lunes, 2 de mayo de 2016

ESTA ES UNA BONITA ELEGÍA CRISTIANA, QUE OJALÁ ESPERO LES PUEDA SERVIR.


                                                                              A MI MAMITA

Has ido libremente al lado del Señor en favor de nosotros, porque viviste con Jesús, por Jesús y en Jesús, y por eso Dios te ha aceptado y salvado de la muerte, dándote una nueva vida.

Hoy te sostiene el Señor, no te has hundido en la nada, has sido acogida en la vida eterna de Dios y preservada como persona, como Él mismo y todo Él en tu nueva vida de resucitada.


Viviste con la verdad más profunda de nuestra existencia que es sabernos amados, porque el Señor siempre te miró con la misma ternura de una madre y te ha llevado amparada en la sombra de su brazo.

Dios siempre te decía eres mi amiga, y hoy te ha dicho: ya estás en mi reino y nada nos separará. Somos uno.


 Y Él siempre con  esa voz suave y amorosa que habla en el silencio y en la soledad de nuestros  corazones, no es escuchado o no es convincente a pesar que nos llega por infinitos caminos y en diferentes tonos, y esto sucede porque muchos  no le prestan oídos, víctimas del tiempo y del dinero.


Siempre nos cuidaste con ternura y amor y nos llamabas para hablarnos de alguien más grande que nosotros. Y nos hablabas de Dios.


Es así que llegamos a  conocer el verdadero sentido de nuestras vidas con luz y con verdad,  juntos en esta búsqueda  espiritual para regresar a Dios, nuestro creador.


Nos cuidaste con ternura y amor y nos educaste con mucha paciencia y persistencia.


Nos enseñaste que el mayor regalo que podemos darle a una persona es la condición de ser amado, al poner en acción ese amor con el cual hemos sido creados.

Y es así, que cuando vivimos solo para nuestros propios intereses:
Ya no hay espacio para los demás,
Ya no entran los pobres,
Ya no se escucha la voz de Dios,
Ya no se goza la dulce alegría de su amor,
Ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.
Sin vida digna y plena,
No es una vida Cristiana,
Eso no desea Dios para nosotros.

DIOS NUNCA SE CANSA DE PERDONAR; SOMOS NOSOTROS LOS QUE NOS CANSAMOS DE  RECURRIR A SU TIERNA MISERICORDIA QUE NUNCA NOS DESILUSIONA Y NOS DEVUELVE LA ALEGRÍA.


Nunca te abrumaste por el consumismo vanidoso, materialista, ni por los placeres superficiales buscando sí, el enriquecimiento de una vida cristiana.

El sufrir, y el morir con Jesucristo, tienen sentido y esperanza, nos eleva, nos ennoblece, y siempre será bello y bueno. Porque Él padeció y murió como nosotros, con nosotros y por nosotros para mostrarnos un sepulcro vacío después de la barbarie, y darnos su luz sobre la tierra después de las tinieblas.

Mamita, nos enseñaste que ser cristiano no es una emoción momentánea, sino UN MODO DE VIVIR mostrándonos  siempre compasivos y misericordiosos; así no viviremos tristes, con un vacío interior, aislados. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.

Siempre te preocupaste para que tengamos corazones creyentes, desprendidos y  sencillos, porque sólo así es que se puede colaborar en la superación de los  actuales niveles de deshumanización en el mundo. Él siempre iluminaba tu camino por más densas que fueran las sombras.

Te transformaste  interiormente liberándote de las ataduras a las veleidades, a lo fatuo, al lujo, abdicando a una vida materialista de antivalores propios de este mundo, en el cual nos  deben querer por lo que somos y no por lo que tenemos, convirtiéndonos así en criaturas nuevas.

El bien se te arraigó y desarrolló, para vivir con dignidad y plenitud, conduciéndote por el camino que reconoce al otro y busca su bien.

Dina, asumiste verdaderamente, con tus ojos, el mensaje de Cristo en su belleza, y lo acogiste con fe con inteligencia y en el corazón,  ayudándote  a contemplar las dimensiones de misterio que provocó tu asombro, haciéndolo tuyo.

No tengamos duda de que incluso en el dolor más intenso, en la culpa más honda y en la muerte más inexplicable, el amor de Dios es una fuerza enorme para aceptar y soportar la Situación.

El Dios de Jesús esta junto a los que sufren con su amor salvador, acompañándonos  y compadeciéndonos

Está presente con su amor que comparte las heridas y la consternación. Siempre que el hombre grite a Dios por cualquier dolor o sufrimiento, siempre estará acompañado por el grito de ese Dios humano que es Jesús. Ahí está como cuando oró en el huerto y en la Cruz.


¡GRACIAS MAMITA DINA,  HASTA  PRONTO¡
Mostrar menos
1

No hay comentarios:

Publicar un comentario