“JESUITAS, 450 AÑOS DE AMOR Y SERVICIO AL
PAÍS”
Homilía de Mons. Nicola Girasoli,
Nuncio Apostólico en ocasión del 450º Aniversario
Estamos
celebrando un aniversario muy especial: 450 años de la llegada y de la
presencia de los Jesuitas en el Perú.
Y el primer profundo sentimiento que
sale de nuestros corazones es el agradecimiento.
Muchas
gracias, Hermanos Jesuitas, han sido 450 años de amor y de servicio al País. La
presencia de los Jesuitas en la historia de nuestro queridísimo país ha sido
fundamental para el desarrollo cultural,
cívico y social del Perú. Muchísimas generaciones de hombres y de mujeres
creyentes y no creyentes, católicos u de otras denominaciones religiosas del
Perú repiten hoy de manera especial muchas gracias.
Y
todos, todos estamos de acuerdo y convencidos que los Jesuitas en el Perú han
hecho siempre las cosas bien, por esto le repetimos ¡gracias!. ¡Bravo!
Gracias
por su compromiso en el sector de la educación y de la evangelización llevadas
adelante en el curso de los siglos siempre con el respeto de las culturas
locales y originarias de nuestro País, promoviendo la justicia social.
Este
aniversario no es solamente memoria histórica y reconocimiento de un glorioso
pasado, es también una herencia que nos
invita en el presente a despertar un nuevo entusiasmo y un renovado dinamismo
apostólico bien expresado en el lema que han elegido para este aniversario: La Fe que transforma, la Fe que nos empuja a recorrer
nuevos caminos para el futuro.
Y
el Papa Francisco, en la reciente Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate
en el párrafo 135 nos dice que Dios siempre es novedad, que siempre
nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo
conocido, hacia las periferias y las fronteras.
MIRAR AL PASADO CON AGRADECIMIENTO,
VIVIR EL PRESENTE CON ENTUSIASMO Y CAMINAR HACIA EL FUTURO CON ESPERANZA.
Y
el Camino es el llamado del Papa Francisco para UNA IGLESIA EN SALIDA MISIONERA HACIA LAS PERIFERIAS DEL MUNDO, HACIA
LOS MÁS POBRES, HACIA LOS QUE NO TIENEN VOZ, HACIA LOS MÁS NECESITADOS.
Y
el Papa Francisco nos dice que Jesús está en las periferias Y NOS ESTÁ ESPERANDO EN EL CORAZÓN DE
NUESTROS HERMANOS HERIDOS, EN LOS HERMANOS QUE TIENEN SU VIDA OPRIMIDA Y SUS
ALMAS OSCURECIDAS (GE 135).
La
fe es el oxígeno de la vida, no podemos vivir sin fe,
necesitamos este oxigeno que salva. En la primera lectura hemos proclamado que
solamente en Cristo podemos salvarnos (Hch 4,12) Y LA FE NOS TRANSFORMA CUANDO NOS
ENTREGAMOS GENEROSAMENTE A LOS HERMANOS Y HERMANAS MÁS NECESITADOS.
Y
ustedes queridos hermanos Jesuitas del Perú tienen en su Historia un ícono que
los invita a salir al encuentro de los pobres… es
el ilustre Padre Antonio Ruiz de Montoya, un gran precursor
de una Iglesia en salida misionera. Él, al final del siglo XVI, se puso en
camino hacia Paraguay y junto a otros jesuitas fundó las reducciones del
Paraguay siendo el lingüista y autor de obras de teología mística.
Antonio
Ruiz de Montoya viajó mucho y sabemos que cuando murió en Lima en el 1652 un
grupo de indígenas guaraní vinieron desde Paraguay a Lima a recoger sus restos
para depositarlos y enterrarlos en las tierras donde él había sido misionero.
Nos
ayuda en el camino de una Iglesia en salida misionera, una terapia que
lamentablemente no practicamos mucho en nuestra Iglesia… necesitamos poner en
marcha la terapia de la escucha.
Necesitamos escuchar a todos, a todas, especialmente aquellos que tienen
heridas profundas y se sienten marginados.
LA TERAPIA DE LA ESCUCHA ES UNA
ACTITUD DE HUMILDAD Y DE SERVICIO.
El
Papa Francisco, en esta gloriosa Iglesia de San Pedro el 19 de Enero,
contestando a la pregunta de un padre Jesuita ha dicho que escuchar nos ayuda a luchar contra la
tentación de la mundanidad.
Refiriéndose
también a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el Papa
Francisco nos decía, en esta iglesia de San Pedro, que la mundanidad no es solamente llevar una vida demasiado relajada y
frívola. Esas son solamente las consecuencias de la mundanidad.
