EL EQUILIBRIO HOMBRE – AMBIENTE HA
ALCANZADO UN PUNTO CRÍTICO POR EL MAL USO DE PODEROSOS MEDIOS DE TRANSFORMACIÓN QUE BRINDA LA CIVILIZACIÓN
TECNOLÓGICA.
CÁRITAS
“La relación
del hombre con el mundo es un elemento constitutivo de la identidad humana.
Se trata de
una relación que nace como fruto de la unión, todavía más profunda, del hombre
con Dios.”
La
responsabilidad ecológica, aunque es un tema que alcanza su auge y popularidad
en la actualidad con una amplia difusión en los medios, EN REALIDAD HUNDE SUS RAÍCES EN EL MISMO ORIGEN DEL HOMBRE, ES DECIR,
EN LA CREACIÓN.
En los textos
bíblicos del Antiguo Testamento ya se ve cómo “la fe de Israel vive en el
tiempo y en el espacio de este mundo, que se percibe no como un ambiente hostil
o un mal del cual liberarse, sino como el don mismo de Dios, el lugar y el
proyecto que Él confía a la guía responsable y al trabajo del hombre.
La naturaleza,
obra de la acción creadora de Dios, no es una peligrosa adversaria.
Dios, que ha
hecho todas las cosas, de cada una de ellas «vio que estaba bien» (Gen
1,4.10.12.18.21.25).
En la cumbre
de su creación, el Creador colocó al hombre como algo que «estaba muy bien»
(Gen 1,31).
Sólo el hombre
y la mujer, entre todas las criaturas, han sido queridos por Dios «a imagen
suya» (Gen 1,27):
A ellos el Señor confía la responsabilidad de toda la creación, la
tarea de TUTELAR SU ARMONÍA Y DESARROLLO
(cf. Gen 1,26-30).
El vínculo especial con Dios explica la posición privilegiada de la
pareja humana en el orden de la creación”.
“Los resultados de la ciencia y
de la técnica son, en sí mismos, positivos:
Los cristianos lejos de pensar que las conquistas logradas por el
hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar
con el Creador, están, por el contrario persuadidos de que las victorias del hombre
son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio”.
Si el hombre interviene sobre la
naturaleza sin abusar de ella ni dañarla, se puede decir que “INTERVIENE NO PARA MODIFICAR LA
NATURALEZA, SINO PARA AYUDARLA A DESARROLLARSE EN SU LÍNEA, LA DE LA CREACIÓN,
LA QUERIDA POR DIOS.
Trabajando en este campo, sin duda delicado, el investigador se adhiere
al designio de Dios.
Dios ha querido que el hombre sea el rey de la creación”.
EN EL FONDO, ES DIOS MISMO
QUIEN OFRECE AL HOMBRE EL HONOR DE COOPERAR CON TODAS LAS FUERZAS DE SU
INTELIGENCIA EN LA OBRA DE LA CREACIÓN.
“La tendencia a la explotación «inconsiderada» de los recursos de la
creación es el resultado de un largo proceso histórico y cultural: la época
moderna ha experimentado la creciente capacidad de intervención transformadora
del hombre.
El aspecto de conquista y de explotación de los recursos ha llegado a
predominar y a extenderse, y amenaza hoy la misma capacidad de acogida del
medio ambiente:
El ambiente como recurso pone en peligro el ambiente como casa. A causa
de los poderosos medios de transformación que brinda la civilización
tecnológica, a veces PARECE QUE EL
EQUILIBRIO HOMBRE – AMBIENTE HA ALCANZADO UN PUNTO CRÍTICO”. “Una correcta
concepción del medio ambiente, si por una parte no puede reducir
utilitariamente la naturaleza a un mero objeto de manipulación y explotación,
por otra parte, tampoco debe absolutizarla y colocarla, en dignidad, por encima
de la misma persona humana.
En este último caso, se llega a divinizar la naturaleza o la tierra,
como puede fácilmente verse en algunos movimientos ecologistas que piden se
otorgue un reconocimiento institucional internacionalmente garantizado a sus
ideas”.
