COMO HIJOS DE DIOS, DEBEMOS
COMPORTARNOS COMO HERMANOS, OBRANDO CON LA FUERZA Y MOTIVACIÓN DEL AMOR QUE ES
LO MÁS GRANDE, Y QUE NO PASARÁ JAMÁS.
Lc 1,1-4;
4,14-21
P. Carlos Cardó SJ
Muchos han
tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y
como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron
en la predicación.
Yo
también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo,
desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de
lo que se te ha enseñado.(Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el
desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea.
Iba
enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la
región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado.
Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura.
Fue también a Nazaret, donde se había criado.
Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura.
Se le dio
el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba
escrito:
El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres
la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los
ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del
Señor.
Enrolló el
volumen, lo devolvió al encargado y se sentó.
Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en Él.
Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en Él.
Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
El evangelio de
hoy tiene dos partes:
La primera es el prólogo de la obra de Lucas (1,1-4).
La segunda, cuatro capítulos después, narra LOS INICIOS DE LA ACTIVIDAD PÚBLICA DE JESÚS EN NAZARET (4,14-21).
El prólogo indica que el escrito
está dedicado a un cierto Teófilo, que no sabemos bien si es un personaje real o ideal.
Algunos
comentaristas lo consideran una persona histórica, un ayudante de Lucas en su
tarea evangelizadora. Lo más acertado es decir que se trata de una figura
simbólica, el discípulo de todos los
tiempos.
“Teófilo”
significa “amado de Dios” o “amante de
Dios”.
El discípulo de
Jesús, que recibe su mensaje, sabe que es amado de Dios y desea llegar a amar
realmente a Dios.
Se puede decir QUE LUCAS DEDICA SU EVANGELIO AL CRISTIANO
QUE QUIERE LLEGAR A SER UN ADULTO EN SU FE, CONSCIENTE DE LA RESPONSABILIDAD
QUE LE ATAÑE EN EL MUNDO.
A ese cristiano,
lo quiere conducir a vivir una experiencia similar a la de los discípulos de Emaús,
es decir, a escuchar al Señor, a reconocerlo “al partir el pan” y hallarlo
presente en la comunidad, CUYOS MIEMBROS
DAN TESTIMONIO DE QUE “VERDADERAMENTE EL SEÑOR HA RESUCITADO Y SE HA APARECIDO
A SIMÓN” (24,34).
Lucas declara
que su intención al escribir su evangelio es componer un relato de los hechos que se han
verificado en torno a Jesús de Nazaret.
Hablará de Jesús
en forma narrativa,
empleando las tradiciones
transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores
de la Palabra.
Por
consiguiente, lo que está en el evangelio no son fantasías del autor, sino testimonios recogidos tal como fueron
transmitidos por los que convivieron con Jesús y luego los dieron a conocer a
las primeras comunidades cristianas.
El evangelista
comprueba todo exactamente desde
el principio y lo presenta de manera ordenada, para que los
lectores puedan conocer y entender mejor a Jesús.
Es la finalidad:
que conozcan la solidez de las
enseñanzas recibidas.
En la segunda
parte del texto de hoy se relata el acontecimiento que da inicio a la vida pública
de Jesús.
Nos dice que
Jesús, como era su costumbre, asistió un sábado a la sinagoga de su pueblo y
que se levantó para hacer la lectura. Le dieron un texto del profeta Isaías y
lo explicó aplicándolo a su propia persona.
Hizo ver a sus
oyentes que él era el Mesías esperado,
PORTADOR DEL ESPÍRITU DE DIOS, QUE LO HABÍA UNGIDO PARA ANUNCIAR LA BUENA NOTICIA A LOS POBRES, PARA ANUNCIAR A LOS
CAUTIVOS LA LIBERTAD Y CONSEGUIR LA LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS.
Muchos al
oírlo se admiraron de “las
palabras de gracia” que salían de su boca; vieron que en ellas se
realizaban las promesas de Dios, proclamadas por los antiguos profetas.
Al igual que
aquellos primeros testigos, también la comunidad cristiana primitiva
experimentaba en su quehacer diario la gracia de Dios, sentían que el mismo
Jesús resucitado seguía acompañando a los suyos.
Para ellos y
para nosotros –a quienes se dirige el Evangelio– LAS PALABRAS DE JESÚS SON UNA CONSTANTE LLAMADA A LA VIDA, AL AMOR Y A
LA FELICIDAD, QUE DIOS QUIERE PARA TODOS, AUNQUE A VECES SEA POR CAMINOS
INSOSPECHADOS.
Para nosotros
hoy, el mensaje de este evangelio mantiene plena vigencia: en Cristo se cumplen
las promesas de Dios, se realizan las aspiraciones de todo ser humano.
Jesús proclama
la llegada del reino de Dios. Nos dice que ha llegado una etapa nueva en las
relaciones de Dios con los hombres, en la que Dios ofrece una alianza basada en
el amor, que reclama por parte de todos un amor nuevo.
En esto consiste
la buena noticia: EN QUE SOMOS HIJOS E
HIJAS DE DIOS Y DEBEMOS, POR TANTO, COMPORTARNOS COMO HERMANOS Y HERMANAS,
OBRANDO CON LA FUERZA Y MOTIVACIÓN DEL AMOR, QUE ES EL ESPÍRITU DE DIOS. Y ESTE
AMOR, QUE ES LO MÁS GRANDE, NO PASARÁ JAMÁS.
Asimismo,
estamos llamados a trabajar por la causa de Jesús, que hoy como ayer tiene el
mismo contenido y los mismos destinatarios: LLEVAR LA BUENA NOTICIA A LOS POBRES Y A CUANTOS SUFREN.
El sufrimiento
sigue presente y seguirá a lo largo de la historia hasta el final.
Para ello
contamos con el Espíritu de Jesús, que se encuentra en nosotros como lo estuvo
también en Él.
Ese
Espíritu vivificador nos garantiza el éxito de la empresa, a pesar de los obstáculos que encontremos para su realización y a pesar
de las cortapisas e incoherencias que pongamos los trabajadores en la viña del
Señor.
Ese es
nuestro consuelo y esa es nuestra confianza
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