sábado, 17 de junio de 2017

EL EQUILIBRIO HOMBRE – AMBIENTE HA ALCANZADO UN PUNTO CRÍTICO POR EL MAL USO DE PODEROSOS MEDIOS DE TRANSFORMACIÓN QUE BRINDA LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA.

EL EQUILIBRIO HOMBRE – AMBIENTE HA ALCANZADO UN PUNTO CRÍTICO POR EL MAL USO DE PODEROSOS MEDIOS DE TRANSFORMACIÓN QUE BRINDA LA CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA.
                                                                                                                    CÁRITAS

“La relación del hombre con el mundo es un elemento constitutivo de la identidad humana.
Se trata de una relación que nace como fruto de la unión, todavía más profunda, del hombre con Dios.”

La responsabilidad ecológica, aunque es un tema que alcanza su auge y popularidad en la actualidad con una amplia difusión en los medios, EN REALIDAD HUNDE SUS RAÍCES EN EL MISMO ORIGEN DEL HOMBRE, ES DECIR, EN LA CREACIÓN.

En los textos bíblicos del Antiguo Testamento ya se ve cómo “la fe de Israel vive en el tiempo y en el espacio de este mundo, que se percibe no como un ambiente hostil o un mal del cual liberarse, sino como el don mismo de Dios, el lugar y el proyecto que Él confía a la guía responsable y al trabajo del hombre.

La naturaleza, obra de la acción creadora de Dios, no es una peligrosa adversaria.
Dios, que ha hecho todas las cosas, de cada una de ellas «vio que estaba bien» (Gen 1,4.10.12.18.21.25).
En la cumbre de su creación, el Creador colocó al hombre como algo que «estaba muy bien» (Gen 1,31).
Sólo el hombre y la mujer, entre todas las criaturas, han sido queridos por Dios «a imagen suya» (Gen 1,27):

A ellos el Señor confía la responsabilidad de toda la creación, la tarea de TUTELAR SU ARMONÍA Y DESARROLLO (cf. Gen 1,26-30).

El vínculo especial con Dios explica la posición privilegiada de la pareja humana en el orden de la creación”.
 “Los resultados de la ciencia y de la técnica son, en sí mismos, positivos:

Los cristianos lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar con el Creador, están, por el contrario persuadidos de que las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio”.

 Si el hombre interviene sobre la naturaleza sin abusar de ella ni dañarla, se puede decir que “INTERVIENE NO PARA MODIFICAR LA NATURALEZA, SINO PARA AYUDARLA A DESARROLLARSE EN SU LÍNEA, LA DE LA CREACIÓN, LA QUERIDA POR DIOS.
Trabajando en este campo, sin duda delicado, el investigador se adhiere al designio de Dios.
Dios ha querido que el hombre sea el rey de la creación”.

EN EL FONDO, ES DIOS MISMO QUIEN OFRECE AL HOMBRE EL HONOR DE COOPERAR CON TODAS LAS FUERZAS DE SU INTELIGENCIA EN LA OBRA DE LA CREACIÓN.

“La tendencia a la explotación «inconsiderada» de los recursos de la creación es el resultado de un largo proceso histórico y cultural: la época moderna ha experimentado la creciente capacidad de intervención transformadora del hombre.

El aspecto de conquista y de explotación de los recursos ha llegado a predominar y a extenderse, y amenaza hoy la misma capacidad de acogida del medio ambiente:

El ambiente como recurso pone en peligro el ambiente como casa. A causa de los poderosos medios de transformación que brinda la civilización tecnológica, a veces PARECE QUE EL EQUILIBRIO HOMBRE – AMBIENTE HA ALCANZADO UN PUNTO CRÍTICO”. “Una correcta concepción del medio ambiente, si por una parte no puede reducir utilitariamente la naturaleza a un mero objeto de manipulación y explotación, por otra parte, tampoco debe absolutizarla y colocarla, en dignidad, por encima de la misma persona humana.
En este último caso, se llega a divinizar la naturaleza o la tierra, como puede fácilmente verse en algunos movimientos ecologistas que piden se otorgue un reconocimiento institucional internacionalmente garantizado a sus ideas”.
“La naturaleza está a nuestra disposición no como un «montón de desechos esparcidos al azar», sino como un don del Creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se deben seguir para «guardarla y cultivarla» (cf. Gen 2,15).
Pero se ha de subrayar que es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma”.
El Magisterio Social también subraya la RESPONSABILIDAD HUMANA DE PRESERVAR UN AMBIENTE ÍNTEGRO Y SANO PARA TODOS:

“La humanidad de hoy, si logra conjugar las nuevas capacidades científicas CON UNA FUERTE DIMENSIÓN ÉTICA, CIERTAMENTE SERÁ CAPAZ DE PROMOVER EL AMBIENTE COMO CASA Y COMO RECURSO, EN FAVOR DEL HOMBRE Y DE TODOS LOS HOMBRES; DE ELIMINAR LOS FACTORES DE CONTAMINACIÓN; Y DE ASEGURAR CONDICIONES DE ADECUADA HIGIENE Y SALUD TANTO PARA PEQUEÑOS GRUPOS COMO PARA GRANDES ASENTAMIENTOS HUMANOS.

La tecnología que contamina, también puede descontaminar; la producción que acumula, también puede distribuir equitativamente, a condición DE QUE PREVALEZCA LA ÉTICA DEL RESPETO A LA VIDA, A LA DIGNIDAD DEL HOMBRE Y A LOS DERECHOS DE LAS GENERACIONES HUMANAS PRESENTES Y FUTURAS.”.

En este contexto, Juan Pablo II, desde el confín de las Américas, señaló proféticamente: “Desde el Cono Sur del Continente Americano y frente a los ilimitados espacios de la Antártida, lanzó un llamado a todos los responsables de nuestro planeta para proteger y conservar la naturaleza creada por Dios: NO PERMITAMOS QUE NUESTRO MUNDO SEA UNA TIERRA CADA VEZ MÁS DEGRADADA Y DEGRADANTE”.

La tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad: SE TRATA DEL DEBER, COMÚN Y UNIVERSAL, DE RESPETAR UN BIEN COLECTIVO, destinado a todos, impidiendo que se puedan “utilizar impunemente las diversas categorías de seres, vivos o inanimados –animales, plantas, elementos naturales–, como mejor apetezca, según las propias exigencias”.

Es una responsabilidad que debe crecer, teniendo en cuenta la globalidad de la actual crisis ecológica y la consiguiente necesidad de afrontarla globalmente, ya que todos los seres dependen unos de otros en el orden universal establecido por el Creador: “CONVIENE TENER EN CUENTA LA NATURALEZA DE CADA SER Y SU MUTUA CONEXIÓN EN UN SISTEMA ORDENADO, QUE ES PRECISAMENTE EL COSMOS”.

“La responsabilidad de salvaguardar el medio ambiente, patrimonio común del género humano, se extiende no sólo a las exigencias del presente, sino también a las del futuro: Herederos de generaciones pasadas y beneficiándonos del trabajo de nuestros contemporáneos, ESTAMOS OBLIGADOS PARA CON TODOS Y NO PODEMOS DESINTERESARNOS DE LOS QUE VENDRÁN A AUMENTAR TODAVÍA MÁS EL CÍRCULO DE LA FAMILIA HUMANA.

La solidaridad universal, que es un hecho y un beneficio para todos, es también un deber”.
Se trata de una responsabilidad que las generaciones presentes tienen respecto a las futuras, UNA RESPONSABILIDAD QUE INCUMBE TAMBIÉN A CADA ESTADO Y A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL”.

“Los graves problemas ecológicos REQUIEREN UN EFECTIVO CAMBIO DE MENTALIDAD que lleve a adoptar nuevos estilos de vida, a tenor de los cuales LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD, DE LA BELLEZA Y DEL BIEN, ASÍ COMO LA COMUNIÓN CON LOS DEMÁS HOMBRES PARA UN DESARROLLO COMÚN, SEAN LOS ELEMENTOS QUE DETERMINEN LAS OPCIONES DEL CONSUMO, DE LOS AHORROS Y DE LAS INVERSIONES”.