“La naturaleza está a nuestra disposición no como un «montón de
desechos esparcidos al azar», sino como un don del Creador que ha diseñado sus
estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se
deben seguir para «guardarla y cultivarla» (cf. Gen 2,15).
Pero se ha de subrayar que es contrario al verdadero desarrollo
considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma”.
El Magisterio Social también subraya la RESPONSABILIDAD HUMANA DE PRESERVAR UN AMBIENTE ÍNTEGRO Y SANO PARA
TODOS:
“La humanidad de hoy, si logra conjugar las nuevas capacidades científicas
CON UNA FUERTE DIMENSIÓN ÉTICA, CIERTAMENTE
SERÁ CAPAZ DE PROMOVER EL AMBIENTE COMO CASA Y COMO RECURSO, EN FAVOR DEL
HOMBRE Y DE TODOS LOS HOMBRES; DE ELIMINAR LOS FACTORES DE CONTAMINACIÓN; Y DE
ASEGURAR CONDICIONES DE ADECUADA HIGIENE Y SALUD TANTO PARA PEQUEÑOS GRUPOS
COMO PARA GRANDES ASENTAMIENTOS HUMANOS.
La tecnología que contamina, también puede descontaminar; la producción
que acumula, también puede distribuir equitativamente, a condición DE QUE PREVALEZCA LA ÉTICA DEL RESPETO A LA
VIDA, A LA DIGNIDAD DEL HOMBRE Y A LOS DERECHOS DE LAS GENERACIONES HUMANAS
PRESENTES Y FUTURAS.”.
En este contexto, Juan Pablo II, desde el confín de las Américas,
señaló proféticamente: “Desde el Cono Sur del Continente Americano y frente a
los ilimitados espacios de la Antártida, lanzó un llamado a todos los
responsables de nuestro planeta para proteger y conservar la naturaleza creada
por Dios: NO PERMITAMOS QUE NUESTRO
MUNDO SEA UNA TIERRA CADA VEZ MÁS DEGRADADA Y DEGRADANTE”.
La tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera
humanidad: SE TRATA DEL DEBER, COMÚN Y
UNIVERSAL, DE RESPETAR UN BIEN COLECTIVO, destinado a todos, impidiendo que
se puedan “utilizar impunemente las diversas categorías de seres, vivos o
inanimados –animales, plantas, elementos naturales–, como mejor apetezca, según
las propias exigencias”.
Es una responsabilidad que debe crecer, teniendo en cuenta la
globalidad de la actual crisis ecológica y la consiguiente necesidad de afrontarla
globalmente, ya que todos los seres dependen unos de otros en el orden
universal establecido por el Creador: “CONVIENE
TENER EN CUENTA LA NATURALEZA DE CADA SER Y SU MUTUA CONEXIÓN EN UN SISTEMA
ORDENADO, QUE ES PRECISAMENTE EL COSMOS”.
“La responsabilidad de salvaguardar el medio ambiente, patrimonio común
del género humano, se extiende no sólo a las exigencias del presente, sino
también a las del futuro: Herederos de generaciones pasadas y beneficiándonos
del trabajo de nuestros contemporáneos, ESTAMOS
OBLIGADOS PARA CON TODOS Y NO PODEMOS DESINTERESARNOS DE LOS QUE VENDRÁN A
AUMENTAR TODAVÍA MÁS EL CÍRCULO DE LA FAMILIA HUMANA.
La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es
también un deber”.
Se trata de una responsabilidad que las generaciones presentes tienen
respecto a las futuras, UNA
RESPONSABILIDAD QUE INCUMBE TAMBIÉN A CADA ESTADO Y A LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL”.
“Los graves problemas ecológicos REQUIEREN
UN EFECTIVO CAMBIO DE MENTALIDAD que lleve a adoptar nuevos estilos de
vida, a tenor de los cuales LA BÚSQUEDA
DE LA VERDAD, DE LA BELLEZA Y DEL BIEN, ASÍ COMO LA COMUNIÓN CON LOS DEMÁS
HOMBRES PARA UN DESARROLLO COMÚN, SEAN LOS ELEMENTOS QUE DETERMINEN LAS
OPCIONES DEL CONSUMO, DE LOS AHORROS Y DE LAS INVERSIONES”.
