¿SABIAS QUE DIOS
ES NUESTRO PADRE, JESUCRISTO NUESTRO
HERMANO QUE DA SU VIDA POR NOSOTROS, Y EL ESPÍRITU COMO FUERZA DEL AMOR QUE UNE
NUESTROS CORAZONES PARA FORMAR ENTRE TODOS UNA SOLA FAMILIA?
(Mt 28, 16-20)
P. Carlos
Cardó SJ
En aquel tiempo, los once
discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al
verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les
dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a
cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el
fin del mundo".
Jesús, antes
de partir, envió a sus apóstoles a todo el mundo para hacer discípulos de todas
las gentes y bautizarlas.
Antes de que
Mateo escribiera su evangelio, el bautismo se impartía en nombre de Jesucristo,
aunque había iglesias en las que la liturgia bautismal incluía el nombre de las
tres personas de la Trinidad, tal como las menciona sobre todo San Pablo (2 Cor 13,13; 1 Cor 12,4-6, cf 1 Cor 6,11,
Ga14, 6,1 Pe 1, 2).
Probablemente
hubo también el interés de asociar el bautismo cristiano al de Jesús, en el que
resonó desde el cielo la voz de Padre, y el Espíritu Santo descendió hasta Él (Mt 3, 16s).
La invocación
del triple nombre afirmaba que los bautizados no solo recibían la fe en Cristo SINO TAMBIÉN EXPERIMENTABAN LA INFUSIÓN DEL
ESPÍRITU POR EL CUAL RENACÍAN A UNA NUEVA VIDA DE HIJOS E HIJAS DE DIOS, PADRE
DE JESUCRISTO Y PADRE NUESTRO.
La mención de
las tres personas no implicaba aún el dogma trinitario, que se desarrolló más
tarde, pero permite ver que en los primeros cristianos actuaba ya la fe en el
misterio de Dios Trinidad.
Conviene
recordar que “misterio” no es una suerte de enigma que no se puede comprender.
En sentido cristiano, MISTERIO ES UNA
VERDAD REVELADA, QUE CONOCEMOS PORQUE ALGUIEN, EN QUIEN CONFIAMOS PLENAMENTE,
NOS LA HA COMUNICADO Y QUE, UNA VEZ ACOGIDA, NO DEJA DE DÁRSENOS A CONOCER,
PRODUCIENDO EFECTOS EN NUESTRA VIDA. NO ES UNA IDEA ABSTRACTA SINO UNA VERDAD
QUE TRANSFORMA LA VIDA, DÁNDOLE SENTIDO Y CALIDAD.
El misterio
de la Trinidad nos dice que Dios NO ES UN ENTE ABSTRACTO Y LEJANÍSIMO, SINO VIDA Y FUENTE DE VIDA, Y POR
ESO ES COMUNIDAD Y RELACIÓN.
La expresión de San Juan: Dios
es amor pone justamente de relieve la relación interna que
constituye el ser de Dios:
El que ama (el Padre),
El que es amado (el Hijo) y
El amor con que se aman y se unen (el Espíritu Santo).
Y como hemos sido creados a su imagen y semejanza, los seres humanos ALCANZAMOS NUESTRO PLENO DESARROLLO EN
NUESTRA RELACIÓN DE HIJOS E HIJAS PARA CON DIOS Y DE HERMANOS Y HERMANAS ENTRE
NOSOTROS.
Guiados por
los profetas, Israel fue intuyendo progresivamente a lo largo de su historia, y
siempre de manera velada y fragmentaria, el misterio del único Dios en tres
personas.
Vieron a Dios
como Padre, creador y señor, que por pura benevolencia había escogido a su
pueblo de Israel para desde él ofrecer a la humanidad el don de la salvación de
la muerte eterna.
Experimentaron
también el misterio de Dios AL SENTIR LA
FUERZA, QUE COMO FUEGO O VIENTO IMPETUOSO (ESPÍRITU)
SOSTIENE Y
ORIENTA LA CREACIÓN,
ILUMINA LAS
MENTES,
DISPONE LOS
CORAZONES PARA EL AMOR E
INSTRUYE EN EL RECTO OBRAR CONFORME A LA LEY MORAL.
Y también por
inspiración de los profetas, llegaron a intuir que, en el tiempo fijado, Dios
enviaría un Salvador, el Mesías, el Señor.
ANUNCIADO COMO
LUZ DE LAS
NACIONES,
PASTOR,
MAESTRO Y
SERVIDOR,
EL MESÍAS HARÍA POSIBLE LA
MÁXIMA CERCANÍA DE DIOS CON LOS HOMBRES, Y SERÍA LLAMADO EMMANUEL, DIOS CON
NOSOTROS.
