AL SEÑOR "TE DARÉ TODO ESTO, TODOS LOS REINOS DEL MUNDO..." (cf. Mt 4, 9).

Desde luego, san Pablo, al final de su vida, tuvo la impresión de que había llevado el Evangelio hasta los confines de la tierra, pero los cristianos eran pequeñas comunidades dispersas por el mundo, insignificantes según los criterios seculares.

EN REALIDAD FUERON LA LEVADURA QUE PENETRA EN LA MASA Y LLEVARON EN SU INTERIOR EL FUTURO DEL MUNDO (cf. Mt 13, 33).

Un antiguo proverbio reza: "Éxito no es un nombre de Dios".

La nueva evangelización debe actuar como el grano de mostaza y no ha de pretender que surja inmediatamente el gran árbol.

Nosotros vivimos con una excesiva seguridad por el gran árbol que ya existe o sentimos el afán de tener un árbol aún más grande, más vital. En cambio, DEBEMOS ACEPTAR EL MISTERIO DE QUE LA IGLESIA ES AL MISMO TIEMPO UN GRAN ÁRBOL Y UN GRANITO.

En la historia de la salvación siempre es simultáneamente Viernes Santo y Domingo de Pascua.


ü El método

ü De esta estructura de la nueva evangelización deriva también el método adecuado. Ciertamente, debemos usar de modo razonable los métodos modernos para lograr que se nos escuche; o, mejor, PARA HACER ACCESIBLE Y COMPRENSIBLE LA VOZ DEL SEÑOR.

NO BUSCAMOS QUE SE NOS ESCUCHE A NOSOTROS; NO QUEREMOS AUMENTAR EL PODER Y LA EXTENSIÓN DE NUESTRAS INSTITUCIONES; LO QUE QUEREMOS ES SERVIR AL BIEN DE LAS PERSONAS Y DE LA HUMANIDAD, DANDO ESPACIO A AQUEL QUE ES LA VIDA.

Esta renuncia al propio yo, ofreciéndolo a Cristo para la salvación de los hombres, ES LA CONDICIÓN FUNDAMENTAL DEL VERDADERO COMPROMISO EN FAVOR DEL EVANGELIO:

             "YO HE VENIDO EN NOMBRE DE MI         PADRE, Y NO ME RECIBÍA; SI OTRO           VIENE EN SU PROPIO NOMBRE, A                     ESE LO RECIBIRÉIS" (JN 5, 43).

Lo que distingue al anticristo es el hecho de que habla en su propio nombre.
El signo del Hijo es su comunión con el Padre.

El Hijo nos introduce en la comunión trinitaria, en el círculo del amor suyo, cuyas personas son "relaciones puras", EL ACTO PURO DE ENTREGARSE Y DE ACOGERSE.

El designio trinitario, visible en el Hijo, que no habla en su nombre, MUESTRA LA FORMA DE VIDA DEL VERDADERO EVANGELIZADOR; más aún, evangelizar no es tanto una forma de hablar; ES MÁS BIEN UNA FORMA DE VIVIR: VIVIR ESCUCHANDO Y SER PORTAVOZ DEL PADRE. "NO HABLARÁ POR SU CUENTA, SINO QUE HABLARÁ LO QUE OIGA" (Jn 16, 13), DICE EL SEÑOR SOBRE EL ESPÍRITU SANTO.

Esta forma cristológica y pneumatológica de la evangelización es al mismo tiempo una forma eclesiológica:
             El Señor, y el Espíritu construyen la Iglesia, se comunican en la Iglesia.

El anuncio de Cristo, el anuncio del reino de Dios, supone la escucha de su voz en la voz de la Iglesia. "No hablar en nombre propio" significa hablar en la misión de la Iglesia.

De esta ley de renuncia al propio yo se siguen consecuencias muy prácticas.
Todos los métodos racionales y moralmente aceptables se deben estudiar; es un deber usar estas posibilidades de comunicación.