“¡Cuántos abusos y daños ecológicos se dan también en muchas regiones americanas!
Baste pensar EN LA EMISIÓN INCONTROLADA DE GASES NOCIVOS O EN EL DRAMÁTICO FENÓMENO DE LOS INCENDIOS FORESTALES, PROVOCADOS A VECES INTENCIONADAMENTE POR PERSONAS MOVIDAS POR INTERESES EGOÍSTAS.

Estas devastaciones pueden conducir a una verdadera desertización de no pocas zonas de América, CON LAS INEVITABLES SECUELAS DE HAMBRE Y MISERIA.

El problema se plantea, con especial intensidad, en la selva amazónica, inmenso territorio que abarca varias naciones: del Brasil a la Guayana, a Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Es uno de los espacios naturales más apreciados en el mundo por su diversidad biológica, siendo vital para el equilibrio ambiental de todo el planeta”.

Ante esta situación, Aparecida nos deja “algunas propuestas y orientaciones:
a) Evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de la creación, SABIÉNDOLA CONTEMPLAR Y CUIDAR COMO CASA DE TODOS LOS SERES VIVOS Y MATRIZ DE LA VIDA DEL PLANETA, a fi n de ejercitar responsablemente el señorío humano sobre la tierra y los recursos, para que pueda rendir todos sus frutos en su destinación universal, educando para un estilo de vida de sobriedad y austeridad solidarias.
b) Profundizar la presencia pastoral en las poblaciones más frágiles y amenazadas por el desarrollo depredatorio, y apoyarlas en sus esfuerzos PARA LOGRAR UNA EQUITATIVA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA, DEL AGUA Y DE LOS ESPACIOS URBANOS.
c) Buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, BASADO EN UNA ÉTICA QUE INCLUYA LA RESPONSABILIDAD POR UNA AUTÉNTICA ECOLOGÍA NATURAL Y HUMANA, QUE SE FUNDAMENTA EN EL EVANGELIO DE LA JUSTICIA, LA SOLIDARIDAD Y EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES, Y QUE SUPERE LA LÓGICA UTILITARISTA E INDIVIDUALISTA, QUE NO SOMETE A CRITERIOS ÉTICOS LOS PODERES ECONÓMICOS Y TECNOLÓGICOS.
Por tanto, alentar a nuestros campesinos a que se organicen de tal manera que puedan lograr su justo reclamo.
d) Empeñar nuestros esfuerzos en LA PROMULGACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS Y PARTICIPACIONES CIUDADANAS QUE GARANTICEN LA PROTECCIÓN, CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA NATURALEZA.
e) Determinar medidas de monitoreo y control social sobre la aplicación en los países de los estándares ambientales internacionales”.

Consciente de la fuerza renovadora del cristianismo, también en sus relaciones con la cultura y la realidad social, la Iglesia ofrece la contribución de su enseñanza PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD DE LOS HOMBRES, MOSTRANDO EL SIGNIFI CADO SOCIAL DEL EVANGELIO.

La Iglesia, con su doctrina social, ofrece sobre todo UNA VISIÓN INTEGRAL Y UNA PLENA COMPRENSIÓN DEL HOMBRE, EN SU DIMENSIÓN PERSONAL Y SOCIAL.

“La antropología cristiana anima y sostiene la obra pastoral de la inculturación de la fe, dirigida a renovar desde dentro, con la fuerza del Evangelio:
Los criterios de juicio,
Los valores determinantes,
Las líneas de pensamiento y
Los modelos de vida del hombre            contemporáneo:
Con la inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo que es, e instrumento más apto para su misión.
La Iglesia es consciente de que debe dar un gran paso adelante en su evangelización; DEBE ENTRAR EN UNA NUEVA ETAPA HISTÓRICA DE SU DINAMISMO MISIONERO.


En esta perspectiva pastoral se sitúa la enseñanza social: la nueva evangelización, de la que el mundo moderno tiene urgente necesidad... debe incluir entre sus elementos esenciales EL ANUNCIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA”.

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