Pero podemos
afirmar que sólo en Jesús de Nazaret, en su palabra y en sus actitudes, en su
vida y en su muerte, LLEGA A PLENITUD EL
CONOCIMIENTO DE DIOS TRINIDAD.
Ante la
revelación de Dios en Jesús de Nazaret, LAS
ANTIGUAS INTUICIONES DE LOS PROFETAS QUEDAN OPACADAS.
Podemos decir
que sin Él, difícilmente habríamos podido conocer que Dios realiza la unidad de
su ser en tres personas:
Como EL PADRE, a quien Jesús ora Y SE ENTREGA HASTA LA MUERTE Y ES QUIEN LO
RESUCITA;
Como EL HIJO que está junto al Padre, NOS TRANSMITE TODO SU AMOR LIBERADOR Y EN
QUIEN EL MISMO DIOS SE NOS HACE PRESENTE AL MODO HUMANO; y
Como EL ESPÍRITU SANTO que es LA PRESENCIA CONTINUA DEL AMOR DE DIOS EN
NOSOTROS Y EN LA HISTORIA.
Jesús mantuvo
con Dios una singular relación de cercanía e intimidad, que Él expresaba con el
lenguaje con que un hijo se dirige a su padre llamándole: Abbá. Mantuvo con él la más absoluta
confianza:
Mi Padre me
ha enviado y
Yo vivo por él;
Las palabras que les digo se las he oído a mi Padre;
Mi padre y yo somos una misma cosa.
Al
explicarnos esto, Jesús nos enseñó cómo y por qué Dios es Padre, suyo y nuestro. Subo a mi
Padre y vuestro Padre, a mi Dios y
vuestro Dios.
Asimismo,
Jesús reclamó para sí la plena posesión del Espíritu divino. Se aplicó, sin
temor a ser tenido por pretencioso y blasfemo, las palabras de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha consagrado;
Me ha enviado
a anunciar la buena nueva a las
naciones... (Lc 4, 18-19;
Is 61, 1-2). y
Después de su resurrección,
ENVIÓ DESDE EL PADRE AL ESPÍRITU SANTO
COMO LO HABÍA PROMETIDO a los apóstoles.
Por este
mismo Espíritu tenemos acceso a Jesucristo, lo adoramos como Dios y hombre
verdadero.
Por Él
también tenemos acceso al Padre como hijos e hijas, liberados de toda opresión
y temor.
Por Él
formamos entre todos una familia especial, más allá de toda diferencia, la
Iglesia en la que Cristo se prolonga por toda la historia.
Este es el núcleo central de nuestra fe:
Un solo Dios que EN CUANTO PADRE
CREA FAMILIA,
Que EN CUANTO HIJO CREA FRATERNIDAD y
EN CUANTO ESPÍRITU SANTO CREA COMUNIDAD.
De este modo, el misterio de la Trinidad se convierte en nuestro propio misterio: nos
realizamos a imagen de Dios NO COMO
INDIVIDUOS AISLADOS SINO FORMANDO COMUNIDAD.
Misterio de
comunión, la Trinidad nos hace apreciar esta verdad que da sentido a la vida:
La verdad de la comunión fraterna,
De la solidaridad,
Del respeto y la mutua comprensión,
Del afecto y la bondad,
EN UNA
PALABRA, LA VERDAD DEL AMOR.
Por eso, la
fe en Dios Trinidad, ENCUENTRA EN EL
AMOR HUMANO SU EXPRESIÓN MÁS CERCANA Y SUGERENTE.
En la unión
amorosa del hombre y de la mujer, DE LA
QUE NACE EL NIÑO, podemos tener una continua fuente de inspiración para
nuestra oración y para nuestro empeño diario POR HACER DE ESTE MUNDO UN VERDADERO HOGAR.
El misterio de la Trinidad Santa no
es, pues, una teoría ni un dogma racional.
Es una verdad que ha de ser llevada a
la práctica. Porque quien confiesa a Dios como Trinidad, VIVE LA PASIÓN DE CONSTRUIR UNA SOCIEDAD EN LA QUE SEA POSIBLE
SENTIR A DIOS COMO PADRE,
A JESUCRISTO COMO HERMANO QUE DA SU
VIDA POR NOSOTROS, Y
AL ESPÍRITU COMO FUERZA DEL AMOR QUE
UNE LOS CORAZONES PARA FORMAR ENTRE TODOS UNA SOLA FAMILIA.
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