Pero las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana hasta la profundidad a la que debe llegar el Evangelio.

Hace pocos años leí la biografía de un óptimo sacerdote de nuestro siglo, don Dídimo, párroco de Bassano del Grappa.
En sus apuntes se encuentran palabras de oro, fruto de una vida de oración y meditación. A propósito de lo que estamos tratando, dice don Dídimo, por ejemplo: "Jesús predicaba de día y oraba de noche". Con esta breve noticia quería decir: Jesús debía ganar de Dios a sus discípulos.

Eso vale siempre. No podemos ganar nosotros a los hombres.
DEBEMOS OBTENERLOS DE DIOS PARA DIOS.

Todos los métodos son ineficaces si no están fundados en la oración. La palabra del anuncio siempre ha de estar impregnada una intensa vida de oración.

Debemos dar un paso más. Jesús predicaba de día y oraba de noche, pero eso no es todo.

Su vida entera, como demuestra de modo muy hermoso el evangelio de san Lucas, fue un camino hacia la cruz, una ascensión hacia Jerusalén.

JESÚS NO REDIMIÓ EL MUNDO CON PALABRAS HERMOSAS, SINO CON SU SUFRIMIENTO Y SU MUERTE.

Su pasión es fuente inagotable de vida para el mundo; LA PASIÓN DA FUERZA A SU PALABRA.

El Señor mismo, extendiendo y ampliando la parábola del grano de mostaza, formuló esta ley de fecundidad en parábola del grano de trigo que cae tierra y muere (cf. Jn 12, 24).

También esta ley es válida hasta el fin del mundo y, juntamente con el misterio del grano de mostaza, es fundamental para la nueva evangelización.

Toda la historia lo demuestra. Sería fácil demostrarlo en la historia del cristianismo. Aquí quisiera recordar solamente el inicio de la evangelización en la vida de san Pablo.

El éxito de su misión no fue fruto de la retórica o de la prudencia pastoral; SU FECUNDIDAD DEPENDIÓ DE SU SUFRIMIENTO, DE SU UNIÓN A LA PASIÓN DE CRISTO (cf. 1 Cor 2, 1-5; 2 Cor, 5, 7; 11; 10 s; 11, 30; Gal 4, 12-14).
"No se dará otro signo que el signo del profeta Jonás" (Lc 1 29), dijo el Señor.

El signo de Jonás es Cristo crucificado, son los testigos que completan "lo que falta a la pasión de Cristo" (Col 1, 24).

En todas las épocas de la historia se han cumplido siempre las palabras de Tertuliano: LA SANGRE DE LOS MÁRTIRES ES SEMILLA DE NUEVOS CRISTIANOS.

San Agustín dice lo mismo de modo muy hermoso, interpretando el texto de san Juan donde la profecía del martirio de san Pedro y el mandato de apacentar, es decir, la institución de su primado, están íntimamente relacionados (cf. Jn 21, 16).

San Agustín lo comenta así: "Apacienta mis ovejas, es decir, SUFRE POR MIS OVEJAS" (Sermón 32: PL 2, 640).

Una madre no puede dar a luz un niño sin sufrir. Todo parto implica sufrimiento, es sufrimiento, y LLEGAR A SER CRISTIANO ES UN PARTO.

Digámoslo una vez más con palabras del Señor: "El reino de Dios exige violencia" (M 11, l2; Lc 10, 16), pero LA VIOLENCIA DE DIOS ES EL SUFRIMIENTO, LA CRUZ.

NO PODEMOS DAR VIDA A OTROS SIN DAR NUESTRA VIDA. EL PROCESO DE RENUNCIA AL PROPIO YO, AL QUE ME HE REFERIDO ANTES, ES LA FORMA CONCRETA (expresada de muchas formas diversas) DE DAR LA PROPIA VIDA.

Ya lo dijo el Salvador: "QUIEN PIERDA SU VIDA POR MÍ Y POR EL EVANGELIO, LA SALVARÁ" (Mc 8, 35).

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