“¡Cuántos abusos y daños ecológicos se dan también en muchas regiones
americanas!
Baste pensar EN LA EMISIÓN
INCONTROLADA DE GASES NOCIVOS O EN EL DRAMÁTICO FENÓMENO DE LOS INCENDIOS
FORESTALES, PROVOCADOS A VECES INTENCIONADAMENTE POR PERSONAS MOVIDAS POR
INTERESES EGOÍSTAS.
Estas devastaciones pueden conducir a una verdadera desertización de no
pocas zonas de América, CON LAS
INEVITABLES SECUELAS DE HAMBRE Y MISERIA.
El problema se plantea, con especial intensidad, en la selva amazónica,
inmenso territorio que abarca varias naciones: del Brasil a la Guayana, a
Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Es uno de los espacios naturales más apreciados en el mundo por su
diversidad biológica, siendo vital para el equilibrio ambiental de todo el
planeta”.
Ante esta situación, Aparecida nos deja “algunas propuestas y
orientaciones:
a) Evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de la creación,
SABIÉNDOLA CONTEMPLAR Y CUIDAR COMO CASA
DE TODOS LOS SERES VIVOS Y MATRIZ DE LA VIDA DEL PLANETA, a fi n de
ejercitar responsablemente el señorío humano sobre la tierra y los recursos,
para que pueda rendir todos sus frutos en su destinación universal, educando para un estilo de vida de
sobriedad y austeridad solidarias.
b) Profundizar la presencia pastoral en las poblaciones más frágiles y
amenazadas por el desarrollo depredatorio, y apoyarlas en sus esfuerzos PARA LOGRAR UNA EQUITATIVA DISTRIBUCIÓN DE
LA TIERRA, DEL AGUA Y DE LOS ESPACIOS URBANOS.
c) Buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, BASADO EN UNA ÉTICA QUE INCLUYA LA
RESPONSABILIDAD POR UNA AUTÉNTICA ECOLOGÍA NATURAL Y HUMANA, QUE SE FUNDAMENTA
EN EL EVANGELIO DE LA JUSTICIA, LA SOLIDARIDAD Y EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS
BIENES, Y QUE SUPERE LA LÓGICA UTILITARISTA E INDIVIDUALISTA, QUE NO SOMETE A
CRITERIOS ÉTICOS LOS PODERES ECONÓMICOS Y TECNOLÓGICOS.
Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal
manera que puedan lograr su justo reclamo.
d) Empeñar nuestros esfuerzos en LA
PROMULGACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y PARTICIPACIONES CIUDADANAS QUE GARANTICEN
LA PROTECCIÓN, CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA NATURALEZA.
e) Determinar medidas de monitoreo y control social sobre la aplicación
en los países de los estándares ambientales internacionales”.
Consciente de la fuerza renovadora del cristianismo, también en sus
relaciones con la cultura y la realidad social, la Iglesia ofrece la
contribución de su enseñanza PARA LA
CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD DE LOS HOMBRES, MOSTRANDO EL SIGNIFI CADO SOCIAL
DEL EVANGELIO.
La Iglesia, con su doctrina social, ofrece sobre todo UNA VISIÓN INTEGRAL Y UNA PLENA COMPRENSIÓN
DEL HOMBRE, EN SU DIMENSIÓN PERSONAL Y SOCIAL.
“La antropología cristiana anima y sostiene la obra pastoral de la
inculturación de la fe, dirigida a renovar desde dentro, con la fuerza del
Evangelio:
Los criterios de juicio,
Los valores determinantes,
Las líneas de pensamiento y
Los modelos de vida del hombre contemporáneo:
Con la inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo
que es, e instrumento más apto para su misión.
La Iglesia es consciente de que debe dar un gran paso adelante en su
evangelización; DEBE ENTRAR EN UNA NUEVA
ETAPA HISTÓRICA DE SU DINAMISMO MISIONERO.
En esta perspectiva pastoral se sitúa la enseñanza social: la nueva
evangelización, de la que el mundo moderno tiene urgente necesidad... debe
incluir entre sus elementos esenciales EL
ANUNCIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA”.
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