LA MUNDANIDAD ES ELEGIR Y SEGUIR LOS
CRITERIOS DEL MUNDO, ES USAR EL PODER POR SÍ MISMO, OLVIDÁNDOSE DEL SERVICIO A
LOS DEMÁS; OLVIDÁNDOSE QUE PARA LA IGLESIA LA AUTORIDAD NO ES SINÓNIMO DE PODER
SINO DE SERVICIO (Osservatore Romano, Ed. Española,
no. 9/2018 – 2 de marzo 2018 pp. 6/7).
La
mundanidad nos hace perder la identidad propia evangélica de nuestras
instituciones y de nuestra misión evangelizadora.
La
terapia de la escucha, al contrario,
FORTALECE LA IDENTIDAD Y EL CAMINO DE LA UNIDAD EXPRESADA EN EL EVANGELIO DE
HOY CON LA IMAGEN DE UN SOLO PASTOR Y UN SOLO REBAÑO
(Juan 10,16).
Hermanos
y Hermanas, queremos que la Fe transforme, y la transformación pasa también a
través del don de nuevas vocaciones para continuar y fortalecer la misión de
los Jesuitas para el servicio y la entrega a los demás.
Este
domingo que se celebra la Jornada Mundial de las Vocaciones estamos llamados a
rezar de manera especial por las vocaciones.
El
Papa Francisco, en el Mensaje de esta Jornada Mundial Vocacional, nos habla de
las tres etapas del camino vocacional: ESCUCHA,
DISCERNIMIENTO Y VIDA.
Como
el faro que con su luz ilumina y orienta hacia el puerto, una autentica
pastoral vocacional debe acompañar al llamado de Dios con la luz del ejemplo y
de un testimonio entusiasta de la vida religiosa.
Hermanos
y Hermanas, hay una palabra en el Evangelio que en su sentido profundo resume
todo el mensaje y toda la obra de Cristo. Esta palabra es tan importante que el
evangelista San Marcos la menciona en la misma lengua de Jesús (Mc 7,33).
Un día mientras Jesús estaba caminando cerca del Mar de Galilea le presentaron
un sordo que además hablaba con dificultad y Jesús tocándolo le dijo: ÉFFATA…ÁBRETE!
Hoy
Jesús, en medio de nosotros, toca el corazón de cada uno y nos dice: ÉFFATA- ÁBRETE, Iglesia del
PERU… !Ábrete a la escucha, Iglesia del Perú!
ÁBRETE AL ENCUENTRO CON LOS POBRES Y
CON LO QUE LA SOCIEDAD CONSIDERA DESCARTABLE.
ÉFFATA, ÁBRANSE no nos quedemos
encerrados en nuestras instituciones,
ENTRE LOS MUROS QUE NOS ALEJAN DE LAS NECESIDADES DEL PUEBLO DE DIOS.
ÉFFATA, ÁBRANSE, queridos
Hermanos Obispos…Abran sus corazones, rompiendo todos los signos de poder para
remplazarlos con los signos del servicio al pueblo de Dios. ÁBRANSE, Hermanos
Obispos, PARA UN AUTÉNTICO CAMINO DE
PERDÓN Y RECONCILIACIÓN.
ÉFFATTA,
ÁBRANSE a la escucha de todos,
ESPECIALMENTE DE LOS QUE NO TIENEN VOZ Y SON MARGINADOS.
ÉFFATA,
HERMANOS JESUITAS! Ábranse con el ejemplo de Antonio Ruiz de Montoya.
¡Salgan
y refuercen su vocación con la dimensión misionera! FORMACIÓN DE LA FE, FORMACIÓN EDUCATIVA Y FORMACIÓN CÍVICA a través
de las Obras Sociales que son los tres pilares de la misión de los Jesuitas hoy
en el Perú. ÁBRANSE.
QUERIDOS
HERMANOS Y HERMANAS, hoy Jesús toca el corazón de cada uno de nosotros y nos
grita: Queremos una IGLESIA del ÉFFATA…Una Iglesia que se
abre al encuentro con los pobres y necesitados.
Sí.
Queremos en el Perú una Iglesia del ÉFFATA. UNA IGLESIA, como
nos repite el Papa Francisco, con las puertas abiertas, bien abiertas y donde
todos se sientan adentro y ninguno se sienta al margen.
Hermanos
y Hermanas, LA FE NOS TRANSFORMA SI
TENEMOS SIEMPRE LOS BRAZOS Y EL CORAZÓN ABIERTO
¡Vivan los Jesuitas
del Perú.
AMEN.
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